¿Qué será lo próximo? ¿Ofrecerá el año 2022 un descanso a los inversores y les dará un respiro para poner en orden sus carteras? ¿Cómo podemos identificar las nuevas tendencias y orientar las inversiones en consecuencia? Echemos un vistazo a las diferentes clases de activos y analicemos las perspectivas y los desafíos en el 2022.
Inflación: Menos transitoria, pero controlable
La inflación sigue sorprendiendo al alza, provocando un gran revuelo en los mercados de renta fija. Si bien las próximas cifras pueden seguir siendo altas y volátiles, existen buenas razones para que la inflación disminuya durante los próximos doce meses. Con indicios de que los problemas actuales de las cadenas de suministro han llegado a su límite y los mercados de materias primas están revalorizando los costes energéticos más elevados, las presiones inflacionistas disminuirán a lo largo de 2022.
Aun así, la vigilancia es clave, ya que no podemos descartar del todo que tengamos que lidiar con una mayor inflación durante más tiempo. De hecho, la inflación es cada vez más amplia, lo que significa que -hacia 2022- la volatilidad seguirá siendo elevada y podría tardar un poco más en reducirse.
Renta variable: No hay que ser cortoplacista
Por el lado de la renta variable, los cuellos de botella de las cadenas de suministro se han convertido en algo habitual en la comunicación empresarial: los problemas de producción de semiconductores han paralizado varios sectores y las limitaciones del transporte mantienen atrapadas a las empresas de todo el mundo. Para colmo, los precios del petróleo y del gas auguran un invierno caro. Los bajos inventarios y las delicadas relaciones con los proveedores rusos añaden más fragilidad a los mercados.
Estos vientos en contra están afectando al equilibrio "rentabilidad/riesgo" de la renta variable al entrar en el nuevo año. Se esperan algunas turbulencias a corto plazo en los primeros meses de 2022.
Sin embargo, estas sombrías perspectivas no tienen por qué disuadir al inversor sensato. De hecho, las perspectivas a medio plazo son mucho más positivas, ya que los indicadores fundamentales ofrecen oportunidades para seguir siendo optimistas. El exceso de ahorro debería impulsar el consumo, las inversiones de las empresas se están recuperando y aún no hemos experimentado todo el impacto de los paquetes de estímulo fiscal.
Los bancos centrales seguirán siendo prudentes para no endurecer la política monetaria demasiado pronto o de forma demasiado agresiva. Los inversores acogen con satisfacción una simple normalización de los tipos de interés oficiales, que no debería provocar una corrección significativa de los mercados de renta variable.
Los mercados europeos, en particular, ofrecen un terreno fértil para el crecimiento en los próximos meses. A diferencia de sus homólogos estadounidenses, la renta variable europea sigue estando a mitad de ciclo y razonablemente barata. Además, Europa es el principal beneficiario del despliegue de la vacuna y se beneficia de la política monetaria acomodaticia sostenida del Banco Central Europeo. Sin embargo, tampoco descartamos por completo la renta variable estadounidense. Apostar en contra del gran número de empresas innovadoras y disruptivas en este mercado, y de las ayudas fiscales de la administración, parece poco inteligente.
Somos prudentes cuando se trata de mercados emergentes asiáticos y de China en particular. Este último está lidiando actualmente con una desaceleración económica, con posibles situaciones de liquidez en el sector inmobiliario y con la estricta supervisión regulatoria del gobierno sobre algunas de sus mayores empresas. Este cóctel de riesgos genera mucha incertidumbre y valoraciones bajas. Hasta que no tengamos más claridad sobre las intenciones de la política china, seguimos siendo cautos.
Renta fija: un atractivo diversificador
Por último, echemos un vistazo a la renta fija. En el caso de la deuda pública, en DPAM no creemos que el riesgo alcista de los tipos de interés sea tan elevado. Es probable que los bancos centrales sigan siendo poco exigentes. No esperamos que ninguna subida de tipos de interés agresiva contrarreste el reciente brote de inflación, que limita el riesgo al alza. Las expectativas de inflación podrían aumentar aún más, pero ya se han descontado muchas cosas.
Somos constructivos con respecto a la periferia europea, pero seguimos siendo prudentes con respecto al core (por ejemplo, Alemania, Francia, Países Bajos). Por lo tanto, dentro de Europa, mejoramos los beneficios mientras mantenemos un perfil de duración bajista en el core. En cuanto a la deuda pública estadounidense estamos infraponderados. Sin embargo, el valor se ha creado aquí, ya que se han descontado casi cinco subidas de los tipos de interés. Estados Unidos vuelve a ser interesante, aunque nos gustaría que se aclarara la postura política de la FED antes de comprometernos plenamente.
En la deuda de los mercados emergentes (EMD), vemos algunas oportunidades interesantes. Nuestro equipo cree que los tipos de interés reales empezarán a ser positivos en 2022, lo que estabilizaría los mercados de divisas en los mercados emergentes y ofrecería algunas oportunidades potenciales en el nuevo año. Además, aunque seguimos siendo prudentes con la renta variable china, su deuda pública parece atractiva. Dado el panorama macroeconómico, el endurecimiento de las políticas está fuera de la mesa, lo que hace que el rendimiento actual sea muy atractivo y propenso a una tendencia a la baja.
Somos más neutrales en cuanto al crédito corporativo. Es poco probable que los diferenciales se estrechen más allá de los niveles actuales, pero tampoco vemos una fuerte ampliación. Una menor oferta proporcionará apoyo a la clase de activos, convirtiéndola en una base ideal y un diversificador para la cartera multiactiva. La comunicación del Banco Central Europeo será crucial, ya que buscamos más claridad sobre cómo se incorporarán los bonos (senior) con grado de inversión al programa de compra de activos.
En conclusión, la renta fija sigue siendo un diversificador, pero hay que invertir de forma selectiva. Recurrimos a nuevos refugios, como los bonos chinos para la diversificación, los mercados emergentes y la periferia para el rendimiento, mientras que mantenemos los bonos del Tesoro de EE.UU. para la cobertura del riesgo.