En las últimas semanas, los mercados financieros han presentado un panorama mixto, lleno de oportunidades, pero también con desafíos importantes que los inversores no pueden ignorar. Desde los sólidos datos macroeconómicos en algunas economías desarrolladas hasta las preocupantes señales de estancamiento en otras, el entorno global actual nos ofrece lecciones para navegar la volatilidad y optimizar las estrategias de inversión. 

Puntos positivos: resiliencia en medio de la incertidumbre

A pesar de la incertidumbre geopolítica y los temores sobre una posible desaceleración económica global, algunos sectores de la economía han mostrado señales de fortaleza. Un claro ejemplo es la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) en las principales economías mundiales. Durante el segundo trimestre de 2024, el crecimiento global se situó en un 3,2%, destacando China con un aumento del 4,7% interanual, seguida de cerca por Estados Unidos, que alcanzó un 3,0%. Además, las ventas minoristas en la zona euro también han mostrado una ligera mejora, lo que indica un repunte del consumo.

Asimismo, los indicadores de empleo en Estados Unidos continúan mostrando fortaleza. El índice de optimismo de las pequeñas empresas aumentó en septiembre, lo que sugiere una mayor confianza en el mercado. Este sentimiento positivo se refuerza con los resultados corporativos del tercer trimestre, donde se espera un crecimiento del beneficio por acción (BPA) cercano al 4,2%. En el mercado bursátil, el 75% de los valores del S&P 500 cotizan por encima de sus medias móviles de 200 días, otro signo de fortaleza.

El desempeño de las materias primas también ha mostrado señales positivas. El oro, por ejemplo, ha alcanzado máximos históricos en términos nominales, superando los $2.500 por onza en 2024. 

Puntos negativos: desafíos en el horizonte

Sin embargo, no todo es optimismo. Ni mucho menos. Ya explicamos ciertos indicadores adelantados de crisis como la Regla Sahm. Los riesgos para la economía global persisten, y algunos indicadores sugieren que podríamos estar en las fases iniciales de una desaceleración. La economía alemana, la más grande de Europa, sigue con serios problemas. Las proyecciones indican que se contraerá un 0,2% en 2024. Además, la producción industrial alemana ha mostrado gran volatilidad, con un aumento en agosto, seguido de una fuerte caída en los pedidos de fábrica, reflejando la incertidumbre del mercado.

A nivel global, la persistente rigidez de la inflación sigue siendo motivo de preocupación. Aunque en algunos países, como Estados Unidos, la inflación ha mostrado señales de moderación, los precios del petróleo se han mantenido firmes, lo que podría añadir presión inflacionaria en los próximos meses. Este fenómeno, combinado con las tensiones geopolíticas, especialmente en Oriente Medio, aumenta la probabilidad de que los precios de la energía se mantengan elevados, lo que podría afectar tanto a las economías desarrolladas como a las emergentes.

Además, la deuda global continúa siendo una preocupación creciente. Estados Unidos, por ejemplo, está lidiando con un déficit fiscal que se espera alcance cifras récord para el final de 2024. Este nivel de endeudamiento podría restringir la capacidad del gobierno para añadir estímulos adicionales si la economía lo requiriera en el corto plazo. Por su parte, en Europa, algunos países como Francia ya han presentado presupuestos que contemplan recortes en el gasto y aumentos de impuestos.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Perspectivas y estrategias

  1. Ante este escenario mixto, es esencial que los inversores mantengamos una estrategia de diversificación y vigilancia constante. En cuanto a renta variable, el contexto actual sigue ofreciendo oportunidades, especialmente en sectores de crecimiento y defensivos como el tecnológico y el sanitario. Los fondos que mantienen una exposición prudente a estos sectores continúan mostrando buenos resultados en momentos de volatilidad.
  2. Por otro lado, es igualmente crucial tener en cuenta los riesgos. Las próximas elecciones en Estados Unidos y la posibilidad de una escalada en los conflictos en Oriente Medio añaden incertidumbre al panorama global. En este sentido, estrategias que combinen posiciones en activos refugio, como el oro, y una adecuada gestión de la renta fija, pueden ayudar a mitigar los riesgos a corto y medio plazo.
  3. Además, con los recientes cambios en las políticas monetarias globales, los inversores debemos estar atentos a cómo los bancos centrales gestionan los tipos de interés. La expectativa de que la Reserva Federal mantenga una política monetaria más flexible abre una ventana de oportunidad para activos de mayor riesgo, pero es fundamental no perder de vista la evolución de los datos macroeconómicos y de los resultados empresariales para ajustar las carteras según sea necesario.