El Día de la Tierra se instituyó en 1970 para forzar la legislación ambiental en la agenda nacional de los Estados Unidos. Ahora, más de cincuenta años después, contamos con una amplia legislación vigente en muchas partes del mundo, pero la causa por el Día de la Tierra es más relevante que nunca. Robeco está absolutamente decidido a ayudar a impulsar la transición a largo plazo hacia una economía sostenible.
El Día de la Tierra se instituye en 1970 por el Senador Gaylord Nelson para forzar la legislación ambiental en la agenda nacional de los Estados Unidos. Antes de eso, dicha legislación no existía: era perfectamente legal arrojar desechos químicos en las corrientes de agua o arrojar humo tóxico al aire.
“Ahora, más de cincuenta años después, contamos con una amplia legislación vigente en muchas partes del mundo, pero la causa del Día de la Tierra es más relevante que nunca”, dice Lucian Peppelenbos, estratega climático de Robeco. Los últimos informes científicos sobre el cambio climático y la biodiversidad se leen como un grito de desesperación. En el lanzamiento de estos informes, el Secretario General de la ONU, António Guterres, habló de un “código rojo para la humanidad”, al tiempo que comentó que nuestros líderes mienten con sus “promesas climáticas incumplidas” y “promesas vacías”.
Cuando un alto diplomático usa táles palabras, es claro que uno está viviendo tiempos turbulentos. Después de una pandemia global, las noticias ahora están dominadas por la guerra, la inseguridad energética y la inflación galopante. Nos enfrentamos a una crisis que está impulsando a EE. UU. a reabrir tierras federales para la producción de petróleo, al Reino Unido a reconsiderar el fracking y a la UE a firmar contratos de gas a largo plazo con posibles efectos de bloqueo. A raíz de esto, la UE también ha decidido posponer su agenda legislativa sobre el uso de pesticidas y la restauración de la naturaleza.