¿Por qué hablo de esto? Es un problema al que nos enfrentamos en muchas ocasiones los selectores de fondos, pero muy pocas veces se habla de ello. En muchos comités de selección podemos ver cómo alguien defiende un fondo cuando existen otras alternativas que parecen mejores. Bandera roja. En estas ocasiones hay que abrir especialmente la mente para ver si esta defensa del fondo se debe a factores cualitativos (que son los que el selector debe primar, porque los cuantitativos los podemos ver cualquiera en un buscador) de calado o existe realmente un enamoramiento. El analista se dará cuenta más o menos rápido de si ha tenido un enamoramiento, pero tenderá a solucionarlo más pronto que tarde. En cambio, quien no se dedica a esto, tiene más opciones a ignorar las señales de advertencia que normalmente considerarían con otra inversión. Por ejemplo, si un fondo empieza a mostrar rendimientos negativos o volátiles, un inversor profesional evaluaría objetivamente (normalmente) si es momento de salir. Pero alguien enamorado de ese fondo puede seguir invirtiendo o mantener su posición, confiando ciegamente en que el fondo se recuperará sin una base lógica que lo justifique.
Los inversores que se aferran a un fondo porque les ha dado buenos resultados durante un periodo específico pueden correr el peligro de ignorar sus riesgos. A menudo, este apego lleva a la sobreexposición en un solo activo o sector, lo que va en contra de una buena gestión del riesgo. Por eso la clave de un analista está en ver más allá de la parte cuantitativa, pero sin enamorarse, ni generar rechazos irracionales. Idealmente, puede suceder que te enamores de un fondo, seas consciente de ello, pero lo analices quitándote esas gafas y veas que el enamoramiento tenía una base muy real.
En realidad, os hablo de todo esto porque nunca se habla de ello, y a mí me ha pasado. Recientemente con varios fondos, en concreto. Pero he tenido la enorme suerte de que, después de analizarlos, he visto que son fondos excelentes. Todo en su contexto, no son los mejores fondos de su categoría por histórico (aunque están muy bien posicionados), pero hacen lo que dicen y sirven para lo que se necesita. Esto ya es mucho en un fondo de inversión. Si resulta que son fondos de gestoras que tienen un buen servicio, dan la información rápida y clara cuando se solicita, las explicaciones son transparentes, no se han visto envueltos nunca en temas “escabrosos o raros”, y tienen una filosofía adecuada, son fondos perfectos.
Los dos últimos fondos con los que me ha sucedido esto son el Vontobel Us Equity y el Tikehau Short Duration. Son fondos que conozco desde hace mucho tiempo, pero que últimamente me han “enamorado” por varios motivos (curiosamente, muy similares).
Ya hemos hablado hace poco de estos fondos, pero ya que conversamos del enamoramiento, quería ponerle nombres y apellidos con dos ejemplos concretos. Además, he de añadir que son fondos que no están en la Cartera de fondos de Estrategias de Inversión.
El fondo de Estados Unidos de renta variable de Vontobel se distingue por tener una beta defensiva. Esto debería hacer que el fondo no recoja todas las subidas, como las de el último año y medio, pero caiga menos por su posicionamiento defensivo. En efecto, en el año 2022 cayó la mitad que su peer group. En torno al 15%, frente al 30%. Y me encanta que ahora no suba tanto como ellos, porque el fondo se mantiene fiel a su filosofía. Pero claro, si caes un 15%, tienes que subir un 17,65% para recuperar, cosa que ha hecho fácilmente el fondo de Vontobel. Pero si caes un 30%, has de subir un 42,86% para el break even. No es proporcional, sino exponencial. Ahora bien, no se lo recomiendo a quien quiera estar en Estados Unidos tratando de recoger todas las subidas del S&P 500.
El fondo de renta fija a corto plazo de Tikehau tiene una duración de menos de un año y un sesgo a preservar capital. Desde luego, lo hace. Primer cuartil a 3, 5 y 10 años. El fondo cayó un 2,7% en al año 2022, frente al índice (Morningstar EZN Corp Bd, que es el que por defecto escoge Morningstar), que tuvo un rendimiento del -14,3%. Captura un 91% las subidas de mercado, pero solo un 57% de las caídas. A 3 años tiene una volatilidad 5 puntos menor a la del índice y un rendimiento superior en un 4%. Tiene un Alpha y un sharpe ratio positivos, frente a la categoría y al índice, que los tiene negativos… Y podríamos seguir. Es el fondo ideal para clientes conservadores y tenerlo como fondo de armario, nunca mejor dicho. Pero no lo recomendaría nunca a un joven con perfil tolerante con un horizonte de inversión muy amplio al que le guste mucho la renta variable. Es para quien es.
Para mí, este es el mundo ideal: un fondo del que te enamoras y, siendo consciente del sesgo equivocado, analizas el fondo y ves que es un producto muy bueno. Ahora bien, mi consejo es tender a no enamorarse de ningún fondo y así no corremos ese riesgo desde el principio. El análisis debe ser lo más racional posible, tanto en la parte cuantitativa (más fácil), como en la parte cualitativa (más complejo). Por tanto, revisa si estás enamorado de algún fondo, busca si realmente hay un sesgo conductual en ese análisis y deshazte de él. Y si resulta que el fondo es lo que querías tener en la cartera, estupendo. Si no, ármate de valor y deshazte de él.