Hoy 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Árbol, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia crucial de los árboles en nuestro ecosistema y en nuestras vidas. La necesidad de proteger y preservar los bosques es cada vez más urgente, así como promover la reforestación y concienciar sobre los beneficios que los árboles aportan al medio ambiente, la biodiversidad e incluso a nuestras carteras.

Los bosques, que cubren el 30% de la superficie terrestre, son fundamentales para mantener la biodiversidad mundial y proteger las zonas rurales, al tiempo que garantizan su desarrollo económico. La deforestación y la consiguiente pérdida de bosques reducen la biodiversidad y dañan un componente vital de la absorción de carbono de la atmósfera.

La contribución económica de los bosques a las economías de los países en desarrollo se ha estimado en 250.000 millones de dólares.

La pérdida de una media de 10 millones de hectáreas de bosque al año durante la última década está impulsando una mayor concienciación sobre el impacto de la biodiversidad, lo que se traduce en una mayor inclusión en los enfoques de inversión. Los inversores pueden desempeñar un papel importante mediante la gestión de los riesgos relacionados con la deforestación y la reducción de la huella de biodiversidad de las inversiones.

Gráfico 1: Variación neta anual de la superficie forestal, 2015

Los bosques son fundamentales para mantener la biodiversidad mundial, pero actualmente están desapareciendo a un ritmo equivalente a 27 campos de fútbol por minuto, con 10 millones de hectáreas perdidas en los últimos diez años.

Gráfico 2: Deforestación de los bosques tropicales y subtropicales, según la causa

La buena noticia es que la tasa de deforestación ha disminuido desde su punto más alto en los años 80. Sin embargo, aún necesitamos tomar medidas más rápidas para evitar daños importantes a la biodiversidad y riesgos financieros. Por ejemplo, la erosión del suelo puede llevar a la pérdida de biodiversidad, y menos cultivos pueden afectar a las empresas que dependen de la cadena de suministro de alimentos.


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La agricultura, tanto intensiva como de subsistencia (aquella cuya producción está destinada exclusivamente al autoconsumo), sigue siendo la principal causa de deforestación, tal y como se observa en el gráfico 2. La agricultura intensiva incluye cultivos como algodón, soja y aceite de palma, mientras que la subsistencia está destinada a satisfacer las necesidades locales. Estos datos muestran que, a pesar de algunos avances, los bosques siguen en peligro.

¿Qué papel juegan los inversores para reducir la deforestación?

En los próximos años, la deforestación seguirá siendo una prioridad para los inversores. Es un riesgo importante para los sectores que dependen de zonas deforestadas para su producción. Los inversores deberán identificar aquellas empresas que estén directamente relacionadas con el aumento de la deforestación. La legislación de la UE puede contribuir a ello, impulsando la divulgación de información más completa y una mayor disponibilidad de datos para los inversores, lo que probablemente aumentará la concienciación e impulsará su actuación.

Hemos identificado tres vías para que los inversores aborden la deforestación dentro de sus estrategias de inversión:

  • Identificación de riesgos: Los inversores deben identificar empresas expuestas a la deforestación, ya sea directa o indirectamente a través de sus cadenas de suministro, y evaluar el riesgo en sus respectivos sectores.
  • Análisis normativo: La regulación, como la MiFID II, está presionando a las empresas para mejorar la divulgación de información relacionada con la deforestación, lo que proporciona a los inversores más datos para tomar decisiones informadas.
  • Inversión de impacto: Los inversores pueden apoyar bosques sostenibles y alternativas a la madera como materia prima. Además, pueden financiar proyectos de reforestación que, además de tener un impacto positivo en el medio ambiente, pueden generar soluciones financieras innovadoras.

Como conclusión, la deforestación es un desafío global que requiere acciones coordinadas a nivel mundial. Los avances regulatorios y el creciente interés de los inversores están impulsando la integración de la lucha contra la deforestación en las estrategias de inversión, lo que podría conducir a un mayor enfoque en la sostenibilidad ambiental y social.

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