"Creemos que Macron sigue siendo el candidato mejor posicionado para ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, aunque es probable que el resultado de la votación sea más ajustado que en 2017. Aunque los sondeos apuntan a un creciente apoyo a Le Pen en la segunda vuelta, seguimos esperando que se forme una amplia coalición anti-Le Pen en torno a Macron. También sigue siendo importante ver cómo se desarrolla la carrera y el debate político en las próximas dos semanas. Dado que la candidata de extrema derecha recibirá más atención en la segunda ronda, se cuestionarán sus vínculos con Putin y la credibilidad de su programa económico, lo que podría perjudicarla. Macron atraerá a todos los votantes indecisos que temen un giro populista de Francia bajo Le Pen, aunque no hayan votado al presidente en funciones en la primera vuelta. La reelección de Macron sería bien recibida por los mercados financieros, ya que implicaría la continuidad de las políticas, nuevos avances en la agenda verde, posiblemente una mayor integración en la UE y un intento renovado de abordar las reformas internas.

Sin embargo, existe un riesgo importante de que Le Pen gane, como reflejan las encuestas y los mercados. Si muchos de los votantes se abstuvieran en la segunda vuelta, las posibilidades de que Le Pen ganara las elecciones aumentarían. Dado que una gran parte del electorado de extrema izquierda ha criticado a Macron, cualquier apoyo de Mélenchon y sus votantes podría ser importante. Como reflejo del estrechamiento de la ventaja de Macron en las encuestas, en el último mes los mercados también han descontado más riesgo, con un aumento de los rendimientos de la deuda pública francesa. La reacción es más limitada que hace cinco años, cuando el diferencial de los bonos soberanos franceses a 10 años con respecto a Alemania alcanzó un máximo de 80 puntos básicos, frente a un máximo de 55 puntos básicos en esta ocasión. Una victoria de Le Pen muy probablemente desencadenaría un importante sentimiento de aversión al riesgo en torno a los activos franceses y a muchos otros activos europeos. Sus planes fiscales, de aplicarse, empeorarían las finanzas públicas francesas. Además, Le Pen estaría mal equipada para asumir el liderazgo sobre los asuntos europeos que tiene Macron y probablemente le resultaría más difícil trabajar con la coalición alemana. A diferencia de Macron, que ha impulsado fuertemente una mayor integración europea y occidental, Le Pen probablemente debilitaría la unidad occidental y dejaría a Europa más fragmentada con menos espacio para impulsar la inversión a nivel europeo.

Una victoria de Le Pen plantea algo menos de riesgos que en 2017, debido a que ha suavizado su postura frente a la pertenencia del euro. Sin embargo, amenazaría la continuidad de la política y sigue siendo un evento de riesgo para los mercados. Además, es poco probable que Le Pen pueda alcanzar una mayoría en las elecciones parlamentarias de junio, lo que atenuaría su capacidad de impulsar determinadas políticas incluso si es elegida presidenta. En 2017, su partido obtuvo más del 20% de los votos en las elecciones nacionales, pero menos del 2% de los escaños en las parlamentarias, dado que el sistema de dos rondas de votación por mayoría suele favorecer a los partidos de centro. Por tanto, tendría que crear una coalición con partidos de centro para formar gobierno, lo que implicaría compromisos políticos."