Aunque en los dos últimos años ha habido una reorientación hacia la deuda privada, tendencia que continuará, también hemos observado una revisión de las valoraciones en el capital riesgo. Con la normalización de los precios, aumenta la actividad en el mercado. Las valoraciones no han vuelto a los niveles previos al aumento de la inflación, las subidas de tipos y la crisis energética que siguieron al ataque a Ucrania.
Las crisis geopolíticas también han afectado a los mercados privados y a las valoraciones. Sin embargo, esta clase de activo ha demostrado que puede capear momentos de incertidumbre gracias a sus tipos flotantes y a su vinculación con la inflación. Las crisis geopolíticas, por lo general, son pasajeras, mientras que los inversores en esta clase de activos suelen tener un enfoque a largo plazo, que puede durar incluso varias décadas.
En nuestra opinión, en 2025 habrá más captaciones de fondos en los mercados privados. Los inversores se sienten cómodos con los resultados obtenidos recientemente, a pesar del entorno de mayor volatilidad. Dado que los tipos vuelven a bajar, la situación se está reajustando, lo que debería propiciar la aparición de oportunidades atractivas.
En el ámbito de la deuda privada, los inversores tienen a su disposición un amplio y creciente abanico de opciones, que incluyen nuevas oportunidades en deuda de impacto, mercados secundarios, infraestructuras y deuda privada en áreas temáticas. Además, en el sector de la financiación comercial (trade finance), los inversores institucionales han adquirido una mayor relevancia.
Necesidad urgente de inversión
Según un informe reciente de Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, se calcula que, para seguir siendo competitiva, la Unión Europea necesita invertir entre 750.000 y 800.000 millones de euros al año en áreas como la transformación digital, la transición ecológica y la defensa.
Aunque urge realizar nuevas inversiones, los déficits públicos van en aumento, por lo que se necesita recurrir al capital privado. Esto abre una ventana de oportunidades para los inversores, con un atractivo perfil de riesgo/rentabilidad, dada la revaluación de proyectos. Existen numerosas iniciativas de gran envergadura que requieren financiación, como la modernización de carreteras y de transporte público, o la construcción de infraestructuras digitales y centros de datos, así como infraestructuras sociales y servicios públicos. Estos proyectos necesitan socios con una trayectoria y una experiencia reconocida en proyectos a largo plazo.
Los proyectos de infraestructuras están impulsando el desarrollo económico y social de los países. Durante el intenso ciclo electoral de 2024 se retrasaron algunos proyectos. Sin embargo, al tratarse de servicios básicos fundamentales, se retomarán cuando se formen los nuevos Gobiernos. La prestación de servicios esenciales es particularmente importante en un contexto de auge del populismo, que está desestabilizando el panorama político.
El “impacto” se acelera
En los nuevos proyectos se seguirán contemplando aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza. La inversión en deuda privada de impacto está cobrando una mayor relevancia, puesto que es necesario que el capital privado apoye la descarbonización y la digitalización, al tiempo que genera beneficios para la sociedad y los inversores. Esperamos que esta tendencia continúe y despierte un mayor interés entre los inversores institucionales de Asia y otras regiones, que están prestando más atención a estrategias que contribuyen a impulsar la transición energética.
Otra tendencia que esperamos que se mantenga es el crecimiento de los mercados secundarios. Si bien se trata de instrumentos ya consolidados en el ámbito del capital riesgo, aún se están estableciendo en el mercado de deuda privada y de renta variable de infraestructuras. Los mercados secundarios no solo aceleran el despliegue de capital, sino que también ayudan a diversificar las carteras. Considerando el tamaño de los mercados primarios de deuda privada y activos de infraestructura, junto con las restricciones de liquidez, anticipamos un aumento significativo de las inversiones en los mercados secundarios en 2025. Estas operaciones estarán al alcance de quienes cuenten con una red sólida como inversor en los mercados primarios, acceso a información de primera mano para llevar a cabo las transacciones y el poder de negociación necesario para cerrar operaciones relevantes con descuentos significativos.
Por último, pero no por ello menos importante, con la entrada en vigor de la segunda versión del Reglamento sobre fondos de inversión a largo plazo europeos (FILPE), los mercados privados son ahora más accesibles para los inversores particulares. La denominada “democratización de los mercados privados” implica una mayor disponibilidad de capital privado para la transformación, al tiempo que permite a los inversores particulares participar del potencial de crecimiento de esta clase de activos. La plataforma de análisis Scope Group prevé que los volúmenes de FILPE aumentarán hasta los 30.000-35.000 millones de euros a finales de 2026, y que se lanzarán al menos 20 FILPE nuevos al mercado el próximo año. No obstante, los inversores deben considerar las características y los riesgos asociados a las inversiones en mercados privados, como el horizonte de inversión a largo plazo. Asimismo, es recomendable que cuenten con asesoramiento especializado para poder tomar una decisión bien fundamentada.
Socios con ideas similares
Las inversiones en mercados privados son un pilar clave en las carteras de muchos inversores institucionales. Creemos que la deuda privada y la inversión en proyectos de infraestructuras seguirán ofreciendo oportunidades atractivas. Tras los cambios normativos, un mayor número de inversores puede acceder a los mercados privados. Esto conlleva una mayor responsabilidad para garantizar que estos nuevos grupos de inversores tengan la información necesaria para tomar decisiones acertadas. En un contexto con más tipos de clientes, más proyectos que necesitan financiación y menos actores en los mercados privados, esperamos que surjan numerosos nuevos proyectos y empresas que necesitan financiarse. Les respaldarán socios con objetivos en común, junto con una amplia experiencia y una trayectoria sólida y consolidada.
¿EN QUÉ DEBERÍAN CENTRARSE LOS INVERSORES EN 2025?
Invertir en el futuro implica invertir en infraestructuras. Desde la digitalización hasta la transición energética, pasando por la modernización de la infraestructura existente, se necesita un gran volumen de inversión para acelerar el progreso y el crecimiento. Esperamos que surjan más oportunidades en 2025, sobre todo en el ámbito de deuda de infraestructuras.