Llegan los recortes. En las últimas semanas se ha producido un cambio en la retórica de los banqueros centrales de los mercados desarrollados, que han suavizado los mensajes de línea dura que han dominado en gran medida durante los dos últimos años. El mercado ya no espera ahora la última subida, y sí el primer recorte.
Los motores de este cambio están relacionados principalmente con un entorno macroeconómico que empieza a mostrar signos de debilidad. La inflación sigue cayendo: el IPC de octubre en EE.UU. se situó en el 0% intermensual (el IPC subyacente también fue más débil de lo esperado, del 0,2%) y el IPC de noviembre en la zona euro cayó al 2,4% interanual.
Además de una inflación que se acerca cada vez más a los objetivos de los bancos centrales, también se observan signos de debilidad en un mercado laboral estadounidense muy resistente. Las nóminas no agrícolas (cuya cifra se actualizará este viernes) fueron de 150.000 en octubre, por debajo de los 180.000 esperados por el mercado y menos de la mitad que en septiembre. La tasa de desempleo también ha aumentado hasta el 3,9% desde los recientes mínimos del 3,4%.
Cabe señalar que el crecimiento en EE.UU. sigue siendo sólido, con una expansión del PIB en el tercer trimestre del 5,2% anualizado. Sin embargo, se espera que se ralentice sustancialmente en el cuarto trimestre, y las previsiones actuales de la Reserva Federal de Atlanta apuntan a un crecimiento del PIB en ese periodo de aproximadamente el 1%. Europa, por su parte, se encuentra probablemente en recesión en algunas zonas, con un crecimiento del PIB en el tercer trimestre del -0,1%, mientras que los índices PMI se mantienen firmemente por debajo de 50 (el umbral que define la expansión frente a la contracción).
Aunque los datos no son necesariamente alarmantes, y coinciden en gran medida con nuestras expectativas, sí apuntan a un cambio en el equilibrio de riesgos al que se enfrentan ahora los bancos centrales a medida que avanzan en este ciclo. Con una inflación cercana al objetivo en la Eurozona y que sigue acercándose al objetivo en EE.UU., la necesidad de seguir siendo tan restrictivos disminuye y, de hecho, la política se vuelve más restrictiva cuanto más cae la inflación si los tipos se mantienen estables.
Por tanto, no es de extrañar que el mercado mire hacia el final del ciclo de subidas y hacia la siguiente pregunta importante: ¿cuándo empezarán a recortar los bancos centrales? Para contextualizar, los futuros a corto plazo prevén recortes de aproximadamente 125 puntos básicos tanto en EE.UU. como en la zona euro el próximo año, y la probabilidad de un primer recorte sigue avanzando. El mercado está valorando en un 72% la probabilidad de un recorte de la Fed para marzo, y en un 88% la probabilidad en la Eurozona.
Aunque no esperamos necesariamente un recorte tan rápido, no lo descartaríamos si las economías siguen debilitándose al mismo tiempo que la inflación se acerca a los objetivos de los bancos centrales. Con los recortes en el horizonte y unas yield de crédito tan atractivas, es probable que el efectivo no se encuentre tan cómodo en los fondos del mercado monetario y en la deuda pública a corto plazo. A medida que este dinero se desplace a un lugar más "rentable", debería crear otro factor técnico positivo para el rendimiento.