En la reunión de ayer, la Fed no ha adoptado ninguna medida política, en línea con las expectativas. Su principal objetivo este mes era comunicar sus próximos pasos para el ciclo de endurecimiento que se inicia este año. El comunicado ha proporcionado nuevas orientaciones sobre el despegue (que "pronto será apropiado") y sobre el balance, con unas compras de activos que ahora se espera que terminen "a principios de marzo".
En particular, el comunicado también incluye nuevas referencias a una inflación "muy por encima del 2%" y a un "mercado laboral fuerte". Está claro que la inflación es la principal preocupación de la Reserva Federal en este momento, lo que sugiere que el listón para cambiar la narrativa agresiva a corto plazo está muy alto. A ello contribuyen también las condiciones financieras generales que, a pesar de las recientes ventas en los mercados de acciones y bonos, siguen siendo extremadamente fáciles. Esto debería permitir a la Reserva Federal subir los tipos de interés en incrementos de 25 puntos básicos entre 3 y 4 veces este año.
También en la gestora esperan que la retirada del balance comience antes que en el episodio anterior -después de una o dos subidas- y que sea más pronunciada, al menos al principio. Suponiendo que la relación entre el ritmo de la QE (relajación cuantitativa) y el del QT (endurecimiento cuantitativo) se mantenga igual que antes, es probable que el límite máximo de retirada de fondos sea de unos 90.000 a 100.000 millones de dólares al mes, tanto para los títulos del Tesoro como para los hipotecarios, lo que supone el doble del límite máximo observado en el último ciclo.
Si se inicia en la segunda mitad de este año, el QT a este ritmo podría durar hasta 2025 si la Fed quiere llevar el balance a su tamaño prepandémico del 20% del PIB. Los riesgos se inclinan hacia una carrera más rápida si continúan las sorpresas de inflación al alza y las condiciones financieras siguen siendo fáciles a pesar de las subidas de tipos: en ese caso, la Fed podría tener que ser más decisiva para proteger su credibilidad.
Interpretación de Fidelity International
Después de haber subestimado la amplitud y persistencia de las presiones inflacionistas, y de haber quedado por ello significativamente por detrás de la curva, ha llegado el momento de que la Fed proteja su credibilidad con su objetivo de inflación. Sin embargo, la rapidez y el alcance de este ciclo de endurecimiento dependen de una serie de factores que encontrará en el camino, sobre todo de la dinámica de la inflación y del nivel terminal de los tipos reales que la economía y los mercados puedan digerir.
Si bien creen que en 2022 pueden producirse entre 3 y 4 subidas de tipos y un cierto saneamiento del balance (aunque, por supuesto, el diablo del balance está en los detalles), son más escépticos en cuanto al ritmo de endurecimiento en 2023-24 que los mercados están valorando actualmente.
Dado que la carga de la deuda es mucho mayor después de la pandemia, los tipos reales tienen que permanecer en territorio negativo durante un largo periodo de tiempo para que la trayectoria de la deuda se estabilice en niveles sostenibles. De hecho, creemos que mantener los tipos reales negativos es actualmente el objetivo político implícito de todos los principales bancos centrales.
En este sentido, es probable que la acción política de la Reserva Federal en los próximos meses se guíe por los tipos reales: un choque importante que diera lugar a tipos reales positivos probablemente llevaría a una postura más apaciguadora (o dovish). En última instancia, Fidelity cree que sea poco probable que este ciclo de endurecimiento sea mucho más pronunciado o duradero que el anterior.