Las compañías de crecimiento se han visto sometidas a una gran presión. Sin embargo, en mi opinión, el mercado las ha castigado de forma indiscriminada.

Como inversor en crecimiento, resulta esencial diferenciar entre aquellas compañías que ya han llegado al final de su recorrido o que se están enfrentando a una competencia más dura y aquellas otras que simplemente están atravesando una desaceleración cíclica. Las empresas que están preparadas para volver a acelerar cuando mejore la economía constituyen una prometedora oportunidad de inversión.

Por ejemplo, las compañías de streaming y las redes sociales basadas en publicidad se enfrentan a un aumento de la competencia, por lo que los inversores deben prestar hoy mayor atención a la rentabilidad. Por otro lado, el crecimiento de la computación en la nube se ha ralentizado, pero esta ralentización podría ser cíclica. En mi opinión, los fundamentales de las compañías de computación en la nube mantienen su solidez, pero el mercado parece estar penalizándolas en la misma medida que a otras compañías tecnológicas cuyos problemas son mayores.

Del mismo modo, el sector de los semiconductores se ha visto afectado por un exceso de oferta. No sé qué es lo que ocurrirá en los próximos 12 a 18 meses, pero creo que el sector de los chips podría registrar una importante recuperación cíclica.

Si confiamos en que las compañías en las que invertimos van a lograr sobrevivir, la pregunta no es cuándo cambiará el ciclo, sino qué es lo que hay al otro lado. La necesidad de potencia de cálculo no hará más que aumentar, por lo que, en mi opinión, la demanda de chips debería repuntar.

El fabricante de equipos de semiconductores ASML calcula que los ingresos del sector alcanzarán los 940.000 millones de dólares en 2030, duplicando así los niveles registrados en 20201.

Por otro lado, el ritmo de innovación está volviendo a aumentar en todo el mundo. Hace poco fui con algunos de mis compañeros a Silicon Valley, donde pasé varias semanas, y me reuní con compañías cotizadas y empresas de capital riesgo. Volví de aquel viaje pensando que nos encontramos en un punto de inflexión en lo que respecta a la inteligencia artificial. Un ejemplo reciente es la inversión de 10.000 millones de dólares de Microsoft en OpenAI, creador del ChatGPT2, pero el impulso para desarrollar usos innovadores de la inteligencia artificial se está dando en todo el mundo.

Me recuerda a los primeros días de la telefonía móvil y la nube, cuando ambos ámbitos comenzaron a crecer de forma desmesurada. Se trata de una oportunidad abierta para que las compañías que pueden aprovechar la tecnología puedan diferenciar realmente su oferta de productos y ofrecer una mayor productividad a sus clientes. A pesar de tratarse de un entorno complicado, sigo estando convencido de las oportunidades de inversión a largo plazo que ofrece esta tecnología.

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