Los precios globales del cacao han alcanzado niveles sin precedentes en las últimas semanas, reflejando los serios desafíos que enfrenta la industria. Por tanto, ¿cómo podemos disfrutar del dulce chocolate de manera más sostenible?

La mayor parte del chocolate global se consume en Europa y América del Norte, y fechas como San Valentín, Pascua o Navidad son los responsables del aumento del consumo. Solo en Reino Unido, se estima que se consumen entre 80 y 90 millones de huevos de Pascua de chocolate cada año. Sin embargo, la mayor parte del cacao utilizado para hacer este chocolate se cultiva en África Occidental, y es aquí donde el consumo mundial tiene su mayor impacto.

Desde principios de 2023, los precios globales del cacao han aumentado más del 150%, alcanzando un máximo histórico de alrededor de 6.500 dólares por tonelada. Esta persistente volatilidad en los precios refleja un modelo industrial con deficiencias estructurales, subrayando la urgente necesidad de abordar sus desafíos y reconsiderar cómo se puede transformar toda la cadena de valor del cacao para hacerla más sostenible.

Los desafíos del sector del cacao

El cambio climático ha provocado un gran impacto en la cadena de valor global del cacao. Los dos mayores productores, Costa de Marfil y Ghana, fabrican dos tercios de la producción mundial, pero ésta está disminuyendo debido a la sequía. Además, las cosechas de cacao se han visto gravemente afectadas por la “vaina negra”, una importante enfermedad fúngica, responsable de la pérdida de hasta el 40% de la producción global.

Esta creciente demanda está dando lugar a una mayor deforestación y al uso excesivo de pesticidas; de hecho, se estima que el 70% de la deforestación ilegal está relacionada con el cultivo de cacao en Costa de Marfil. 

Al mismo tiempo, debido a que los agricultores no reciben una parte justa de los ingresos, las condiciones laborales son difíciles y el trabajo infantil es común. Además, el papel crítico de las mujeres no está adecuadamente reconocido, lo que contribuye a la desigualdad de género. Aunque seis millones de personas trabajan en la producción global de cacao, de media solo reciben el 6% del valor final de una tableta de chocolate.

Rumbo hacia un cacao más sostenible

Reducir la huella medioambiental del sector es clave para cubrir la creciente demanda de chocolate. Esto implica esfuerzos para revertir la deforestación y mejorar las prácticas agrícolas, especialmente a través de la agroforestería, un sistema productivo que integra árboles, ganado y pastos en una misma unidad productiva. Este sistema está orientado a mejorar la productividad de las tierras y, al mismo tiempo, ser medioambientalmente más sostenible.

Sin embargo, esto solo será posible mediante medidas transformadoras que busquen mejorar los ingresos de los agricultores y facilitar su acceso a recursos y financiamiento. Es aquí donde los inversores tienen aquí un papel crucial, al acelerar las inversiones que puedan impulsar cambios muy necesarios y revolucionarios en este sector. Estas inversiones podrían incluir iniciativas como mejorar la trazabilidad de los productos, implementar esquemas de certificación y respaldar la fijación de precios justos. Al mismo tiempo, los inversores pueden “supervisar” las acciones de las empresas en las que invierten a través de la participación activa.

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