El año 2025 ha comenzado con un mercado positivo pero volátil. Actualmente, el diferencial entre la renta variable americana y la europea está en máximos, con un PER un 50 % mayor en EEUU frente a Europa, cuando históricamente ha sido del 10%. Y en este sentido, desde Edmond de Rothschild Asset Management advierten sobre una posible sobrevaloración en EEUU, pero también ven una oportunidad: la rotación hacia sectores y compañías con potencial de crecimiento que aún no han alcanzado su rendimiento esperado.
Aquí entra en juego el big data como inversión temática. Y es que, la digitalización y la eficiencia operativa son clave para muchas empresas, y el big data juega un papel fundamental en este proceso. Datos aportados por Patricia Pomares, Senior Portfolio Manager Caixabank AM señalan que en 2024, el gasto privado en big data creció un 9,9% interanual y se espera que siga aumentando entre un 12% y un 15% anual hasta 2030. Lo que confirma que sigue siendo un sector con un gran potencial de crecimiento a largo plazo y una apuesta estratégica para la inversión.
Pero ¿cómo seleccionan las gestoras las mejores compañías con un enfoque sólido y rentable en big data y qué criterios siguen? María García Fernández, Head of Sales de Edmond de Rothschild AM comenta que la aproximación al big data es transversal, enfocándose en tres tipos de compañías:
- Infraestructura: Empresas que crean el almacenamiento y distribución de datos.
- Explotación de datos: Incluye inteligencia artificial y compañías que optimizan sus modelos de negocio mediante big data.
- Usuarios de datos: Empresas no tecnológicas que invierten en digitalización para mejorar su eficiencia.
Y añade que para evaluar estas compañías, se analizan factores como:
- Beneficios por acción ligados a la digitalización.
- Capex destinado a big data, diferenciando entre mantenimiento e inversión estratégica.
- Presencia de un responsable de tecnología en el board, como indicador de compromiso con la digitalización.
¿Sigue habiendo potencial en la temática big data?
La democratización de la inteligencia artificial y la expansión del big data están abriendo nuevas oportunidades de inversión. Se espera que sectores como la agricultura, la medicina y la banca adopten cada vez más soluciones basadas en datos, lo que podría impulsar la eficiencia y productividad en estos ámbitos. Además, la aparición de modelos de IA más accesibles y económicos está ampliando el uso del big data en diferentes industrias, diversificando las oportunidades para los inversores.
María García de Edmond de Rothschild AM afirma que son firmes creyentes en la inversión temática, pero también en la importancia de evaluar el mercado con perspectiva. “Lo ilustramos con la metáfora de un iceberg: en la parte visible están las grandes tecnológicas sobrevaloradas, donde el mercado pone en precio un crecimiento futuro incierto. Sin embargo, bajo la superficie hay una base más sólida de compañías con modelos de negocio rentables y valoraciones razonables”. Desde la gestora se centran en identificar empresas con flujo de caja positivo y crecimiento sostenible, evitando la sobrevaloración.
Juan Cortázar, Funds and ETFs Selection - Equity de BBVA Quality Funds complementa esto añadiendo que “el crecimiento de los macrodatos es indiscutible, generándose diariamente 2,5 trillones de octetos de datos. Para poner esto en perspectiva, el 90% de los datos actuales se ha creado en los últimos dos años”. Por lo que esta explosión de datos demanda mayores capacidades de almacenamiento, distribución y análisis, lo que se reflejará en todos los sectores de la economía, mostrando una diversificación continua en su aplicación.
¿Qué sectores están siendo impactados o transformados por ese uso del big data?
Los expertos creen que está siendo una adopción de tecnología muy transversal en muchísimas industrias.
Desde Caixabank, Patricia Pomares señala que hay numerosos ejemplos que demuestran cómo los datos están transformando diversas industrias. Afirma que “el uso de datos es evidente en empresas como Netflix, que nos sugieren series basadas en nuestras preferencias, o en Amazon, que nos recomienda productos que ni siquiera sabíamos que necesitábamos”. Y que esto refleja una búsqueda de productividad y competitividad por parte de las empresas, pero no se limita a grandes compañías. “En el ámbito de la salud, por ejemplo, se están desarrollando medicamentos más personalizados gracias al análisis de datos. Y también en finanzas y transporte, los datos son esenciales para optimizar operaciones y recorridos”.
Por su parte, María García de Edmond de Rothschild AM destaca que los sectores que lideran la implementación del big data son el financiero y el de la salud. “El sector financiero, que incluye bancos y aseguradoras, ha estado a la vanguardia durante años. Por ejemplo, Bank of America ha invertido 3 billion en datos para optimizar procesos y prevenir fraudes, lo que beneficia la convivencia social”. Y por otro lado, el sector salud, incluyendo farmacéuticas, que también está invirtiendo significativamente en datos. “Un caso notable es el de Roche, que ha trabajado en el estudio del genoma humano durante 20 años y ahora espera obtener resultados que impulsen innovaciones en medicina predictiva y preventiva, mejorando la salud de la sociedad en general”.
Y en todo esto, las grandes tecnológicas tienen un papel fundamental. De hecho, Juan Cortázar de BBVA Quality Funds comenta que “las grandes empresas tecnológicas, como Microsoft, Google y Amazon, juegan un papel crucial en el desarrollo de infraestructura y almacenamiento de datos en la nube, dado el crecimiento masivo y la diversidad de fuentes de datos. Sin embargo, también hay muchas empresas de mediana y pequeña capitalización que están desempeñando un papel cada vez más relevante en la creación de infraestructuras y en el aumento de la capacidad de almacenamiento de datos”.
¿Cuáles son los subsectores más seguidos por los selectores?
La inteligencia artificial ha captado gran interés de los inversores en los últimos años, pero Patricia Pomares de Caixabank AM recalca que es clave diferenciar en qué fase se encuentra una tecnología: innovación, infraestructura o adopción. “Actualmente, estamos en una etapa de adopción, con un mercado más maduro, donde ya existen compañías que ofrecen big data como servicio, con modelos de negocio consolidados, flujos de caja reales e ingresos tangibles”.
Sin embargo, advierte “que tras un periodo de altas expectativas, cualquier dato decepcionante podría generar correcciones en el mercado, como se ha visto recientemente con DeepSeek”. Por ello, el 2025 puede traer volatilidad, lo que hace fundamental una gestión prudente de las inversiones.
Asimismo, los expertos recalcan que la inteligencia artificial se basa en algoritmos que procesan grandes volúmenes de datos, y su desarrollo depende de mejoras en almacenamiento y distribución de datos. Aquí, la ciberseguridad, una subindustria dentro del big data, está en crecimiento, con un mercado que alcanzó 25.000 millones en 2023 y se proyecta un aumento del 15%. Y además, el blockchain, fundamental para las criptomonedas, ofrece un registro digital seguro y será clave en diversos sectores en el futuro.
Retos y riesgos
La inversión en big data ha evolucionado a lo largo de los años, lo que permite a los inversores evaluar su comportamiento en diferentes escenarios económicos, como variaciones en la inflación y los tipos de interés. Además, la experiencia de pérdidas significativas en 2020 debido a la pandemia ha llevado a los inversores a adoptar un horizonte temporal más largo para sus inversiones, lo que proporciona mayor estabilidad y evita sorpresas desagradables.
En cuanto a los retos, Patricia Pomares cree que la regulación de datos es crucial, especialmente en sectores críticos como la salud y las finanzas. Y es que, “aunque inicialmente puede parecer un aspecto negativo debido a las inversiones que las empresas deben realizar para cumplir con las normativas y garantizar la seguridad de los datos, a largo plazo esto genera confianza tanto para los clientes como para los inversores. Un marco regulatorio sólido asegura que los datos están bien protegidos, lo que es beneficioso para todos”. Y en este sentido añade que el concepto de que los datos son una "commodity" es preocupante, especialmente cuando se trata de datos personales. Ya que al considerar los datos como mercancías que se pueden comercializar, se pierde el control sobre la privacidad. Por lo que concluye diciendo que “la regulación es fundamental para asegurar que los datos no sean tratados como commodities, proporcionando protección y confianza en el manejo de información personal”.
Para Edmond de Rothschild AM la inversión en el sector de datos requiere una visión a largo plazo, ya que proyectos complejos pueden tardar años en desarrollarse. Y María García está convencida de que “la paciencia es esencial, y no solo la cantidad, sino también la calidad de los datos es crucial para obtener resultados eficientes”.
Y en cuanto a los riesgos, el gran problema está en la concentración. Desde la gestora indican que se busca invertir en compañías sólidas con valoraciones razonables y un crecimiento sostenible, ignorando el ruido del corto plazo. María García en este sentido afirma que “actualmente, el mercado está concentrado en unas pocas grandes empresas, y es esencial identificar a los futuros líderes del big data a largo plazo”. Y asegura que “se compara esta situación con la burbuja de Internet en 2000, donde sólo unas pocas compañías han perdurado, lo que resalta el riesgo de que no todas las actuales líderes se mantendrán en el futuro”.
Para hacer frente a ello, desde la gestora hablan del fondo Edmund de Rothschild Big Data, que tiene 10 años de historia. Un fondo que se adapta a los ciclos del mercado y ofrece a los inversores una exposición a la temática del big data, enfocándose en el largo plazo, manteniendo la perspectiva de los fundamentales y preservando los riesgos para los inversores.
Al final, el big data, que abarca macro datos y transforma estrategias empresariales en diversas industrias, es clave para generar valor a largo plazo. Aunque es un tema de crecimiento global, es fundamental ser consciente de los riesgos y ajustar el horizonte de inversión a un mínimo de tres a cinco años. Y además, los inversores deben identificar empresas competitivas que optimicen productividad y reduzcan costos, ya que el uso de big data les ayudará a mantener un liderazgo sostenible en el futuro.
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