Dado el tamaño del mercado, dejar fuera de las carteras a las pymes no sería coherente. La inversión en Small & Mid Caps (SMID) genera a largo plazo rendimientos superiores que la inversión en compañías grandes. El motivo fundamental radica en que se produce una combinación excelente: son menos analizadas y al mismo tiempo su tamaño les confiere mayor potencial para crecer y expandirse en más mercados.
A pesar de ser más volátiles, desde una perspectiva del rendimiento ajustado al riesgo, las Small Caps son más atractivas ya que son mucho menos sensibles al ciclo. Este hecho se debe a que son negocios que en su amplia mayoría todavía están en una fase de expansión o en sectores o microsectores poco maduros, de modo que todavía pueden seguir expandiéndose en el futuro con un grado de correlación con respecto al ciclo económico inferior al de las Large Caps. La prima de riego que ofrecen respecto a las Large Caps no es por la volatilidad (liquidez) sino por ese perfil de crecimiento.
Asimismo representan cerca del 80% de las empresas cotizadas, aunque sólo suponen alrededor del 15% de la capitalización bursátil total; y menos del 5% del volumen de negociación. Por otro lado, las Large Caps y multinacionales suponen el 6% de las empresas cotizadas y en torno al 80% de capitalización. En consecuencia, el 45% no son objeto de análisis bursátiles. Siendo más precisos, por cada Large Cap hay de media 22 analistas cubriéndola, frente a tan sólo 4 analistas cubriendo las Small Caps.
Son compañías que están se encuentran por lo general en sectores nicho, con barreras de entrada muy altas, donde no hay competidores y constituyen a su vez empresas líderes. Suponen así mismo un diversificador estructural donde la innovación prolifera y se desarrollan nuevos modelos económicos en campos como la industria, tecnología y servicios.
Alrededor del 60% de las Small & Mid Caps son empresas en manos de familias o constituidas por ellas. Ello garantiza un compromiso personal más sólido, una mayor responsabilidad por parte de los fundadores/equipo directivo, y una alineación de intereses entre la alta dirección y los accionistas, lo que puede resultar en una rentabilidad superior a largo plazo.
La gestión activa pasa por invertir en SMID y no solo consigues batir al índice, sino que consigues una cartera más óptima desde el punto de vista de rendimiento ajustado al riesgo. Se trata del escenario para quienes quieran invertir con un enfoque patrimonialista de la inversión a largo plazo.