La temporada de resultados del segundo trimestre ha comenzado con fuerza, y los expertos del mercado esperan con impaciencia estas cifras para conocer la situación de las empresas estadounidenses. El aumento de las presiones inflacionistas ha afectado potencialmente a los resultados de las compañías, con menores ingresos, márgenes comprimidos y mayores costes laborales.
Es probable que todo esto haya influido en los resultados del segundo trimestre y que también afecte a las previsiones conforme nos adentramos en una economía que está mostrando signos de desaceleración.
Hasta el momento, y teniendo en cuenta que sólo ha presentado sus cuentas algo más del 20% de las empresas del S&P 500, el 65% de ellas han comunicado ingresos reales que han superado las estimaciones. Teniendo en cuenta el entorno económico actual, a primera vista parece un buen resultado, ya que sólo está ligeramente por debajo de la media de los últimos cinco años, que se sitúa en el 69%.
En conjunto, las empresas declaran unos ingresos un 1,35% por encima de las estimaciones, lo que también está ligeramente por debajo de la media de cinco años del 1,8%, según los datos facilitados por FactSet.
La temporada de resultados ha comenzado bien, con los principales bancos estadounidenses presentando en general unos beneficios saludables gracias al continuo y sólido crecimiento del gasto de los consumidores, al crecimiento constante de los préstamos y a la mejora de los márgenes de interés neto como resultado de la subida de los tipos.
Sin embargo, también han aparecido algunas señales de advertencia, procedentes de algunos indicadores de AT&T y Verizon, que acapararon los titulares la semana pasada. AT&T advirtió de que un mayor número de sus clientes está empezando a retrasarse en el pago de sus facturas, mientras que Verizon también se sumó a las preocupaciones señalando que el aumento de los precios estaba afectando al crecimiento de los abonados.
Otro indicador importante que vigilaremos junto con las publicaciones de resultados son los planes de reducción de la contratación en las empresas. Por ejemplo, Ford anunció recientemente sus planes de recortar 8.000 puestos de asalariados en su división de combustión interna con el fin de utilizar esos fondos para seguir invirtiendo en su impulso a los vehículos eléctricos.
Google ha interrumpido las contrataciones para permitir a la empresa revisar las necesidades de personal y alinearse con un nuevo conjunto de solicitudes de personal para los próximos tres meses. Apple tiene previsto ralentizar la contratación y el crecimiento del gasto en 2023. Microsoft es otra de las empresas que ha expresado su preocupación por los planes de frenar la contratación. A principios de este año, incluso Tesla anunció planes para reducir su plantilla de asalariados en un 10%. La lista continúa. En general, el mercado ha reaccionado de forma bastante positiva a los resultados publicados hasta ahora, y el índice ICE US High Yield mejoró 30 puntos básicos durante la semana pasada.
No obstante, nos espera una semana ajetreada con la presentación de resultados de las grandes empresas tecnológicas como Microsoft, Alphabet, Meta, Apple y Amazon, en los que esperamos que se aborden más detalles sobre las contrataciones de personal. Además, tenemos la reunión de la FED (en la que los mercados anticipan una subida de tipos de 75 puntos básicos), las cifras del PIB del segundo trimestre y, por último, el deflactor del PCE (que es el indicador de inflación favorito de la Reserva Federal).
El diablo está en los detalles, y en esta temporada de resultados nos fijaremos en las orientaciones futuras y nos centraremos en los beneficios recientes. Si la próxima temporada de resultados y las perspectivas confirman que la economía sigue mostrando signos de fortaleza y beneficios saludables, la política de la Reserva Federal puede seguir en el camino de alcanzar su objetivo previsto con el tipo de los fondos federales en el 3,375% para finales de 2022.
Sin embargo, si se observa que los beneficios son decepcionantes y que las presiones laborales disminuyen y los niveles de desempleo aumentan (ya que las empresas se ven en la necesidad de ralentizar sus necesidades de contratación), esto marcaría una de las casillas necesarias en el camino que se ha marcado la FED para ralentizar la economía.
Este último escenario proporcionaría cierta munición para que la autoridad monetaria pudiera permitirse un ritmo más lento de subidas de tipos, si tuviera el efecto deseado sobre la inflación. De hecho, los datos económicos de la semana pasada proporcionaron algunas señales adicionales que permiten pensar que la política de la Fed está obteniendo el efecto deseado; el dato de las peticiones iniciales de subsidio de desempleo fue el más alto de los conocidos en los últimos tiempos, los PMIs de EE.UU. continuaron contrayéndose, y las perspectivas empresariales de la Fed de Filadelfia disminuyeron sustancialmente.
En conclusión, mientras que a principios de este año la Reserva Federal toleró una mayor inflación en apoyo de un mercado laboral fuerte, y pareció quedarse atrás en el proceso, ahora parece que necesitar tolerar un mayor desempleo en su lucha por reducir la inflación. En este sentido, la actual temporada de resultados debería ayudar a definir el panorama y, con suerte, darnos una idea de la salud empresarial del próximo trimestre, así como de cómo podría ser el resto del año.
En caso de que sigamos observando signos de contracción económica, esperaríamos que el tipo de interés de los fondos de la Fed se establezca en niveles inferiores a sus previsiones actuales y, de este modo, se reduzca parte de la volatilidad que existe actualmente en los mercados de tipos. Por otra parte, si la resistencia de los consumidores sigue repercutiendo positivamente en los beneficios de las empresas, esperamos que esto sea un factor que contribuya a mantener la política de la Reserva Federal en su curso actual.