En los vencimientos cortos o intermedios, la deuda española se está colocando incluso a tipos ligeramente inferiores a los de la deuda francesa, como muestra el siguiente gráfico (diferencial a 5 años).

¿Es normal? Absolutamente, y es probable que esta tendencia se intensifique por varias razones:

  • Además de en 2020, cuando Francia aplicó una política de apoyo fiscal muy fuerte, el crecimiento de España ha sido más fuerte que el de Francia todos los años desde 2014. Las previsiones para 2024, 2025 y 2026 muestran mejores expectativas para España, en línea con los últimos años.
  • Aunque el déficit presupuestario de España ha sido históricamente superior al de Francia desde 2008, la tendencia se ha invertido desde la pandemia. En 2023, se espera que el déficit presupuestario de España se sitúe en torno al 3,6%, mientras que en Francia debería ser del 5,5%, aunque es probable que este último se revise al alza.
  • En consecuencia, la ratio deuda/PIB es más favorable en España que en Francia, con una posible vuelta por debajo del 100% para España en 2027, algo improbable para Francia.
  • El clima político es actualmente más estable en España que en Francia. Hay poca visibilidad en cuanto a la duración potencial del actual Gobierno francés, con el fantasma de unas nuevas elecciones legislativas el próximo verano.

Todos estos factores nos llevan a seguir siendo muy prudentes sobre la deuda francesa y a preferir la deuda española de cara a los próximos meses.