La decisión de la Fed se produce en un entorno donde los indicadores recientes sugieren que la actividad económica ha mantenido un crecimiento estable, sobre todo en Estados Unidos. Sin embargo, desde principios de año, el mercado laboral ha mostrado signos de desaceleración, con un aumento en la tasa de desempleo, aunque se mantiene en niveles bajos. La inflación ha avanzado hacia el objetivo del 2% establecido por la Fed, pero aún se considera ligeramente elevada. Habrá que ver el efecto de las políticas de Trump.

 
Fuente: Carlos Arenas Laorga

A pesar de este recorte, la Fed ha indicado que quiere desacelerar el ritmo de las reducciones de tipos en el futuro. Las proyecciones actuales sugieren solo dos recortes adicionales en 2025 y otros dos en 2026, reflejando una postura más cautelosa ante las condiciones económicas y las posibles presiones inflacionarias. Algunas gestoras vaticinan, incluso, posibles subidas para el 2026. Este anuncio ha sido un jarro de agua fría para los mercados.

La respuesta de los mercados ha sido de caídas importantes. Las bolsas europeas han registrado descensos, pero las caídas en Estados Unidos han sido muy serias. El S&P 500 se desplomó un 2,95% y el Nasdaq más de un 3,5%. Acciones como Tesla han caído más de un 8%.

La decisión no fue unánime dentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC). Beth Hammack votó en contra del recorte, prefiriendo mantener los tipos en el rango de 4,50%-4,75%, lo que refleja las diferencias internas sobre la dirección adecuada de la política monetaria. 

El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha enfatizado que, aunque la inflación ha disminuido, aún permanece elevada, lo que justifica un enfoque prudente para futuros recortes. La Fed se mantiene abierta a ajustar su política en función de los datos económicos y los acontecimientos internacionales, subrayando su compromiso con el objetivo de estabilidad de precios y máximo empleo.