Tras un comienzo de agosto muy agitado, la calma parece haber regresado a muchos sectores del mercado. Índices bursátiles como el MSCI World ya han cerrado con precios ligeramente superiores a los del máximo alcanzado a mediados de julio de este año. Por su parte, en los mercados de deuda corporativa, las primas de los CDS (que ofrecen protección contra posibles impagos de los emisores de deuda), considerablemente más elevadas, también han caído de manera significativa. Por otro lado, los rendimientos de la deuda pública estadounidense han retrocedido notablemente desde julio, sobre todo en los títulos de corta duración. Esto refleja las expectativas de recortes de los tipos, impulsadas por el debilitamiento de los datos del mercado laboral estadounidense, y que la Reserva Federal (Fed) confirmó durante la conferencia anual en Jackson Hole.
¿Hasta qué punto hay que tomarse en serio el riesgo de desaceleración en EE.UU. y Europa? Para responder a esta pregunta, conviene seguir de cerca los indicadores del sector corporativo, además de los datos macroeconómicos tradicionales. La temporada de presentación de resultados del segundo trimestre, que está a punto de terminar, puede considerarse, en general, positiva para las empresas que cotizan en el índice S&P 500. El 80% de las empresas estadounidenses superaron las expectativas de beneficios, lo que estuvo ligeramente por encima de la media. Sin embargo, la magnitud de la sorpresa, con un 3,5%, fue algo menor de lo habitual. Por otro lado, el periodo de abril a junio registró un crecimiento de los beneficios del 11%, el mayor incremento interanual desde el último trimestre de 2021. Pese a ello, las empresas estadounidenses presentaron unas ventas moderadas y menos compañías de lo habitual lograron superar las expectativas del mercado en cuanto a generación de ingresos; y las que lo consiguieron lo lograron en menor medida de lo esperado. Así, unos beneficios sólidos y un crecimiento de ventas ligeramente moderado han conducido a un nuevo aumento en los márgenes de beneficio, que ya son históricamente elevados.
Esto puede interpretarse como una señal de disciplina en la gestión de costes, un poder de fijación de precios persistentemente alto en algunos segmentos y una disminución de la competencia, especialmente entre las grandes multinacionales.
Por su parte, el crecimiento de los beneficios en Europa fue notablemente inferior al del otro lado del Atlántico, con algo más del 3% en el segundo trimestre. Esto no sólo refleja el menor ritmo de crecimiento general, sino también la práctica ausencia de grandes compañías tecnológicas y de plataformas de rápido crecimiento. El análisis de varios indicadores adelantados de los beneficios empresariales en EE.UU. y en todo el mundo sugiere que la mayoría de ellos continúa indicando un crecimiento sólido de los beneficios en el futuro. Estos indicadores van desde el sentimiento positivo de los CEO estadounidenses (US Conference Board CEO Confidence) hasta el rápido crecimiento de las exportaciones en un país tan integrado en la economía global como Corea del Sur (ver nuestro Gráfico de la Semana). Además, los criterios menos restrictivos de los bancos estadounidenses para conceder préstamos a las empresas representan otra señal alentadora para la economía.
Por otro lado, cada vez más informes utilizan programas de reconocimiento de voz para determinar si el lenguaje empleado por los ejecutivos durante las llamadas con analistas, en relación con los informes de resultados, apunta en una dirección positiva o negativa. El análisis del grupo bancario mundial HSBC sugiere que las declaraciones sobre indicadores clave de resultados, como beneficios, ventas y márgenes, son cada vez más optimistas tanto para las empresas estadounidenses como para las europeas.
Claves de la próxima semana
La atención de los inversores se centrará sin duda en los datos del mercado laboral estadounidense de agosto, que se publicarán el viernes. Tras el informe discreto del mercado laboral de julio, que se vio afectado por factores meteorológicos extremos, se espera que las cifras de este mes muestren un modesto repunte en el crecimiento del empleo. Como es habitual a principios de mes, también se prevé que los inversores analicen de cerca el índice global de gestores de compras (PMI). En la mayoría de las regiones, las estimaciones preliminares sugieren que las empresas están evolucionando de manera satisfactoria. Además, dos indicadores que podrían ofrecer información valiosa son la encuesta JOLTs sobre el mercado laboral estadounidense y los datos concretos sobre productividad y costes laborales unitarios en EE.UU. para el segundo trimestre.
Desde el punto de vista corporativo, no parece haber motivos para temer una desaceleración económica inminente. El éxito logrado hasta ahora por los bancos centrales en la lucha contra la inflación parece haber ampliado su margen de maniobra para intervenir rápidamente mediante la reducción de tipos. El colchón para los riesgos económicos parece haberse reforzado, y la idea de una “put de la Fed” vuelve a ser un factor relevante. Todo ello, desde mi punto de vista, no es el peor de los escenarios.
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