¿Por qué el mercado nipón tiene esta cualidad? Hay siete motivos principales. Y, por cierto, señalamos cuatro fondos con muy poca volatilidad: Eurizon Sustainable Japan Equity, UBAM SNAM Japan Equity Res, Schroder ISF Japanese Eq y Robeco QI European Cnsrv Eqs, el único no japonés.
1. Estabilidad macroeconómica y política. Seguridad jurídica e institucional
Japón es una de las economías más desarrolladas del mundo y, aunque no está libre de desafíos -deuda elevada, efectos de carry trade que vimos este agosto, por ejemplo-, la estabilidad de su entorno político y financiero contrasta con las turbulencias de otros mercados. Mientras que en EE.UU. y Europa los cambios regulatorios o políticos pueden generar picos de volatilidad, Japón mantiene un enfoque más predecible en sus políticas económicas. Esto crea un suelo firme para la inversión a largo plazo.
Esta estabilidad también es institucional y jurídica, clave en la marcha de los negocios, la previsibilidad de ingresos en las compañías, los impuestos: las reglas de juego, en definitiva.
2. Empresas defensivas: menos sobresaltos
El índice Nikkei 225 no está repleto de compañías tecnológicas con valoraciones astronómicas ni de startups disruptivas que pueden duplicar o perder la mitad de su valor en meses. En su lugar, Japón es cuna y hogar de gigantes industriales y de consumo como Toyota, Sony o Unicharm. Estos sectores suelen tener ingresos más estables, lo que reduce las oscilaciones en el mercado. La bolsa japonesa tiene una gran cantidad de compañías industriales y de consumo defensivo (automóviles, electrónica, farmacéuticas, etc.), sectores que tienden a ser menos volátiles que tecnología o energía.
3. Tipo de inversores
En Wall Street, el protagonismo de los hedge funds y el trading algorítmico contribuyen a amplificar los movimientos del mercado. En Japón, el panorama es distinto. El mercado nipón está dominado por inversores institucionales, bancos y el propio Banco de Japón, que ha sido un comprador recurrente de ETFs durante años. Al haber menos especulación a corto plazo, las fluctuaciones extremas son menos frecuentes.
4. Cultura empresarial conservadora
Las empresas japonesas suelen ser extremadamente prudentes en su gestión financiera. Muchas acumulan grandes reservas de efectivo y evitan altos niveles de deuda. En épocas de caídas, este colchón financiero les permite resistir sin recurrir a ajustes drásticos.
5. El yen: un refugio en las tormentas
El yen japonés es una de las divisas de refugio por excelencia. Cuando hay incertidumbre global, los inversores tienden a comprar yenes, lo que fortalece la moneda y estabiliza el mercado de renta variable japonesa. En otras palabras, cuando el mundo tiembla, Japón tiende a mantener la calma. Pero cuidado, esto no quiere decir que sea Jauja. Repito que lo que vimos en agosto con las bajadas de tipos y el carry trade es un riesgo. Ahora bien, parecen cosas más de sustos puntuales que de volatilidades inherentes y constantes.
6. Tipos de interés ultrabajos y apoyo del Banco de Japón
Mientras la Reserva Federal y el BCE han experimentado ciclos de subidas y bajadas de tipos de interés, Japón ha mantenido una política monetaria ultraexpansiva durante décadas. Con tipos de interés cercanos a cero o incluso negativos, el coste del capital para las empresas es extremadamente bajo. Esto suaviza los impactos de las crisis económicas y mantiene un mercado de valores relativamente estable. No comparto esta intervención extrema, pero la estabilidad para el mercado bursátil es grande. ¿A costa de no se sabe qué en un futuro? Puede ser.
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Fuente: Carlos Arenas Laorga
7. Baja correlación con otros mercados
Mientras que el S&P 500 y el Euro Stoxx 50 a menudo se mueven al compás de los mismos factores macroeconómicos, Japón sigue su propio ritmo. Esto significa que cuando hay turbulencias en EE.UU. o Europa, el mercado japonés no siempre replica las caídas con la misma intensidad. Para los gestores de fondos, esta descorrelación es oro puro en términos de diversificación y gestión del riesgo. Es más, en algunos fondos de renta variable japonesa, cuando vemos la ratio de caídas cogiendo el S&P 500 como índice de referencia, esta ratio es negativa. Es decir, que cuando cae el S&P 500, estos fondos suben. La descorrelación mide esto mejor, pero en momentos de caída lo vemos de forma más palmaria en la captura de caídas.
Japón no es inmune a caídas, ni mucho menos, pero el perfil conservador de su mercado y la estabilidad de sus empresas hacen que estos fondos sean una opción atractiva para quienes buscan exposición a renta variable sin tantos sobresaltos. Por supuesto, existen otros fondos de equity con baja volatilidad, como el de Robeco europeo que hemos mencionado. Y hay bastantes más (normalmente europeos si no son japoneses).
En un mundo financiero donde el ruido y la euforia pueden llevar a decisiones impulsivas, quizás los fondos japoneses tengan algo que enseñarnos: a invertir con calma, con paciencia y con un enfoque de largo plazo. Y quizá los políticos deban tomar nota de la importancia de la previsibilidad y de las políticas a largo plazo.