Sin lugar a dudas nos encontramos en un momento decisivo para la deuda en divisa local de los  mercados emergentes. Esta clase de activos ha obtenido unos resultados excepcionales a pesar del  difícil contexto internacional de los últimos meses, gracias a dos factores. 

En primer lugar, la credibilidad de los bancos centrales de los mercados emergentes nunca ha sido tan  alta como ahora; los responsables políticos se han mostrado firmes, endureciendo la política  monetaria mucho antes que sus homólogos de los mercados desarrollados, a medida que surgían  presiones inflacionistas pospandémicas. En segundo lugar, los responsables de la tesorería de los  mercados emergentes han aprendido las lecciones del pasado, reduciendo su dependencia de la  financiación en divisa fuerte; al dar prioridad a la emisión en divisa local, dirigida a los grandes  patrimonios locales, la mayoría de los mercados emergentes han reducido su vulnerabilidad a las  salidas de capital "más repentinas". 

Como resultado, creemos que hay un nuevo comienzo: los mercados emergentes han madurado hasta convertirse en una clase de activos fiables y estables. La cuestión principal: ¿cómo evolucionará este año la deuda de los mercados emergentes en divisa local? 

Desde la perspectiva del crecimiento mundial, los mercados emergentes se encuentran en un buen  momento. Aunque el crecimiento mundial se está moderando, cualquier desaceleración a corto plazo  sería probablemente superficial y temporal. La verdadera cuestión es que, estructuralmente, es  probable que el crecimiento mundial siga siendo boyante, y prevemos una expansión económica  plurianual prolongada, impulsada por la tecnología y alimentada por la competencia, liderada por EE.UU. y China.

Las economías de mercado emergentes están bien situadas para beneficiarse de los  efectos indirectos de esta dinámica de crecimiento. Esta visión coincide con las previsiones más  recientes del FMI, que elevan la prima de crecimiento de las economías emergentes con respecto a  las desarrolladas en torno al +2,5% durante los próximos cinco años. 

La calibración de la inflación también tiene mucho que ofrecer a los mercados emergentes. El gran repunte de la inflación se ha apoderado de la comunidad inversora en los últimos 18 meses. No es de  extrañar que esta presión inflacionista apareciera primero en los mercados emergentes; muchas de estas economías suelen ser pequeñas, abiertas y muy sensibles a factores externos.

No obstante, hay  pruebas claras de que la inflación ya ha tocado techo en los mercados emergentes y de que en muchos  casos ya está en proceso de desaceleración rápida. Con la inflación como telón de fondo, creemos que  la mayoría de los bancos centrales de los mercados emergentes han puesto fin a sus ciclos de  endurecimiento, y el mercado valora ahora los recortes de tipos a lo largo del próximo año para  muchos de ellos. Con la inflación tocando techo y los bancos centrales pivotando, es probable que el  capital mundial vuelva a dirigirse hacia la deuda en divisa local de los mercados emergentes. 

De cara al futuro, creemos que este año habrá muchas oportunidades en la deuda en divisa local de los mercados emergentes. Aunque existen riesgos de cola, con el ruido en el sistema bancario  estadounidense y las tensiones geopolíticas en Oriente en nuestro radar, creemos que estamos en  medio de un nuevo comienzo para la clase de activos: una era estable y fiable.