Si nos fijamos en Estados Unidos, algunas de las principales preocupaciones de los inversores en los últimos meses han sido los tipos de interés y la inflación. En cuanto a los tipos de interés, la Reserva Federal tenía más recorrido antes de la crisis bancaria. Una crisis que ha mermado la confianza y ha interrumpido la senda de subidas de tipos de interés y la reducción del balance que la Reserva Federal había emprendido como principales mecanismos para frenar el crecimiento económico y enfriar la inflación.
Probablemente esta situación de desconfianza en el sector bancario haya reducido la necesidad de realizar tantas subidas futuras de los tipos de interés. Teniendo en cuenta la actual situación inflacionista, creo que se producirán más subidas de tipos, quizá otros 25 puntos básicos más o menos. Nosotros no hacemos predicciones, pero teniendo en cuenta los datos de crecimiento económico, deberíamos estar cerca de alcanzar un máximo. Sin embargo, un pico en los tipos no significa necesariamente una reversión automática. Creo que esa situación es la que desea el mercado y gran parte de sus participantes, aunque creo que es un fenómeno menos probable.
Los inversores deben recordar que corregir la senda inflacionista requiere paciencia y un proceso de normalización económica. Las subidas de tipos son un instrumento eficaz, pero funcionan con retardo, y va a hacer falta algún tiempo para comprobar el impacto de las anteriores subidas de tipos en el crecimiento económico. Aunque la presión inflacionista se ha atenuado y es probable que descienda a un nivel más cómodo, probablemente se mantendrá estructuralmente más alta de lo que la gente estaba acostumbrada.
Aumenta el riesgo de recesión
Las economías funcionan en base a la confianza. Lo ocurrido recientemente en el sector bancario constituye un choque exógeno que sacude la confianza de los consumidores y el comportamiento de las empresas, lo que a su vez repercute en el comportamiento de los consumidores e impulsa una ralentización económica. Así pues, si se tiene en cuenta el efecto del sector bancario sobre la confianza, además de los datos económicos subyacentes, aumenta la tendencia que apunta a una recesión. Sin embargo, es más probable que se produzca hacia finales de este año y en el próximo.
Creo que el sector bancario sigue estando bien capitalizado, y la Reserva Federal tiene munición suficiente para hacer frente a este problema. Si el sector consigue ganar confianza, el riesgo de recesión probablemente se disipará.
Alcanzar el techo de deuda de EE.UU. es un riesgo
Los inversores no deben ignorar, en concreto, la posibilidad de que se produzcan perturbaciones externas. Uno de los posibles desencadenantes es el aumento del techo de la deuda estadounidense, algo que se debate actualmente en el Congreso. Un fracaso a la hora de elevar el techo de la deuda, con todas sus consecuencias, podría dañar aún más la confianza, tanto de las empresas como de los consumidores. También podría ser perturbador al inyectar más volatilidad innecesaria a los mercados de capitales, lo que podría actuar como otro agresivo amortiguador del crecimiento.
Pensamos que, dadas las incertidumbres e imprevistos, los inversores deberían optar por empresas bien posicionadas en sectores cuyo negocio esté regido por factores claros y sólidos.
El sector sanitario, por ejemplo, es bastante predecible en cuanto a tendencias y factores subyacentes. Lo mismo cabe decir del sector de productos de bienes de consumo básico. En este caso, las acciones de fabricantes de bienes de consumo de alta calidad con poder de fijación de precios y potencial de aumento de las ventas a largo plazo resultan especialmente atractivas.
Algunas empresas concretas de ambos sectores pueden repercutir más fácilmente las presiones inflacionistas.