Los mercados han reaccionado con fuerza ante los datos recientes que apuntan a un nuevo deterioro del mercado laboral estadounidense. Las bolsas mundiales han arrancado el mes de agosto presas de la volatilidad, mientras que el bono a diez años del Tesoro de EE.UU. se colocó por encima del bono a dos años por primera vez desde julio de 2022, antes de normalizarse el lunes.
Estos movimientos de los precios indican que está cundiendo en el mercado la idea de que los datos del mercado laboral apuntan a una recesión inminente en EE.UU. Pensamos que estos miedos están injustificados. El repunte del paro en julio puede atribuirse en gran medida a la oferta de mano de obra, que se tradujo en un aumento de la tasa de participación (es decir, más personas en edad de trabajar tienen empleo o lo están buscando). Además, los datos pusieron de relieve un gran número de despidos temporales, algo que podría revertirse durante los próximos meses. Por consiguiente, la relación empleo-población sigue siendo estable, en especial en los trabajadores en edad de máximo rendimiento laboral.
No obstante, la inquietud del mercado es comprensible, sobre todo después de que se ralentizara el ritmo de crecimiento económico y las presiones sobre los precios experimentaran una relajación generalizada. Esperamos que esta tendencia continúe y que su dinámica se modere de aquí a finales de año.
Eso significa que el riesgo de recesión está aumentando, pero no hasta niveles que nos preocupen. Es improbable que el crecimiento se desplome y los fundamentales económicos siguen siendo bastante sólidos. Las finanzas de los consumidores y las empresas parecen bastante saneadas. Nuestra hipótesis de trabajo sigue siendo un aterrizaje suave, con una probabilidad del 55%, y manejamos una probabilidad de recesión del 30%.
Pensamos que los mercados están reaccionando en exceso, pero es importante recordar que los movimientos del mercado excesivos pueden generar rápidamente una espiral y repercutir en la confianza, el gasto y, en última instancia, el crecimiento. Cuando más se prolonguen y agudicen estos movimientos, mayor será el riesgo de que desencadenen una recesión. Estamos siguiendo muy de cerca la situación y un mayor endurecimiento de las condiciones financieras nos llevaría a elevar la probabilidad de recesión en 2024.
¿Cómo responderá la Fed?
Dado que no pensamos que la volatilidad de estos días sea la antesala de una recesión, seguimos esperando que la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) recorte los tipos de interés 25 puntos básicos (pb) en septiembre y diciembre. En cualquier caso, no conoceremos la gravedad de los riesgos que emanan de los mercados financieros hasta que sea demasiado tarde, lo que entonces sí podría justificar una respuesta contundente de los bancos centrales. Eso significa que no podemos descartar la posibilidad de más y mayores recortes de tipos (hasta 50 pb) si las condiciones financieras se endurecieran más. La Fed podría publicar una declaración oficial para acallar las inquietudes más inmediatas de los mercados en la que afirme que está atenta a los acontecimientos y lista para actuar si las turbulencias en los mercados comienzan a afectar a la liquidez y las perspectivas de la política monetaria.
El panorama más allá de 2024 y en el primer semestre del próximo año se enturbia a causa de las elecciones estadounidenses. Si el resultado electoral da lugar a cambios importantes en las políticas de las autoridades, sobre todo en materia de comercio e inmigración, el impacto sobre las perspectivas para 2025 podría ser considerable.
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