Marzo fue otro buen mes para la renta variable mundial que dejó notables ganancias en el S&P 500, el Stoxx 600, el Russell 2000, el Taiex taiwanés y el KOSPI surcoreano. Incluso el MSCI China avanzó un 0,94% en dólares después de un mal arranque de año.
Los mercados esperan un aterrizaje suave, pero cada vez se da más peso al escenario sin aterrizaje. Si el crecimiento sigue frenándose y los rendimientos de los bonos siguen descendiendo, los valores de crecimiento de calidad deberían estar bien posicionados. Sin embargo, si aumentan las probabilidades de que no se produzca un aterrizaje y el crecimiento se estabiliza o incluso acelera, se podría dar una rotación de estilos hacia valores más cíclicos.
La renta variable estadounidense está algo cara, pero no ha llegado a extremos históricos y la reciente ampliación del mercado es positiva. Las grandes tecnológicas cotizan con múltiplos más elevados, pero sin llegar a los niveles de la burbuja puntocom, y sus beneficios siguen creciendo, además de acumular grandes cantidades de tesorería. Tendemos a preferir algunos de los valores de segunda fila para evitar pagar en exceso por el entusiasmo que despierta la IA.
Los fundamentales de China parece que se han estabilizado y han surgido algunos datos prometedores este año, pero, en general, los inversores no les han concedido mucho crédito. A pesar de las ganancias de marzo, el MSCI China ha perdido un 2,2% en dólares en el primer trimestre. Los problemas de fondo en el sector inmobiliario y la deuda de las administraciones locales tardarán tiempo en resolverse, pero a tenor de las políticas aplicadas y el discurso del gobierno, los inmuebles deberían al menos suponer un lastre menor en 2024. Las valoraciones son muy bajas y se sitúan en alrededor de 9 veces los beneficios previstos.
Las valoraciones son elevadas en Japón en algunas áreas, pero no extremas. Los sólidos aumentos salariales deberían estimular el consumo y el renovado programa NISA (Nippon Individual Savings Account), que trata de convertir el ahorro líquido de los particulares en inversiones en bolsa, está cobrando impulso.
Esta iniciativa de Japón forma parte de un esfuerzo más amplio de las economías asiáticas para elevar el atractivo de sus mercados. La Bolsa de Tokio desea mejorar el gobierno corporativo y está instando activamente a los equipos directivos a que atajen los bajos ratios precio-valor en libros mejorando la eficiencia del capital.
Los reguladores chinos han introducido medidas para que las empresas paguen más dividendos o bien recompren más acciones, mientras que Corea del Sur ha puesto en marcha el programa Corporate Value-Up, inspirado por algunas de las ideas de Japón, y trata de eliminar el denominado “descuento de Corea” y mejorar las rentabilidades para el accionista.
En conjunto, la racha alcista de los mercados de los últimos meses puede justificarse y las acciones podrían seguir subiendo, pero es de esperar que se produzca un retroceso, ya que el sentimiento está bordeando un optimismo excesivo. Por lo tanto, conviene estar atentos a catalizadores que podrían desencadenar una oleada de ventas. La temporada de resultados del primer trimestre ha comenzado a mediados de este mes y las novedades en las elecciones estadounidenses serán una fuente continua de incertidumbre.
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