En opinión de MFS IM, es poco probable que la reunión del BCE de este mes termine con un cambio significativo de su política. Sin embargo, sí se confirmarán las señales de cierta normalización de la política, ya que el BCE está cada vez más preocupado por la actual dinámica de la inflación.

A pesar de los crecientes riesgos derivados del conflicto entre Ucrania y Rusia (tanto por el aumento de los precios de la energía como por las limitaciones adicionales de la oferta), junto con la fuerte caída de la confianza de los consumidores, el BCE seguirá argumentando que el panorama de la inflación justifica el inicio de la normalización de la política. Descartan que el BCE vaya a fijar una fecha esta semana para poner fin al Programa de Compra de Activos, ya que continúa habiendo incertidumbre en torno al panorama económico. Dicho esto, Lagarde dejará claro que el tercer trimestre es el escenario de referencia, con cierto margen de maniobra en función de la evolución económica. Los signos de aumento de la presión inflacionista subyacente harían que los riesgos se dirigieran hacia una salida más temprana.

Prevén que el BCE iniciará su ciclo de subidas graduales en el último trimestre de este año, ya que el Consejo de Gobierno está dispuesto a volver a ajustar los tipos en un escenario ligeramente positivo antes de que se produzca otra recesión. Sin embargo, los riesgos de fragmentación del mercado complican la situación general, ya que al Consejo de Gobierno le preocupa que el aumento de los rendimientos pueda debilitar una transmisión fluida en todas las economías de la Unión Económica y Monetaria. Las conversaciones sobre un “instrumento” para reducir la fragmentación vuelven a estar sobre la mesa (también porque algunas economías “semi-core” están actualmente muy afectadas), pero sospechan que no habrá ni acuerdo ni anuncio oficial esta semana.

La comunicación del BCE seguirá siendo un reto, ya que el Consejo de Gobierno se encuentra ante unas cifras de inflación más altas de lo que cabría esperar, unas condiciones financieras más estrictas, la caída de la confianza por el prolongado conflicto de Ucrania y el impacto de la subida de precios en la renta disponible. Los diferenciales entre la periferia y el núcleo se han ampliado un poco en la última semana, pero se comportan relativamente bien, sobre todo si tenemos en cuenta que el PEPP ha terminado y que algunos han considerado que esto último es la razón principal del endurecimiento de los diferenciales. Las condiciones de liquidez son desafiantes para algunos pequeños soberanos “semi-core” y el BCE deberá abordar los riesgos de intensificación de las tensiones sistémicas soberanas en toda la zona.

En general, esperamos que el BCE deje claro que será flexible para evitar la fragmentación y que el esfuerzo podría ir más allá del uso de las reinversiones del PEPP. En la última semana se ha comentado acerca de un nuevo mecanismo que el BCE podría estudiar para utilizarlo en caso de una profunda fragmentación del mercado. En MFS Im celebran las nuevas iniciativas del BCE para reducir la fragmentación, pero no se puede descartar cierta volatilidad a corto plazo.