Este banco ha pasado -solo a nivel de balance sobre los depósitos en el banco central, nada que ver con su actividad- de perder 50 millones de euros anuales a cosechar ganancias por 400 millones. Y sin hacer nada, solo la política monetaria de incremento de tipos de interés. Imagine además el spread entre los que han subido las hipotecas y lo que remuneran los depósitos. Mil sobre hojuelas para la banca.

Pero no todo es tan bonito. Cuando las subidas de tipos son muy bruscas, tal y como hemos visto en el año 2022, se pueden producir algunas fracturas. Aquí es cuando baja la marea y se ve quién no llevaba el bañador puesto. Y, es que, la banca hace un negocio que no puede hacer nadie más: se financia a muy largo plazo (bonos de gobiernos, hipotecas, etc.) y se endeuda a muy corto (depósitos a la vista). Y no lo puede hacer nadie más porque eso es una situación de quiebra técnica. Salvo para la banca, que puede “crear” dinero vía depósitos a la vista y así cubrir su activo a largo plazo con pasivos a corto. 

Pagan más interés (de forma habitual) los largos plazos que los cortos. Por eso el banco presta a largo plazo (hipotecas o bonos de gobiernos) para recibir un elevado interés y pide prestado a corto (depósitos) sobre los que abona un interés muy pequeño. Y de ese diferencial se obtiene la rentabilidad. Pero financiarse a largo plazo con deuda a corto es muy arriesgado. Este riesgo es lo que se conoce como descalce de plazos: pasivos a corto plazo, activos a largo.

Si el banco sufre retiradas de depósitos a corto plazo, tiene que deshacer su posición de activos a largo plazo. Pero muchas veces estas posiciones a largo no son tan sencillas de deshacer.

Adicionalmente, la subida de tipos de interés hace que los activos a largo plazo comprados por la banca, como bonos de gobiernos, a tipos cercanos al 0%, caigan en precio. Si sus activos a largo plazo (que ya de por sí apenas daban rentabilidad) caen, su activo se reduce y sufre pérdidas latentes. Si a esto añadimos que la banca tiene que empezar a remunerar depósitos que antes no remuneraba, la situación se complica aún más.

Ahora imaginemos que los depositantes del banco quieren retirar parte de sus depósitos a la vista, bien porque quieren consumir, bien porque temen la situación del banco. ¿Cómo hace frente el banco a esta retirada si no es haciendo explícitas esas pérdidas latentes teniendo que “mal vender” esos títulos gubernamentales? Esto lleva a que la pérdida del activo sea real, y tenga que compensar su balance con una pérdida de patrimonio. El banco se descapitaliza y, si no logra captar nuevo capital, es más que probable que quiebre. 

Por eso en Estados Unidos la Reserva Federal ha creado un mecanismo de garantías (de un año de duración) para que la banca pueda acudir a refinanciar su balance sin tener que recurrir a la venta en malas condiciones de su activo. Aun así, en el año 2023, hemos visto 5 quiebras bancarias en este país y en el año 2024, ya llevamos una. Es cierto que 5 no son muchas, pero los activos bajo gestión sí son elevados. Concretamente, la cifra supera ampliamente el volumen del año 2008 (crisis financiera).


 
Fuente: Carlos Arenas Laorga

Entonces, ¿realmente se benefician los bancos del incremento de los tipos de interés? Pues sí, pero si son incrementos muy rápidos, pueden generar rupturas en el sistema bancario. Ante este escenario, no es sencillo acercarse a invertir en bancos y sacar partido de esas subidas de tipos de interés. Pero existen fondos que hacen una gestión en la selección de bancos que es excelente. Ante esta situación de tipos elevados, la banca tiene en su balance muchos bonos que les reportan cerca del 0%, mientras que si los comprase ahora le darían un 4 o 5%. ¿Qué bancos compro porque pueden seguir aprovechándose de los tipos altos y cuáles debo evitar por riesgo de quiebra?

En el próximo artículo te contamos qué 4 fondos del sector financiero lo están haciendo de maravilla.