Podríamos estar ante la recesión más anunciada de la historia. La pregunta es: y después, ¿qué? Cuando existe una visión muy extendida, como la posibilidad de que entremos en recesión antes de final de año, es posible que los mercados ya la descuenten. Quizás los inversores deberían prepararse para lo que, en mi opinión, será una recuperación más intensa de lo habitual.
En mi opinión, existen tres razones por las que la próxima recuperación podría ser más sólida que en ciclos anteriores. En primer lugar, las compañías ya prevén una ralentización de la economía y están tomando medidas al respecto, saneando sus inventarios y sus balances.
En segundo lugar, la situación del consumo estadounidense es relativamente buena. La deuda de los consumidores es baja en comparación con los niveles registrados durante la crisis financiera mundial y otras recesiones más típicas.
En tercer lugar, Franz considera que la moderación de la inflación podría impulsar el consumo. Aunque la Reserva Federal aún tardará un tiempo en alcanzar el objetivo de inflación del 2,0%, creo que podría contenerla en torno al 3,0%, lo que podría parecer un aumento del salario real.
La solidez del consumo podría favorecer a una amplia gama de sectores, como el de los viajes y el ocio. Y lo que es más: algunos indicios apuntan a que el mercado inmobiliario, que ya ha estado en recesión, podría estar recuperándose, lo que impulsaría el gasto en los sectores de la construcción y los bienes duraderos, como los electrodomésticos.