La renta fija ofrece una buena solución al dilema al que han de hacer frente los inversores en la actualidad: ¿qué se puede hacer en un mercado que se debate entre las esperanzas de un aterrizaje suave y el temor a una recesión? Tras un 2022 muy complicado, la renta fija vuelve a cumplir su función de fuente de estabilidad y diversificación.
Por su parte, la Reserva Federal ha hecho todo lo posible por mantener la intriga. En su reunión de junio, el banco central mantuvo sin cambios los tipos de interés entre el 5,0% y el 5,25%, pero dejó la puerta abierta a nuevas subidas ante la solidez de los datos del mercado laboral y la persistencia de la inflación. La entidad prevé cerrar el año en el 5,60%, lo que supondría dos subidas de tipos adicionales.
Los mercados se han visto obligados a reajustar sus expectativas de forma continua, ya que la capacidad de resistencia del consumo llevó a la Reserva Federal a subir los tipos y aumentó de manera evidente la posibilidad de una recesión. En el entorno de la renta fija, ello supone un mayor potencial de generación de rentas y la aparición de nuevas oportunidades.
¿Una pausa, un descanso o un cambio de tendencia? Los inversores prevén una reducción de los tipos de interés
«La posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión el próximo año sigue siendo elevada, ya que las consecuencias de la agresiva campaña de subidas de tipos de la Reserva Federal comienzan a dejarse sentir en la economía», sostiene Pramod Atluri, gestor de renta fija. La interrupción del ciclo de subidas de tipos ofrece a la Reserva Federal la posibilidad de comprobar el impacto del aumento de los costes de financiación y del endurecimiento de las condiciones de crédito.
A pesar de que las expectativas apuntan a una recesión relativamente suave, parece como si los inversores estuvieran esperando a ver por dónde viene el próximo problema. El desplazamiento de los inversores a las posiciones en efectivo ha hecho que los fondos del mercado monetario alcanzaran un volumen sin precedentes de 5,2 billones de dólares. Al mismo tiempo, la renta fija ha registrado ganancias moderadas en el periodo comprendido entre principios de año y el 13 de junio de 2023.
Una de las razones que explican este repunte es que la inflación ha comenzado a caer desde el nivel máximo que alcanzó el año pasado y podría mantener su tendencia bajista. «Si la economía continúa ralentizándose como consecuencia del endurecimiento de la política monetaria y la restricción del crédito bancario, esta tendencia a la baja podría mantenerse y acercar la inflación al objetivo del 2% fijado por la Reserva Federal», explica Atluri.
Un potencial de generación de rentas como elemento de protección
Las subidas de tipos de interés han traído consigo una mayor generación de rentas. El índice Bloomberg Global Aggregate, un índice de referencia muy utilizado en los mercados de deuda de grado de inversión (con calificación BBB/Baa y superior), registró una rentabilidad del 3,7% el 14 de junio de 2023, frente al 1,3% que registraba el 31 de diciembre de 2021. A diferencia de los repuntes que se han producido en los últimos diez años, este nivel elevado de rentabilidad se ha estabilizado en los distintos sectores de renta fija, lo que apunta a que, tras varias décadas de tipos reducidos y después de un complicado 2022, podría mantenerse la tendencia de sólida generación de rentas.
La sólida generación de rentas puede mantenerse si el rendimiento de los bonos se estabiliza en niveles elevados
Unos tipos de interés más altos también significan que los bonos están mejor preparados para absorber la volatilidad de los precios o de los tipos, lo que facilita la generación de rentabilidades positivas. La rentabilidad total de un fondo de bonos está compuesta por las distribuciones, las variaciones de precios y los intereses pagados. Básicamente, lo que ofrecen los tipos de interés más elevados es una mayor protección frente a la volatilidad.
Además, si el crecimiento se deteriora o surgen crisis inesperadas, la renta fija de calidad tiende a ofrecer una importante ventaja de diversificación con respecto a la renta variable. La razón es la siguiente: estas situaciones suelen provocar un desplazamiento de la inversión hacia el sector de los títulos del Tesoro estadounidense, lo que a su vez favorece a los precios de los bonos, ya que el rendimiento comienza a disminuir. Del mismo modo, el rendimiento disminuiría si la Reserva Federal interviniera para respaldar el crecimiento con recortes de tipos de interés.
En ese sentido, la inversión de la curva de tipos ha apuntado durante algún tiempo a una potencial recesión. Cuando la Reserva Federal comenzó a subir los tipos de interés en marzo de 2022, los tipos de los títulos del Tesoro a dos años subieron más que los de los títulos a diez años. Esta inversión de la curva suscitó un acalorado debate entre los analistas de Capital Group sobre la posibilidad de que la economía entrara en recesión.
Los riesgos de recesión ofrecen oportunidades en el posicionamiento en la curva de tipos
En opinión de Atluri, el aumento de la exposición a los tipos de interés puede ofrecer una combinación atractiva de diversificación y potencial de rentabilidad total. Si la economía continúa desacelerándose, el rendimiento de los títulos del Tesoro a corto plazo podría reducirse, sobre todo si aumenta la probabilidad de que la Reserva Federal comience a recortar los tipos de interés. Por otro lado, el rendimiento de los títulos a más largo plazo podría estabilizarse o incluso aumentar. Estos movimientos provocarían un aumento de la pendiente de la curva de tipos frente a la fuerte inversión actual.
El consumo se mantiene estable
Los consumidores mantienen su poder adquisitivo, lo que ha contribuido a la solidez relativa de los balances empresariales. En su mayoría, las compañías cuentan con un nivel de efectivo suficiente para financiar sus operaciones y sus planes de crecimiento.
La prima que pagan los inversores sobre los títulos del Tesoro por invertir en deuda de grado de inversión o alto rendimiento, conocida como diferencial, es hoy superior a la que se registraba antes del actual ciclo de subidas de tipos de interés, lo que apunta a posibles dificultades económicas en el futuro.
Muchos inversores se muestran especialmente reacios a invertir en deuda de alto rendimiento, más arriesgada que la deuda de grado de inversión, ya que está sujeta a mayores fluctuaciones de valor y al riesgo de pérdida de las rentas y el principal. Sin embargo, para aquellos que buscan oportunidades a más largo plazo, la inversión en bonos con rendimientos en torno al 8% ha ofrecido históricamente unos sólidos resultados.
Tal y como afirma la gestora Tara Torrens, que prevé una desaceleración de la economía, los fundamentales cobran especial importancia, ya que la rentabilidad de las compañías se ve afectada por el aumento de los costes y las subidas de tipos de interés.
«En mis carteras de inversión, he optado por un posicionamiento prudente en sectores cíclicos como el comercio minorista, el sector automovilístico y todo aquello que presente una gran exposición al sector inmobiliario comercial. En un entorno como el actual, me decanto por un posicionamiento más defensivo en compañías y títulos de deuda que estén en niveles superiores de la estructura de capital», añade Torrens.
La mejora de la calidad puede favorecer una reducción de los impagos en el segmento de deuda de alto rendimiento
La calidad del universo de deuda de alto rendimiento ha mejorado; en la actualidad, casi la mitad del mercado ostenta la calificación más alta (BB/Ba). Una de las razones es que muchas compañías con perfiles financieros de mayor riesgo han optado por obtener fondos en los mercados privados de crédito y préstamos apalancados. El sector del crédito privado, en el que las compañías reciben dinero en préstamo directamente en mercados privados, se ha multiplicado casi por cinco desde 2007.
En términos generales, lo más probable es que aumenten los impagos, pero que se mantengan en niveles reducidos en comparación con recesiones previas. Y aunque los diferenciales pueden aumentar en una recesión, aquellos inversores que están esperando un momento más adecuado para entrar en el mercado pueden no encontrarlo, dada la mejora del perfil de la deuda de alto rendimiento.
Es posible que lo mejor esté por venir
Después de un año cruel como lo fue 2022, en el que la renta fija no ofreció estabilidad frente a la volatilidad de la renta variable, es posible que los inversores deseen darle a la clase de activo una nueva oportunidad. El atractivo nivel de rendimientos ofrece potencial de generación de rentas en todo el segmento de la renta fija. Un gestor activo puede buscar oportunidades de valor gestionando la sensibilidad a los tipos de interés, la asignación sectorial, la selección de títulos y otros mecanismos.
«De cara al futuro, a medida que la inflación vaya reduciéndose, el crecimiento se ralentice y el ciclo de subidas de tipos de la Reserva Federal se acerque a su fin, la volatilidad de los tipos de interés disminuirá y los precios de los bonos aumentarán», afirma Atluri.
A medida que van aumentando las posibilidades de recesión, los inversores podrían optar por la renta fija en busca de una estabilidad relativa y una mayor generación de rentas. «Han pasado muchas cosas en solo un año, y me entusiasma pensar en las oportunidades que tenemos por delante», añade.