En un contexto marcado por las tensiones geopolíticas y la incertidumbre económica, la política  monetaria sigue determinando la confianza y la evolución de los mercados de renta variable en  2024. Las expectativas de los inversores por los recortes de tipos este año se han distanciado de los  mensajes de los bancos centrales, lo que dificulta el entorno de tipos.  

Gráfico 1: Tasa de crecimiento anual de los beneficios por acción 

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Las expectativas de beneficios en EE. UU. siguen siendo altas 

Las expectativas de los inversores sobre los beneficios en EE.UU. se sitúan en torno al 11,4% para  20241. Este objetivo podría alcanzarse si los indicadores económicos y los consumidores se  mantienen fuertes. Al mismo tiempo, el descenso de la inflación, la mejora del crecimiento de los  salarios reales y la bajada de los tipos podrían contribuir a una recuperación al final del ciclo. La  caída de la inflación y el debilitamiento del auge del consumo de servicios podrían reducir los  márgenes brutos de las empresas estadounidenses. Las empresas del sector tecnológico siguen  teniendo mucha liquidez, mientras que las pequeñas empresas pagan más del 9 % por el capital  circulante.  

El restrictivo mercado alcista 

Las acciones de las “Siete Magníficas” tienen unos múltiplos superiores a la mediana de las 493  acciones restantes del mercado (ver Gráfico 2). 2023 fue el año más restrictivo en los mercados de  renta variable desde finales de la década de 1980, en el que los rendimientos acabaron repartidos  entre unos pocos gigantes tecnológicos. En un contexto económico más débil, prevemos que el  liderazgo siga siendo limitado, y que las acciones tecnológicas de mayor rentabilidad y balances  sólidos obtengan buenos resultados.  

Gráfico 2: Comparación de las valoraciones de las 7 Magníficas frente al resto del mercado 

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No obstante, los inversores no deben apostar únicamente por las “Siete Magníficas”. También hay  que prestar atención a las acciones de valor, que han estado infraponderadas por los inversores  durante varios años. Sin embargose sabe que las acciones de valor obtienen mejores rendimientos tanto en entornos de caída más suaves como más fuertes, lo que hace que sea importante tenerlos  en cuenta a la hora de invertir de forma equilibrada en renta variable estadounidense..  

Eurozona: en busca del repunte 

La renta variable europea obtuvo un rendimiento del 22% el año pasado2. A diferencia de Estados  Unidos, en Europa los mercados de renta variable han tenido un rendimiento más amplio. Los  europeos se han visto más afectados por las recientes subidas de tipos debido a la elevada  proporción de hipotecas y préstamos a largo plazo con tipos variables. 

A pesar de enfrentarse a las consecuencias de unos tipos más altos, el exceso de ahorro de los  hogares asciende actualmente al 14% de los ingresos anuales, frente al 11% de hace dos años.  Aunque los salarios reales habían estado cayendo, ahora crecen a un ritmo del 3%, el ritmo más  rápido en tres décadas y dando a los consumidores un amplio poder adquisitivo.

Hay indicios de que  lo peor podría haber pasado y de que la economía podría estar estabilizándose. En 2024, el  crecimiento debería experimentar un modesto repunte conforme la caída de la inflación impulse los  ingresos reales, se acelere la demanda mundial, concluya el desabastecimiento industrial y la  relajación de la política monetaria dé sus frutos. En el contexto actual, las acciones de renta variable  que pueden ofrecer un rendimiento superior son las de larga duración y calidad con tendencia al  crecimiento. El mercado europeo ha ido evolucionando hacia un sesgo más orientado al crecimiento.  La renta variable europea se negocia actualmente con la valoración más baja (es decir, una relación  precio/beneficios (PER) de 13,5 veces) en comparación con la renta variable de los mercados  desarrollados4 junto con una mayor rentabilidad por dividendo del 2,65%.  

Abundante potencia para la renta variable japonesa 

La renta variable japonesa terminó el año 2023 con buena nota. Hay una serie de catalizadores que  impulsarán el repunte de la renta variable japonesa en 2024, como el aumento del gasto de capital5 y el mayor crecimiento salarial, la renovación de la Cuenta de Ahorro Individual Nippon (NISA) y las  iniciativas de reforma empresarial en curso en Japón. Los últimos datos de inflación siguen ralentizándose a medida que los elevados costes de importación anteriores afectan al sistema en  medio de una demanda interna débil.  

Seguimos inclinándonos por las acciones de altos dividendos orientadas al valor para acceder a  Japón, ya que pueden beneficiarse del mayor crecimiento de los beneficios, las reformas empresariales y la debilidad del yen. El sector automovilístico, que constituye una parte importante del mercado bursátil, sigue recuperándose, con los beneficios internacionales favorecidos por un yen  más débil. La recuperación de la demanda mundial del sector tecnológico también debería respaldar las exportaciones japonesas.  

El yen podría revalorizarse en 2024 al reducirse los diferenciales de los tipos de interés entre EE. UU.  y Japón. Un yen más fuerte podría reavivar la preocupación por un posible efecto negativo en los  beneficios de las empresas japonesas. Sin embargo, la fortaleza del yen podría no ser un obstáculo  para la renta variable japonesa,, ya que el mercado apuesta por una mayor vitalidad de la economía  sobre el aumento de los salarios y la mejora del gasto de capital. Es probable que el Banco de Japón  abandone los tipos de interés negativos en el segundo semestre de 2024, teniendo en cuenta las  negociaciones salariales de primavera. No obstante, unos datos económicos más débiles podrían  retrasar la normalización de la política monetaria. 

El cambiante panorama de los mercados emergentes 

Existe la opinión tradicional entre los inversores de que los mercados reflejan el mundo real. Y así  está sucediendo en el caso de los mercados emergentes (ME). La antigua idea de que los ME son una  inversión táctica, que se evita en tiempos de incertidumbre económica, no se ajusta a los cambios  tan significativos que han experimentado los ME en la última década.

Desde la pandemia de COVID 19, la reordenación de la globalización (a menudo denominada "redeslocalización") ha cambiado el  panorama de la producción manufacturera, lo que ha beneficiado a los mercados emergentes. El  aumento de las tensiones geopolíticas y la interrupción de las cadenas de suministro han llevado a  las empresas a trasladar sus cadenas de suministro más cerca de casa. México, por su proximidad a  Estados Unidos, también se ha beneficiado. India, debido a su elevado porcentaje de población en  edad de trabajar y a los bajos costes de la mano de obra., también se ha beneficiado considerablemente de esta tendencia a largo plazo.  

Gráfico 3: El panorama de los mercados emergentes  

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Se prevé que la descarbonización sea un importante motor de la demanda de materias primas. Los  mercados emergentes, como Sudáfrica, México, Chile y Brasil, se beneficiarán de la abundancia de  materias primas. Tras años de escasa inversión en el sector de las materias primas, el compromiso de descarbonizar la economía mundial puede ser un impulso para la demanda, ya que las tecnologías verdes requieren un uso intensivo de materias primas.  

Sólida posición fiscal y control de la inflación 

La posición fiscal de las economías de los mercados emergentes se ha fortalecido desde el año 2013,  con una balanza por cuenta corriente superior a la de los mercados desarrollados, menos deuda  denominada en dólares y mayores reservas de divisas. Los bancos centrales de los mercados  emergentes este ciclo se adelantaron a la subida de tipos. A medida que disminuya la inflación, se  espera que bajen los tipos, lo que servirá estímulo para los consumidores de los mercados  emergentes.  

Cuidado con la diferencia  

Los márgenes de beneficio de los mercados emergentes están cerca de mínimos cíclicos y tienen  mucho margen para repuntar. Las valoraciones PER de la renta variable de los mercados emergentes  siguen por debajo de sus medias a largo plazo, y la diferencia PER respecto a la renta variable  mundial está cerca de su nivel más alto en 20 años6. Esperamos que la recuperación de los  beneficios, el debilitamiento del dólar estadounidense y la relajación de las políticas monetarias  favorezcan la rentabilidad de la renta variable de los mercados emergentes en el año 2024. En los  mercados emergentes, seguimos inclinándonos por el factor dividendo y el factor valor. 

Conclusión 

Las perspectivas de rentabilidad de la renta variable a largo plazo siguen siendo atractivas. Sin embargo, después de más de una década, el rendimiento implícito de los beneficios de la renta variable mundial se enfrenta a una dura competencia por parte del efectivo y los rendimientos de la  renta fija. No obstante, ahora que la inflación se está asentando y que las expectativas de relajación de la política monetaria están tomando forma, la renta variable permitirá a los inversores generar rendimientos reales superiores a la inflación para cumplir sus objetivos a largo plazo. Desgraciadamente, el efectivo no ha superado a la inflación en ninguno de los últimos 12 años. En medio de la creciente incertidumbre geopolítica, la ambigüedad en torno al calendario de los  recortes de tipos y la incertidumbre económica, los inversores deberían tratar de adoptar un enfoque equilibrado entre la valoración y el riesgo de beneficios. 

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