Colin Finlayson, Euan McNeil y Rachel Ward, del equipo de renta fija de Aegon Asset Management, analizan las perspectivas de la renta fija soberana, el crédito grado de inversión y el crédito high yield en 2024.
Yendo de menos a más, la especialista de HY Rachel Ward, comenta que a pesar de que el mercado de alta rentabilidad o HY ofrecerá oportunidades atractivas debido a los rendimientos que ofrece, aconseja precaución debido a la persistencia de factores macroeconómicos desfavorables. Aunque las empresas continúan enfrentando presiones de índole fundamental, la mayoría de los emisores de alto rendimiento han logrado mantener fundamentos sólidos a pesar de la elevada inflación. Cuentan con balances solventes y están bien preparados para afrontar una posible recesión. Aunque el apalancamiento ha experimentado un repunte y las ratios de cobertura de intereses se han deteriorado en el último año, en general, los indicadores crediticios de la mayoría de las empresas partían de niveles históricamente robustos. Además, muchas han logrado preservar sus márgenes, incluso en un entorno de inflación.
A medida que avance el ciclo económico y la economía desacelere, esperan observar divergencias crecientes en el mercado de alto rendimiento. No obstante, considera que muchos emisores de alto rendimiento están bien posicionados para hacer frente a una recesión moderada. Anticipan un aumento en los impagos, aunque no se espera que alcancen los niveles de recesiones anteriores, gracias a la sólida base fundamental y a la mayor calidad del mercado. Sin embargo, el mercado está experimentando una creciente fragmentación y proyectamos que esta brecha se acentuará en 2024.
Las empresas más débiles, con márgenes más bajos y un margen de error limitado, son las más vulnerables. Aunque la carga de vencimientos para 2024 es manejable, las compañías en dificultades podrían enfrentar obstáculos para acceder a los mercados de capitales y refinanciar sus próximos vencimientos. Por este motivo, estamos adoptando un enfoque prudente y altamente selectivo, ya que las situaciones idiosincráticas están generando una mayor dispersión en el mercado.
En cuanto al crédito con grado de inversión, Euan McNeil, gestor de inversiones, las perspectivas de los mercados de crédito de grado de inversión (IG) en euros y libras esterlinas han estado intrínsecamente vinculadas a las expectativas de los tipos de interés globales y al continuo debate sobre la duración de los niveles restrictivos de los mismos en los últimos meses.
A lo largo de la segunda mitad de 2023, han sostenido que la amenaza de la inflación está disminuyendo, especialmente en Estados Unidos y Europa. En consecuencia, la posibilidad de nuevas alzas en las tasas de interés se reduce con cada mes que pasa. En los últimos meses, se ha observado una desaceleración económica en Europa continental, y hay señales de que la actividad también está comenzando a frenarse en Estados Unidos. Considera que estas tendencias persistirán en los primeros meses de 2024, y que los bancos centrales se verán obligados a reducir las tasas de interés en los próximos 12 meses, respaldando así los diferenciales de crédito IG tanto en euros como en libras.
En un entorno donde el efectivo, como clase de activo, pierde atractivo, anticipan que la probable rotación del mercado hacia el crédito IG será un factor técnico muy positivo. Las valoraciones generales (en términos de rendimientos) siguen siendo tan atractivas como en los últimos años, y vemos el potencial para que las rentabilidades del efectivo y del crédito IG se distancien cada vez más, fortaleciendo así este argumento. Consideramos que este entorno será especialmente favorable para los títulos financieros subordinados (de mayor rendimiento).
Son conscientes de los riesgos que podrían amenazar sus perspectivas, aunque estiman que las probabilidades de que se materialicen son bajas. En el caso de que la recesión económica no resulte tan suave como se espera, estarían preparados para revisar nuestra postura.
Y llegando a la visión de la deuda soberana, Colin Finlayson, gestor de inversiones, dice que tras la constante presión a la que se ha visto sometida en los dos últimos años, la renta fija soberana ha mejorado sustancialmente. Aquellos factores que debilitaron los precios de estos bonos, empujando los rendimientos hasta los niveles más altos en 15 años, se están calmando y volviéndose más positivos.
Con los tipos de interés firmemente anclados en terreno restrictivo y avances claros en la lucha contra la inflación, parece que los principales bancos centrales (la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el BCE) han llegado al final de sus respectivos ciclos de subidas. Los datos más recientes sugieren que el crecimiento económico se está ralentizando y que los riesgos parecen tender a la baja, por lo que se espera que el próximo movimiento de los bancos centrales sea rebajar los tipos de interés. En paralelo, las atractivas valoraciones se ven respaldadas por los inversores que necesitan rentas de alta calidad o como alternativa a los tipos de efectivo, que no tardarán en reducirse. La combinación de estos factores ofrece una base sólida para que la renta fija gubernamental se comporte bien en 2024 y apoya un posicionamiento largo en duración ante la perspectiva de que los tipos de interés bajen próximamente. El aplanamiento de la curva de tipos incrementa el atractivo de los bonos a corto plazo, ya que se espera que las curvas ganen inclinación cuando pasemos a la siguiente fase del ciclo económico.