Fue Biden en un primer momento, pero ahora se suman otros líderes mundiales los que han levantado la alarma sobre el bloqueo de alimentos de Putin, que amenaza con generar una escasez mundial de algunos alimentos. Varios medios se hacen eco, pero parece que los gobernantes hacen caso omiso y no se toman medidas preventivas. Ucrania ha advertido que el levantamiento del bloqueo del Mar Negro podría evitar esa crisis alimentaria mundial.
Según el General Cavoli, en sus declaraciones recientes, el problema de exportación de cereales de Ucrania es un problema importante a nivel mundial. Las exportaciones de trigo de Ucrania son en torno al 10%, y la cosecha comienza a finales de junio. Por otro lado, alrededor del 90% de las exportaciones de semillas y granos de Ucrania se mueven a través de los puertos del Mar Negro, bloqueado por el ejército ruso. A pesar de que Europa se esfuerza por buscar el transporte terrestre de las cosechas, la logística es difícil de gestionar tan rápido, considerando que Rusia continúa bombardeando las líneas ferroviarias de Ucrania.
Cabe recordar que Ucrania era en 2021 el séptimo productor de trigo a nivel mundial, siendo China el primero, India el segundo y Rusia el tercero. Si ya el precio del grano había subido en marzo hasta alcanzar máximos históricos, ahora se añade la prohibición de India a su exportación, presionando de nuevo los precios. La decisión de India está sustentada en un retroceso en su producción debido a olas extremas de calor.
En lo que va del año, el precio del trigo ha subido más de un 35%, pero es posible que haya más alza debido a que varios productores esperan menos siembra. Tal es el caso de Argentina y Australia, que esperan una menor cosecha respecto al 2021 que fue casi perfecta. El gran problema es el abastecimiento del hemisferio Norte, donde el cultivo de EE.UU. parece cada vez más irrecuperable, y comienzas a aparecer amenazas sobre el cultivo de Francia.
Pero no se trata solo del trigo, si vemos la cotización de los principales cereales y oleaginosas al alza, a la del trigo (34,9%) se suma la del aceite de palma (+37,4%), el maíz +22,6%, la soja (+27,27%), el jugo de naranja 23,3%, 16,3% el azúcar, entre otros:
Según la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas de septiembre pasado, es necesario establecer nuevos compromisos que mejoren los sistemas alimentarios a nivel mundial. Para aquellos inversores tan preocupados por los temas ASG, cabe recordar que entre los ODS de las naciones unidas y que personalmente tienen una mayor implicación en las personas es la erradicación del hambre y la malnutrición, y si se puede asegurar la sostenibilidad ambientan en las cadenas de suministros, mejor que mejor, pero no perdamos de vista que millones de personas viven en la sombra del hambre, a pesar de que una tercera parte de todos los alimentos termina desechándose a lo largo de las cadenas de suministros, como apunta Allianz Global Investors.
Los altos precios de los alimentos junto con los de energía aumentan el riesgo de una recesión, que perjudicaría el gasto de los consumidores y mermaría la confianza empresarial, empujando así a los Bancos Centrales a tomar medidas algo más agresivas y que probablemente se arrepientan más adelante.
¿Cómo pueden los inversores contribuir a la mejora alimentaria?
Pues una de ellas es vía fondos de inversión, ya sea de gestión activa o pasiva. Entre los de gestión activa que más nos gusta es: BZ Fine Agro, que a pesar de su pequeño tamaño 40 millones de euros, alcanza una rentabilidad en lo que va del año del 7,04% al cierre de mayo, y del 23,44% a tres años anualizados y de 15,55% a cinco años. Se posiciona en la 3a posición de un total de 33 fondos a un año, de la categoría de consumo estable, pero el primero con enfoque a agricultura, según Citywire. Sin embargo, a 3 y 5 años está en la primera posición por rentabilidad. Es un fondo con la máxima calificación de Morningstar (5 estrellas) y que bate consistentemente al índice S&P Global Agribusiness Equity TR. Según los últimos datos disponibles, el fondo mantenía una liquidez del 5,7%, el resto invertido en una cartera compuesta por 21 posiciones, con mucha representación de Norteamérica (76%), seguida de Europa desarrollada (24%), y con un fuerte peso en materias primas donde tienen una sobreponderación de casi el doble respecto a sus competidores, consumo defensivo y sector industrial.
Cabe considerar que la agricultura ha sido junto con energía sostenible y ciberseguridad el top 5 de mayores suscripciones en ETF, pero ha sido la agricultura el único tema de inversión con rendimiento positivo en el primer trimestre del año. Entre los ETFs que destacamos se encuentra el WisdomTree Agiculture, con una comisión del 0,49%, que alcanza una rentabilidad en el año del 28,79%, el iShares Agribusiness con una rentabilidad en el año del 18,83% y el Rize Sustainable Future Food que en el año cae -13,87%.