Como apunta Selfbank, el sector salud basa sus expectativas de crecimiento a largo plazo en diversas tendencias como los cambios demográficos, expansión de las clases medias emergentes, aumento de enfermedades crónicas y la transformación tecnológica. No se ve excesivamente afectado por la normalización de la política monetaria, por lo que podría actuar como activo refugio ante subidas de tipos de interés e inflación alta, así como beneficiarse de un cierto movimiento defensivo ante el contexto de la crisis de Ucrania y Rusia.
El sector mostró su rápida capacidad de ajuste a las necesidades de la sociedad durante en Covid-19, con la investigación, prueba, elaboración y distribución del fármaco capaz de generar inmunidad en la población mundial. Sin embargo, la pregunta que podríamos hacernos es ¿Por qué invertir en el sector salud después de la pandemia?
Debemos entender que invertir en el sector sanitario es una inversión en nuestras comunidades y en el futuro compartido. La pandemia de COVID-19 ha estimulado la innovación generalizada en los diversos subsectores de la industria de la salud en los últimos 24 meses, lo que la convierte en una industria atractiva para los inversores.
Las innovaciones incluyen un aumento del 600% en la disponibilidad de servicios de telemedicina y atención sanitaria a domicilio observados en las fases iniciales del cierre, una tendencia que los inversores ven que perdurará más allá del final de la pandemia.
Al invertir en modelos sanitarios no tradicionales, los inversores observarán una disminución de los costes operativos. A su vez, esto hará que la asistencia sanitaria sea más asequible para los pacientes y ofrecerá a los inversores la oportunidad de generar rendimientos más sustanciales a largo plazo.
El sector sanitario disfruta del viento de cola de la demografía a largo plazo: el envejecimiento de la población de países desarrollados de Europa y Asia, aumento en las tasas de obesidad y el efecto riequeza incrementa el gasto sanitario, los inversores pueden esperar un aumento de la demanda sanitaria. Y, dado que la innovación en el sector sanitario sigue el ritmo del sector de las tecnologías de la información, las posibilidades de introducir mejoras revolucionarias están en el horizonte. . P
El sector está compuesto por valores defensivos, con compañías que ofrecen rentabilidad constante en cualquier mercado. Dado que la gente siempre necesitará atención sanitaria, el sector de la salud ofrece una rentabilidad muy estable y constante que no está relacionada con la dirección general del mercado de valores.
Pero para determinar qué empresas tendrán más éxito como inversiones a largo plazo es necesario tener un buen ojo y un gran conocimiento del sector sanitario, por lo que es aconsejable invertir vía fondos.
Mejores fondos del sector salud
En lo que va del año, hay algunos fondos españoles que se colocan a la cabeza de las rentabilidades, entre ellos:
Caixabank Multisalud FI, con un patrimonio que supera los 900 millones de euros, que toma como referencia el comportamiento del índice MSCI World Health Care. Entre el 75% y el 100% de la exposición seráÌ en valores de renta variable, cotizados en mercados autorizados, de compañías del sector de la salud. El fondo se registró en la CNMV en febrero de 2016 y tiene una comisión de gestión del 1,675%, 0,175% de depósito y 4% de reembolso. Es un fondo para aquellos inversores más arriesgados y con mayor apetito al riesgo, al tratarse de un fondo con un riesgo 6 según la escala de la CNMV (de 1 a 7).
Su filosofía de inversión concede especial importancia al análisis en profundidad de las compañías y a la búsqueda de un potencial de revalorización adecuado al riesgo asumido en cada inversión.
La distribución sectorial y geográfica son las que se muestran a continuación, donde se observa el gran peso de compañías de los EE.UU.
Entre las principales posiciones que integran la cartera destaca Eli Lilly, con un 9,38% de peso, Johnson & Johnson con 7%, Lonza Group con 6,38%, Daiichi Sankyo con 6,13% y United Health Group fon 4,76%, entre otras con peso de entre el 3% y el 4,5%.
El fondo alcanza una rentabilidad hasta el cierre de octubre del +7,7%, situándole en los primeros lugares entre sus competidores. La rentabilidad anualizada tanto a 3, como a 5 y 10 años es positiva igualmente, del 10,9%, 9,16% y 12,37% respectivamente.
Otro de los fondos españoles destacados es el Ibercaja Sanidad FI, con un patrimonio menor que el anterior (615,2 millones de euros) pero igualmente bien posicionado entre sus competidores en lo que va del año, ya que a 3 años el fondo se descuelga hasta el segundo y tercer cuartil. Es un fondo de renta variable global que invierte en las principales compañías con objeto social relacionado con el sector de la salud y actividades de investigación, desarrollo y producción de fármacos. Además el fondo sigue criterios financieros y extra financieros en su proceso de inversión, también llamados criterios ASG. Es un fondo adecuado para inversores más arriesgados, ya que es un fondo de riesgo 6 de una escala de 1 a 7 de la CNMV.
La cartera está compuesta por unas 56 posiciones del sector sanidad y 1,51% del sector consumo discrecional, con un 3,13% de liquidez y un 2,08% en IIC extranjeras. La distribución geográfica también esta muy orientada a EE.UU., pero también a Suiza y Gran Bretaña, entre otros. Entre sus principales posiciones vemos algunas ya mencionadas en el fono anterior así como Cigna Corporation, Bristol-Myers, Merck y otras compañías más:
En cuanto a la rentabilidad, el fondo alcanza un +4,57% de rentabilidad al cierre de octubre, y curiosamente la anualizada a 3, 5 y 10 años es superior al 10%.
Los inversores deben asociarse con un equipo de confianza de expertos en sanidad que se tomen el tiempo necesario para llevar a cabo la debida diligencia con el fin de obtener los rendimientos más significativos.
Hay que invertir en el sector porque la "próxima normalidad" está a la vuelta de la esquina.