Y me refiero al crecimiento del PIB per cápita. ¿Crecemos? Sí, el PIB crece y los políticos sacan pecho. Pero no llega a la población. Más impuestos, inflación, el mercado laboral más pobre de la UE y de la OCDE, datos de riesgo de pobreza estremecedores… 

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Mientras países de la Unión Europea -que tampoco atraviesan su mejor momento- han conseguido aumentar su output por habitante desde la crisis financiera de 2008, España sigue anclada. Esto no significa que no haya habido crecimiento: el PIB ha subido en términos absolutos y la población también. Pero el problema es que la riqueza que generamos por persona apenas ha mejorado. Y eso, en un país que aspiraba a converger con Europa, es un serio toque de atención.

El PIB per cápita no es solo una estadística para economistas; es el mejor resumen de cuánto valor económico genera, en promedio, cada ciudadano. Si no crece, es muy difícil que crezcan los salarios reales, que mejore la sanidad o que aumenten las pensiones de forma sostenible. Y, peor aún, sin crecimiento sostenido, el país se vuelve vulnerable a los shocks: una subida de tipos, una nueva crisis financiera o una desaceleración global pueden hacer más daño que en países con una economía más robusta.

Además, el estancamiento económico genera frustración social. Si las nuevas generaciones ven que trabajan más, ganan menos y tienen menos oportunidades que sus padres, la consecuencia lógica es el desencanto. Y eso alimenta el populismo, la polarización política y la falta de cohesión social.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

No vale excusarnos en que hay otros países que lo hacen peor. La media de España es peor que la de la OCDE, Europa, e incluso de países mucho más ricos que les debería costar más ese crecimiento. Entonces, ¿hay solución? Claro que la hay. Pero requiere valentía política y visión a largo plazo. Y tengo mis dudas sobre el plazo y la capacidad de los gobernantes.  

Desde luego, algunas soluciones pasan por el sistema de enseñanza y la educación financiera; por el mercado laboral, y su flexibilización; por la simplificación administrativa y burocrática; y por la eficiencia del gasto y la recaudación impositiva.  En cualquier caso, no es el objetivo de este artículo dar soluciones, sino alertar del problema que tenemos para que muchos seamos conscientes y exijamos que las cosas cambien. Cuando salen los datos de pobreza en España no de extrañar que sean tan preocupantes. Si el PIB per cápita cae en los últimos 15 años, poco podemos esperar de la carencia material. En resumidas cuentas, que somos más pobres, sí. Más pobres, lo repito. 

España tiene talento, recursos naturales, clima, infraestructuras y una posición geográfica envidiable. Pero si no se cambia el rumbo, seguiremos igual, es decir, peor cada año. Quince años perdidos ya son demasiados. No dejemos que se conviertan en treinta.