¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de estos más de 15 años que lleva en Fidelity?

Lo mejor es lo bien que ha evolucionado el sector. Ha crecido mucho y los inversores españoles se han abierto a nuevas clases de activos y geografías. También se ha fortalecido la confianza entre inversores y asesores financieros, como prueba el poco dinero que se ha ido en las crisis que hemos vivido. Y me gusta la transparencia que hay ahora en el sector, empujada en parte por la regulación, pero también por iniciativas que las propias gestoras estamos llevando a cabo. 

En cuanto a Fidelity, destacaría la buena acogida que han tenido nuestras estrategias de inversión y fondos a lo largo de los años. Inicialmente el inversor español se interesó por nuestra oferta en renta variable europea, y a eso siguió el apetito por nuestra renta fija europea, Asia, China, sectoriales y temáticos como el FF  Global Technology Fund. 

Por último, señalar el gran crecimiento que están teniendo nuestros fondos indexados, muy competitivos, así como nuestros ETFs activos, una gama que hemos desarrollado en los últimos seis años a petición de los inversores. Y destacaría en este apartado el interés que ha generado el lanzamiento de nuestro  ETP sobre el Bitcoin, cotizado en Frankfurt.

En cuanto a lo peor, sin duda los duros periodos de correcciones que hemos sufrido, empezando por el que viví nada más incorporarme tras la quiebra de Lehman Brothers y acabando por el COVID, también de una dureza enorme, no solo económica sino humana.

Fidelity ha lanzado muchos productos en los últimos años no solo de gestión activa, sino también pasiva, como acaba de comentar. ¿Prevé que se puedan equiparar sus flujos a los que hay en gestión activa? Y si es así, ¿en cuánto tiempo? 

En los últimos años los flujos a gestión indexada en Europa ya han superado a los de gestión activa. Y en Estados Unido el volumen gestionado ya está al 50%. Pero es importante recordar que, aunque  la gestión pasiva se canaliza hoy a través de indexados y ETFs, estos últimos ya no solo ofrecen estrategias indexadas ajustadas a capitalización bursátil y a bajo coste. Cada vez más el ETF es un vehículo de inversión colectiva que va más allá de la indexación tradicional, incorporando estrategias activas de alto valor añadido. 

El sector ha cambiado mucho en 15 años y hemos pasado de 50 a 6 grupos financieros, que son a su vez los principales distribuidores de fondos de inversión. ¿Cómo les ha afectado esto?, ¿cree que el futuro irá por mandatos? 

Sí, el sector ha cambiado mucho tanto en distribución como en gestión. Y los mandatos tienen cada vez un papel más relevante. Son el resultado de ofrecer opciones de inversión de la manera más eficiente posible. Primero tuvimos clases de acciones más baratas, luego clases de acciones institucionales, luego mandatos gestionados, mandatos asesorados… todo ello se traduce en presión sobre los márgenes de las gestoras de activos y costes más bajos para el inversor.

En cuanto a la distribución, existen dos enfoques: el anglo- holandés, que dice que no debe haber ningún tipo de retrocesión, y el germano-francés (donde nos encontramos los demás), que afirma que si eliminamos las retrocesiones va a haber muchos inversores que se queden fuera porque no podrán pagar el coste asociado al asesoramiento financiero. Parece que en Bruselas se decantan por avanzar por la vía de retirar incentivos, lo cual no pienso que vaya a ser positivo para el pequeño inversor.

La consolidación en el sector lleva muchos años y estamos viendo, cada vez más, cómo gestoras activas entran en el espacio de los ETFs. ¿Ve a Fidelity creciendo por el lado inorgánico? 

Lo que te puedo decir es que Fidelity ha sido históricamente muy poco dada al crecimiento inorgánico. En mi opinión, la explicación es que los números hablan de que un porcentaje muy alto de las operaciones corporativas de este tipo no genera valor para el accionista, y menos en un sector como el nuestro. Lo que sí creo es que la consolidación de la que llevamos tiempo hablando debería de haberse producido más rápidamente. 

La subida de tipos de interés ha derivado en el lanzamiento, por parte de las gestoras de los bancos, de producto propio, y han retirado mandatos a las gestoras internacionales.

¿Qué están haciendo para compensar ese flujo que en cierto modo se ha podido perder? 

No veo la relación entre las gestoras de los bancos y las internacionales como una competición. Creo que las dos tenemos la vocación de ofrecer a los inversores un producto que se ajuste a lo que está demandando. De hecho, nosotros nos apoyamos también en lo que hacen las gestoras nacionales, que tienen una capacidad demostrada para diseñar, fabricar y modernizar productos de inversión. 

¿Qué podemos hacer? Entre otras cosas, hablar de cuáles son las otras clases de activos donde pensamos que hay valor, incluso más que en los productos buy and hold que han comercializado las gestoras domésticas. Por ejemplo, una opción que lo ha hecho mejor son los fondos que invierten en deuda corporativa de grado de inversión. O, cuando hablamos de invertir en tecnología, dejar de lado los “7 Magníficos”, con valoraciones estratosféricas. Y cuando destacamos fondos que pueden ponerse cortos además de estar largos, es porque pensamos que hay una oportunidad. 

Hay por tanto muchas opciones a disposición de los inversores, que son quienes han de tener claro su perfil de riesgo y si van a poder dormir por la noche sabiendo que están invirtiendo en el FF Global Technology Fund, que puede subir mucho… pero también bajar mucho.  

¿Cuáles son sus apuestas para este ejercicio? ¿Y cuáles los productos que considera que los inversores españoles deberían tener en cuenta?

Con el nivel de incertidumbre que hay optamos por fondos de inversión globales. Es decir, que no sean los inversores quienes hayan de tomar la decisión de entrar en Europa, China, telecomunicaciones o energía, sino que esa labor sea la competencia del gestor de la estrategia. Por ejemplo, ahora que hay apetito por la renta fija, el FF Global Short Duration Income Fund tiene una corta duración y busca oportunidades en todo el mundo aprovechando los tipos altos, motivo por el que ha tenido muy buena acogida. Y entre los fondos que se pueden poner cortos, el FAST Global también lo hizo extraordinariamente bien en 2022, un año en que todo funcionó mal, y lo ha hecho también bien en 2023: para los que quieran asumir más riesgo es una oportunidad. Y un fondo que ya he mencionado y creo que está en casi todas las carteras, el FF Global Technology Fund, se ha convertido en una bandera del sector. 

Dicho esto, personalmente creo que hay valoraciones tan atractivas en Asia y en China que, a pesar de que sé que es un tema que polariza a los inversores, quien no esté atento se va a perder buenas oportunidades en aquella región.

¿A nivel de resultados, cuáles son las previsiones que tiene para 2024? 

En 2023 la primera mitad fue muy buena pero la segunda muy mala. Hemos empezado este 2024 bastante bien, pero somos conservadores pare este año porque hay muchas preguntas abiertas. Sirva como ejemplo que desde Fidelity a finales del pasado año hablábamos de la  alta probabilidad de que hubiera una recesión en 2024, pero luego viramos hacia una mayor probabilidad de que haya un aterrizaje suave… o incluso de que no haya un aterrizaje  (es decir, mantener los niveles actuales de crecimiento junto a un alto nivel de inflación). Obviamente, cuanto más nos alejamos del escenario inicial, más apetito de riesgo podría haber en el mercado y mejor nos podría ir.

Pero yo soy conservador en este punto. Creo que el mercado está descontando muchas buenas noticias y muy pocas malas. Veremos cómo son los resultados empresariales del primer trimestre del año para ver si esos aumentos de múltiplos implícitos en las valoraciones de muchas empresas están justificados o no. Si al final los resultados son todo lo bueno que se está anticipando, pues efectivamente el múltiplo se corregirá. De lo contrario, igual habrá algún susto.

¿Cuál es el principal riesgo que estáis monitorizando en los mercados? 

El primero es sin duda la inflación. Y, por otra parte, los precios actuales parecen estar ignorando el riesgo asociado a los conflictos geopolíticos abiertos. Hay una especie de despreocupación en este sentido que nos sorprende. Una escalada en el conflicto entre EE.UU. e Irán, que es de lo que hablamos cuando nos referimos a la situación en Oriente Medio, podría tener consecuencias muy negativas para los mercados. 

Para terminar, ¿cuáles son los grandes desafíos y metas que se plantea no solo para este año, sino a futuro? 

Tras más de 15 años en Fidelity uno aprende que se va a equivocar siempre al hacer los presupuestos anuales y proyectar cuáles serán los flujos de entrada y salida de dinero, o el efecto mercado en la valoración de nuestros activos bajo gestión.

El desafío es mantenernos en el top 3 de reconocimiento de marca entre gestoras de activos, y seguir siendo una gestora de referencia para los inversores españoles.  La valoración que  bancas privadas,  gestoras de fondos, gestoras de pensiones, aseguradoras, bancos online y family offices hacen de nuestro trabajo es muy buena, y el reto es seguir mejorando cada día. 
 

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