Se ha hablado mucho de los buenos resultados del mercado bursátil en el primer trimestre. Pero a algunos se les pudo haber pasado por alto el mercado de renta fija, que tuvo un año terrible en 2022, cuando los tipos de interés se dispararon gracias a la Reserva Federal. El mercado de renta fija volvió a cerrar el primer trimestre en positivo, ya que casi todos los tipos de bonos registraron rentabilidades positivas, con el Tesoro a dos años alcanzando una rentabilidad del 1.68% en marzo, su mejor rendimiento mensual desde julio de 2002, según los índices ICE.
El mes pasado, a raíz de la crisis bancaria, los bonos de mayor calidad subieron, mientras que los de menor calidad y mayor rendimiento se rezagaron. Una posible contracción del crédito podría dificultar el reembolso de las deudas por parte de los prestatarios, y los bonos de menor calidad conllevan el mayor riesgo de impago. El inversor en búsqueda de un refugio en la renta fija optó por bonos soberanos, como se observa en el índice Morningstar de bonos del Tesoro de EE.UU. que ganó un 2.9%.
Los bonos del Tesoro a largo plazo, los más sensibles a las variaciones de tipos de interés, fueron los que más cayeron en 2022 de la mano del inicio de subida de tipos a paso rápido por parte de la Fed, pero son aquellos que mejor se comportaron en el 1T de 2023, con el Morningstar Long-Term Treasury subiendo cerca del 6.2% en rentabilidad, mientras que los Core Long Term lo hicieron en +5.8%.
No creemos que hacia adelante veamos una rentabilidad mensual de estas magnitudes, aunque si esperamos que la renta fija siga siendo ese diversificador de las carteras equilibradas y un activo a considerar para capear la volatilidad de un posible aterrizaje brusco.
Un fondo con exposición a Credit Suisse que logra superar la adversidad
Dado un entorno tan complicado como en el que vivimos desde hace ya algunos años, consideramos que lo mejor es optar por fondos flexibles, en los que el gestor opte por primar la calidad frente a la liquidez, o bien la renta fija soberana sobre el crédito, o el high yield en su justa medida o incluso emergentes.
Algunos de estos fondos se vieron afectados por la volatilidad sufrida en marzo y en especial por el castigo recibido por los AT1 tras la compra del Credit Suisse, levantando alarmas ante un evento como ese.
R-co Valor Bond Opportunities: gestionado por Rothschild & Co Asset Management. Pertenece a la categoría de RF Flexible Global y cuenta con un patrimonio que ronda los 360 millones de euros tras sus tres años y medio que se lanzó el fondo. Es gestionado desde entonces por Emmanuel Petit y Julien Boy, que han logrado mantenerse en segundo cuartil por rentabilidad en 2021 y 2022, aunque el 2020 se colaron entre los primeros lugares del ranking, alcanzando una rentabilidad del 6.74%. En lo que va de este año hasta marzo, el fondo también se posiciona en segundo lugar por un rendimiento del 4%.
El objetivo del fondo, con un periodo de inversión recomendado de más de 3 años, es obtener una rentabilidad superior, una vez deducidos los gastos de gestión:
- para las acciones C EUR y D EUR, el ESTR Capitalizado (con un valor mínimo del 0,00%) + 2,585%.
- para la acción I EUR, el ESTR Capitalizado (con un valor mínimo del 0,00%) + 3,035%.
- para las acciones P EUR y PB EUR, el ESTR Capitalised (con un valor mínimo del 0,00%) + 2,735% con un objetivo de volatilidad media anual máxima del 5%, con un estilo de gestión discrecional.
A pesar de su exposición al sector financiero y bancos (de casi un 45%), el fondo logró capear sorprendentemente bien el temporal de marzo. También comentar que tiene un fuerte sesgo a emisores franceses, con más del 20% de peso, pero también está Italia, Alemania, España, entre otros:
Además, entre sus principales posiciones se observa deuda de Credit Suisse y además, según la ficha de febrero, aumentaron posición: