Un mercado bajista no está siempre vinculado a una recesión. Cuando lo está, tiende a durar dos veces más que cuando no lo está y la caída suele ser más pronunciada. Si se analiza la evolución de estos mercados bajistas asociados a una recesión, vemos que son muy similares en forma y duración, y que parecen ajustarse bien a lo que está ocurriendo ahora mismo en los mercados.
La última vez que tuvimos un mercado bajista asociado a una recesión fue durante la crisis financiera mundial y por eso tendemos a compararlo con lo que pasa hoy. El actual entorno se parece en el sentido de que también entonces se habían producido excesos en la economía mundial que había que eliminar. Creo que estos periodos son importantes y saludables para la economía.
La buena noticia es que en esta ocasión no hay riesgos sistémicos para el mercado, frente a los riesgos que supusieron los vehículos hipotecarios garantizados durante la crisis financiera mundial. En mi opinión, saldremos reforzados del actual mercado bajista, después de eliminar estos excesos de la economía mundial.
Hemos analizado en detalle los mercados bajistas estadounidenses de 1969 y 1973/1974, también asociados con recesiones y dentro de ellos a las compañías conocidas como FAANG frente las llamadas «Nifty Fifty». Estas últimas fueron también un grupo destacado de compañías de la Bolsa de Nueva York en las décadas de 1960 y 1970 que tras registrar sólidos resultados se disolvieron como grupo tras haberse encarecido demasiado.
Lo que resulta interesante del grupo de las «Nifty Fifty» es que, si echamos la vista atrás, muchas de estas compañías fueron buenas inversiones durante todo el periodo y también después. Esto refuerza la importancia de la selección de títulos. Sí, es posible que un conjunto de compañías se encarezca, y tendremos que enfrentarnos a ello cuando los múltiplos generales del mercado desciendan.
Pero la cuestión no es tan sencilla como indican los manuales que defienden que no se debe invertir en una compañía a cualquier precio.
Uno de los principales mensajes que nos han dejado los mercados bajistas previos es que los sectores que lideraron el mercado alcista casi nunca fueron los que nos sacaron de la recesión. Si pensamos en las FAANG, por ejemplo, ¿serán las que nos saquen del mercado bajista?
No creo que su sector vaya a ser el que registre peores resultados, pero es muy poco habitual que las grandes compañías que lideran los mercados antes del mercado bajista salgan de este mercado siendo también las más fuertes.
Entonces, ¿dónde deberíamos buscar para encontrar al próximo grupo de líderes?
Vivimos un momento crucial, marcado por un reordenamiento geopolítico y el final de un periodo de caídas de tipos de interés que se prolongaba ya cuarenta años. De cara al futuro, es probable que los mercados de renta variable no estén impulsados por un grupo pequeño de compañías.
Creo que en algún momento del año se repetirán los mínimos que tocó la renta variable en octubre de 2022, al menos en Estados Unidos, lo que normalmente se extiende al resto del mundo. Aunque no creo que se hayan despejado todos los riesgos que reflejaban las perspectivas de la economía mundial, sí que pienso que hemos avanzado mucho en el proceso. Y que si podemos evitar los errores que se cometieron durante la crisis financiera mundial, podríamos superar el actual mercado bajista relativamente bien.
A pesar de pensar que el entorno puede ser complicado, no significa que no haya oportunidades de inversión. En Capital Group estamos identificando compañías en todo el mundo que están logrando hacer frente al entorno actual (por ejemplo, en el sector sanitario y en ciertos ámbitos del sector tecnológico) y que presentan unas excelentes perspectivas de crecimiento futuro.
¿Qué factores están impulsando la rentabilidad de los mercados?
Si analizamos la evolución de los mercados de renta variable durante los últimos diez años, vemos que la rentabilidad anualizada del mercado estadounidense duplicó con creces la de cualquier otro. No creo que fueran muchos los que anticiparan esta rentabilidad superior tras la crisis financiera mundial, ya que fue el país más afectado y lo que sustentó las subidas fue el crecimiento de los beneficios empresariales.
También se ha producido un aumento de las valoraciones, del 14,6% al 19,4%, pero más de la mitad de la rentabilidad compuesta vino por los beneficios subyacentes.
En Europa no se produjo un aumento de los múltiplos y el crecimiento de los beneficios no fue muy acusado. Japón registró un excelente crecimiento de las ganancias del 9,9%, pero este efecto quedó neutralizado por la contracción de los múltiplos. Además, gran parte del crecimiento de los beneficios que se registró en Japón vino impulsado por las fluctuaciones de divisas. No obstante, los resultados fueron mejores que en los mercados emergentes y China, donde no se registró crecimiento de los beneficios en conjunto. La rentabilidad del mercado chino vino por la expansión de las valoraciones, sobre todo hasta hace un año, cuando los múltiplos comenzaron a caer ante el aumento de las tensiones políticas y normativas.
Deberíamos plantearnos hasta qué punto son sostenibles estas tendencias de cara al futuro. ¿Se mantendrá la divergencia entre la capacidad de las compañías estadounidenses para generar beneficios frente al resto de regiones? No vemos motivos que nos lleven a pensar que estamos asistiendo a un cambio de patrón.
Los próximos meses podrían ser complicados para los mercados y podríamos volver a caer a niveles mínimos. El riesgo principal está en los posibles errores políticos. Es probable que los beneficios empresariales comiencen a influir en mayor medida en la rentabilidad del mercado de renta variable, ya que no parece probable que los múltiplos vayan a aumentar, por lo que debemos prestar especial atención a los fundamentales de las compañías y a una cuidadosa selección de títulos.