Pese a que el nuevo rumbo económico de Washington suscita cierta preocupación por sus posibles efectos inflacionistas, basándonos en las trayectorias del crecimiento y la inflación en 2024, creemos que las principales economías desarrolladas pueden lograr un aterrizaje suave y evitar una recesión significativa. Al fin y al cabo, numerosas regiones del mundo están demostrando su solidez económica; especialmente EE. UU.

Aunque se preveía un recorte de tipos para septiembre, la Fed aplicó una rebaja de 50 puntos básicos, el doble de lo previsto por el mercado. De cara al futuro, la fortaleza económica y el impacto inflacionista de los aranceles pueden obligar a los mercados a reconsiderar, una vez más, la trayectoria de los tipos, especialmente en EE. UU.

Más allá de las mega caps

Por muy optimistas que estén los mercados de renta variable globales (especialmente los de EE. UU.) ante un segundo mandato de Trump, los inversores deben tener en cuenta la incertidumbre que podría generar la aprobación de políticas con un gran impacto en áreas como el comercio o la inmigración. Parte de este optimismo se debe a la expectativa de que el nuevo Gobierno reduzca las exigencias regulatorias en varios sectores, como el tecnológico. La concentración del mercado en EE. UU. es la más alta desde la década de 1930 (véase el gráfico 2). Esperamos que la desregulación ayude a que el mercado se haga más amplio, al beneficiar el crecimiento de empresas más allá de las mega caps del sector tecnológico.

En China, recientemente se anunció un nuevo paquete de estímulo de 1,4 billones de dólares destinado a reestructurar la deuda de los Gobiernos locales y a reducir la dependencia de la economía del sector inmobiliario. El tamaño de este paquete de medidas decepcionó a algunos analistas. Sin embargo, no cabe duda de que es un paso en la dirección correcta. De hecho, se prevé que el Gobierno central adopte más medidas conforme se vaya aclarando el rumbo de la política del nuevo Gobierno estadounidense. Los datos recientes de China apuntan a una estabilización del entorno macroeconómico, e incluso a un repunte en el sector financiero.

Si bien los inversores aún son muy escépticos con respecto a este mercado, las últimas iniciativas demuestran que las autoridades han adoptado una postura muy distinta a la de hace unos meses, al flexibilizar activamente la política fiscal y monetaria, con el objetivo de aumentar los precios de los activos.

En India, la situación es totalmente opuesta, dado que empieza a sacar partido a su dividendo demográfico (es decir, una población joven y cada vez más cualificada), justo cuando China empieza a experimentar un desequilibrio poblacional. Actualmente, India reúne varios factores que favorecerán la productividad en todos los sectores en los próximos años.

Los planes gubernamentales de gasto, aranceles y defensa influirán en los mercados

A pesar de la buena acogida de los mercados de renta variable al resultado electoral en EE. UU., todavía quedan ciertos retos. La principal preocupación es la sostenibilidad de la deuda estadounidense, ya que la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) de EE. UU., un organismo independiente, prevé que la relación deuda-PIB del país superará su máximo histórico del 105% (registrado a final de la Segunda Guerra Mundial) y llegará al 107% en 2029. Este nivel de endeudamiento público no debe pasarse por alto y los inversores deberán prestar atención a su posible impacto sobre la inflación y los tipos.

No obstante, lo que ha acaparado los titulares tras las elecciones ha sido el posible aumento significativo de los aranceles y la imposición de otras barreras comerciales. No está claro hasta qué punto Trump aplicará aranceles del 10% o del 20% sobre todas las importaciones (y, en el caso de China, del 60%), tal y como prometió en campaña, pero estas medidas podrían generar inflación en EE. UU. y perjudicar al crecimiento de Europa y China.

Prevemos que las principales megatendencias mundiales se mantendrán en 2025 y más allá. Hoy en día, muchos actores del mercado han integrado factores de transición energética y sostenibilidad en sus estrategias. Cualquier posible retroceso de las políticas “verdes” en EE. UU. podría no ser tan perjudicial como algunos temen, dado que el momentum por mitigar el cambio climático y adaptarse a él sigue en marcha.

Otra temática clave, dada la posible aplicación de nuevos aranceles punitivos, es la reorganización de la cadena de suministro mundial, así como la forma en que las nuevas tecnologías y las tensiones geopolíticas están llevando a algunas empresas a relocalizar su producción. El regreso de la agenda America First puede acelerar los cambios en
el orden mundial actual, especialmente en lo que respecta a la aparición de “hemisferios tecnológicos” rivales a cada lado del Pacífico y al darwinismo digital que impulsa la rápida adopción de tecnología de vanguardia en todos los sectores.

Sin embargo, incluso si no se producen crisis políticas imprevistas a nivel global, es probable que las crecientes tensiones entre las principales potencias lleven a aumentar el gasto militar. Con la guerra en Ucrania, se ha demostrado que, en el siglo XXI, los conflictos bélicos han cambiado radicalmente, y nadie querrá quedarse atrás si comienza un nuevo tipo de carrera armamentista. El aumento del gasto militar impulsará ciertos sectores y empresas, con el riesgo de seguir inflando los niveles de deuda mundiales.

Replantearse cómo construir carteras de renta variable

Nuestra perspectiva actual sobre la construcción de carteras se basa en nuestra previsión de que la elevada volatilidad persistirá en 2025. Mientras que muchos inversores actualmente prefieren un enfoque de “barbell” (o haltera), con carteras muy concentradas en activos de bajo riesgo en un extremo y de alto riesgo en el otro, nosotros proponemos romper con este modelo, replanteando la construcción de carteras de renta variable bajo el concepto de una pirámide. En la base de la pirámide (el mayor segmento de cualquier cartera), se debería adoptar un enfoque multifactorial para absorber la volatilidad. En el segundo nivel, se debería buscar activos de calidad dentro de todos los estilos: crecimiento, valor y dividendos. Por último, en la cúspide de la pirámide debería haber acciones que reflejan nuestras ideas de alta convicción, como las que siguen megatendencias (por ejemplo, la inteligencia artificial y la transición energética), y posiciones regionales, como las inversiones en China e India.

¿EN QUÉ DEBERÍAN CENTRARSE LOS INVERSORES EN 2025?

Las nuevas políticas estadounidenses y sus efectos colaterales en los mercados de divisas podrían alterar la cohesión del ciclo de tipos de interés a nivel mundial. Por tanto, podría surgir un entorno propicio para la selección de valores en el que resulta clave entender cómo influyen los cambios de movimientos en las divisas, el reajuste de la cadena de suministro global y el impacto de los nuevos aranceles en los modelos de negocio.