Invertir según las expectativas políticas puede resultar un error, como se evidenció en las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2016. Cuando se conocieron los resultados la noche del 7 de noviembre, los mercados se alarmaron inicialmente, con los futuros del S&P 500 cayendo hasta un 5% en las operaciones nocturnas. No obstante, al abrir el mercado al contado el 8 de noviembre, las pérdidas se desvanecieron y, al cierre, las acciones subieron un 1,2%.

De este hecho podemos aprender varias lecciones. En primer lugar, en vísperas de elecciones que tienen una gran influencia, es fácil perder de vista los fundamentales del mercado. Segundo, aunque los líderes y candidatos a menudo presumen de sus logros económicos, es probable que merezcan menos elogios de lo que se piensa comúnmente.

Veamos el caso de las acciones estadounidenses, que se dispararon casi un 70% durante la presidencia de Trump, superando la subida del 42% (hasta la fecha) bajo el mandato de Biden. Sin embargo, ni Trump ni Biden lograron resultados tan destacados como el primer mandato de Obama o el primer y segundo mandato de Clinton. Esto sugiere que, aunque el liderazgo del Gobierno es relevante, factores externos como crisis, nuevas tecnologías, situación financiera de los hogares, política monetaria, beneficios empresariales, apalancamiento y valoraciones también juegan un papel crucial.

Esta tendencia se extiende más allá de EE.UU. En 2024, alrededor de 4.000 millones de personas votarán, aproximadamente la mitad de la población mundial. En las próximas semanas, podríamos ver cambios políticos significativos en Francia y Reino Unido, y el 5 de noviembre, EE.UU. celebrará unas elecciones que podrían ser complicadas.

En este contexto, la oportunidad de cometer errores de inversión por motivaciones políticas es amplia. De hecho, hay que tener en cuenta que, una vez escrutados los votos, los mercados podrían volver a centrarse en los factores más comunes que impulsan el valor a largo plazo para los accionistas.

Claves de la próxima semana

A partir de la semana que viene comienza la segunda mitad de 2024, lo que significa que la temporada de resultados empresariales arranca pronto. Esta semana se celebran las elecciones en Reino Unido, y los inversores se verán inundados por una avalancha de titulares sobre las elecciones legislativas de dos vueltas en Francia, junto con los análisis del primer debate presidencial en EE.UU.

Para los amantes de la economía, la acción comienza el lunes con la publicación del índice Caixin de gestores de compras (PMI) del sector manufacturero de China correspondiente a junio. Los inversores querrán ver si la reciente serie de subidas puede ampliarse. Otros datos clave serán la confianza de los consumidores y las empresas japonesas, los precios de la vivienda en Reino Unido y el PMI manufacturero ISM estadounidense.

El martes, la atención se centrará en la zona euro, donde se publicarán las primeras estimaciones de la inflación medida por el IPC de junio. Los resultados podrían ocupar un lugar destacado cuando el BCE decida la senda de los tipos de interés el mes que viene.

El miércoles se publicarán los PMI del sector servicios de junio de China, la zona euro, Alemania, Italia, Francia, España, Reino Unido, Brasil y EE.UU. También se publicarán los pedidos de fábrica de EE.UU., los datos comerciales canadienses y la inflación medida por el IPP de la zona euro.

El jueves se publicarán los pedidos de fábrica alemanes y el gasto de los hogares japoneses. En Reino Unido, los ciudadanos acudirán a las urnas para decidir si el Partido Laborista se hace con el control del Gobierno tras 14 años consecutivos de gobierno de los conservadores. Irónicamente, los mercados estadounidenses permanecerán cerrados por las celebraciones del 4 de julio, Día de la Independencia.

La semana termina con fuerza, con las ventas minoristas de la zona euro, los principales indicadores económicos japoneses y el informe de empleo estadounidense de junio. Las estimaciones de consenso apuntan a una ralentización del crecimiento del empleo en EE.UU., que pasaría del insostenible ritmo de 272.000 puestos de trabajo de mayo a una cifra aún fuerte de 190.000 puestos creados. Se espera que el desempleo se mantenga en el 4%.

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