Aunque el crecimiento económico ha mostrado estabilidad en los últimos años, independientemente de quién ocupe la presidencia, las políticas de Trump podrían tener un impacto significativo en los mercados, las divisas, la inflación, el empleo y la regulación. (Puede consultar nuestro Gráfico de la semana para más información). Aunque Trump no asumirá el cargo hasta dentro de unos meses, su influencia ya se está dejando notar.
Un ejemplo de ello es el fortalecimiento del dólar. Su valor ha aumentado a medida que los inversores perciben que los Republicanos no solo tendrán el control de la Casa Blanca, sino también en ambas cámaras del Congreso.
¿Por qué ocurre esto? Aunque Trump ha declarado en repetidas ocasiones su preferencia por una divisa débil, sus políticas suelen favorecer la entrada de capital extranjero en EE.UU. Esto incluye un aumento de las expectativas de crecimiento de la inflación, mayores tipos de interés, una rentabilidad potencialmente más elevada de la renta variable estadounidense en comparación con otros mercados, y el incremento del endeudamiento público (lo que podría requerir la participación de inversores extranjeros para absorber la emisión acelerada de bonos del Tesoro).
Otro factor que respalda al dólar son los aranceles. Durante su campaña, Trump afirmó que pretende imponer aranceles más altos a las importaciones, incluyendo un posible impuesto universal del 10-20% y hasta un 60-100% sobre los productos procedentes de China. Sin embargo, los datos históricos indican que el impacto de los aranceles se suele contrarrestar con la apreciación de la moneda del país que los implementa. Esto tiene su lógica: cuando los productos extranjeros se encarecen, la demanda de divisas extranjeras suele reducirse de manera natural.
No obstante, los desafíos relacionados con los aranceles no terminan ahí. También existe el riesgo de represalias por parte de otros países y, además, los aranceles funcionan como un impuesto que recae sobre los importadores, no sobre los exportadores. Esto podría obligar a las empresas estadounidenses a tomar ciertas decisiones complicadas:
1. Presionar a sus socios comerciales para que bajen los precios.
2. Optar por proveedores locales, aunque esto suponga un mayor coste.
3. Repercutir los aumentos en los precios en el consumidor final.
4. Confiar en que la apreciación del dólar compense el impacto de los aranceles.
5. Reducir sus márgenes y beneficios.
Aunque todavía no está claro cómo planea Trump implementar estas medidas, es probable esto se lleve a cabo a lo largo de 2025. Lo que está claro es que los aranceles son inminentes y los mercados ya están respondiendo.
Claves de la próxima semana
Esta semana, el calendario económico estará marcado por los indicadores habituales y una intensa actividad política en EE.UU., mientras Donald Trump busca apoyo en el Congreso para sus políticas y sus posibles candidatos. (Nuestro calendario, más abajo, está en horario europeo).
El lunes será un día más o menos tranquilo, destacando únicamente la publicación del índice Ifo de clima empresarial en Alemania como dato relevante.
El martes, la atención se trasladará a EE.UU., con la publicación de datos clave como la confianza del consumidor, los precios de la vivienda y las ventas de
viviendas nuevas. Estos indicadores serán seguidos de cerca para evaluar cómo perciben los hogares las perspectivas de gasto y empleo tras las elecciones.
El miércoles, tanto Alemania como EE.UU. volverán a ser el foco de atención. En Alemania, se publicará el índice GfK de confianza del consumidor, mientras que en EE.UU. los inversores estarán atentos a los datos relacionados con el consumo: inflación subyacente, ingresos personales, ahorro y gasto.
El jueves se celebrará el Día de Acción de Gracias y los mercados estadounidenses permanecerán cerrados. Los inversores podrán disfrutar del pavo asado, fútbol y familia tras las elecciones. Por otro lado, ese día se publicarán el índice de sentimiento económico de la eurozona y la lectura preliminar del IPC de noviembre en Alemania.
Finalmente, el viernes se publicarán varios datos importantes en Japón, como el desempleo y las ventas minoristas de octubre, junto con la inflación de Tokio correspondiente a noviembre.