El triunvirato formado por la Reserva Federal (Fed), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE) han subido sus respectivos tipos de interés oficiales un 0,50% en las últimas 24 horas, en el marco del endurecimiento de la política monetaria para reducir la inflación.
Los economistas de Schroders comparten sus opiniones al respecto:
Azad Zangana, estratega y economista senior de Europa de Schroders, comenta: "Tanto el BCE como el Banco de Inglaterra ralentizaron su ritmo de subidas (desde el 0,75%), pero igualaron las expectativas del mercado. Siguen preocupados por el riesgo de una mayor inflación y se prevén más subidas, pero hay algunas diferencias sutiles en las perspectivas de cara al futuro".
Los halcones del BCE retoman el control
El BCE ha subido sus tres tipos de interés oficiales, situando el principal tipo de refinanciación en el 2,5%. Aunque la subida ha sido menor que las dos anteriores, el tono del BCE ha vuelto a ser más duro, de halcón. En su rueda de prensa, la presidenta Lagarde ha declarado que serían necesarias nuevas subidas significativas para normalizar la inflación. Esto puede haber sido una reacción a las nuevas proyecciones de los expertos del banco central, que una vez más han revisado al alza las previsiones de inflación para los próximos años.
Los mercados monetarios habían estimado que el tipo de interés máximo del BCE se situaría entre el 2,75% y el 3% a principios del próximo año. Sin embargo, la señal del BCE parece sugerir que el tipo terminal podría ahora tener que ser más alto, dado el empeoramiento de las perspectivas de inflación.
El BCE también ha anunciado que, a partir de marzo de 2023, permitirá que algunos de los activos propiedad de su programa de expansión cuantitativa (QE) venzan sin ser sustituidos. Se espera que esto reduzca el tamaño de su balance en 15.000 millones de euros al mes hasta finales del segundo trimestre del año, momento en el que el comité volverá a evaluar el ritmo de liquidación. Esta medida, que era esperada, alinea al BCE con el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal en el inicio del endurecimiento cuantitativo para reducir la liquidez a medida que suben los tipos de interés.
Las palomas del BoE empiezan a cantar
Mientras tanto, el Banco de Inglaterra ha elevado su principal tipo de interés oficial del 3% al 3,5%, ralentizando también el ritmo de subidas y, en contraste con el BCE, su votación sugirió que el Comité de Política Monetaria (MPC, por sus siglas en inglés) se estaba volviendo más pesimista. Tres de los nueve miembros del Comité disintieron: uno votó a favor de una subida mayor, hasta el 3,5%, y dos a favor de no hacer cambios (3%).
Estos dos miembros más pesimistas habían votado anteriormente a favor de subidas menores de los tipos, pero sus nuevos votos apuntan a que el Banco de Inglaterra podría estar a punto de completar su endurecimiento de la política monetaria. Han señalado que la economía real seguía mostrando debilidad y que han empezado a aparecer signos de ralentización en el mercado laboral.
Las actas de la reunión del Comité de Política Monetaria sugieren que las perspectivas de crecimiento e inflación se mantuvieron en gran medida sin cambios, aunque los resultados finales de esta última habían sido inferiores a las previsiones anteriores. Se espera que la Declaración (fiscal) de otoño del Gobierno aumente el crecimiento a corto plazo, pero reduzca la inflación gracias a la garantía del precio de la energía.
Las señales divergentes mueven las expectativas del mercado
Aunque las medidas políticas adoptadas hoy por el BCE y el Banco de Inglaterra han sido casi idénticas, la diferencia de tono ha empujado a los mercados en direcciones opuestas, particularmente, en los mercados de deuda pública, muy influidos por la evolución de los tipos de interés oficiales.
El tono más moderado del Banco de Inglaterra contribuyó a reducir los rendimientos de los bonos en toda la curva, así como la libra esterlina, tanto frente al euro como frente al dólar estadounidense.
En cambio, el tono más duro del BCE ha provocado una venta más significativa de bonos soberanos de la eurozona, empujando los rendimientos al alza. Por ejemplo, el rendimiento de la deuda pública alemana a 2 años (Schatz) subió 24 pb. El euro también subió frente a la libra y el dólar estadounidense.
Keith Wade, economista jefe de Schroders, comenta:
La Reserva Federal ralentiza el ritmo de subidas, pero mantiene su postura agresiva.
Como se esperaba, la Reserva Federal elevó los tipos 50 puntos básicos para situar el tipo de los fondos federales en el 4,5% (límite superior). El movimiento estuvo muy en línea con el mensaje del presidente Powell en el período previo a la reunión.
La sorpresa se produjo en el "diagrama de puntos", las proyecciones de los miembros del FOMC para el tipo de los fondos federales, que mostraron que sólo 2 de los 19 participantes esperaban que los tipos se situaran por debajo del 5% a finales del próximo año. La opinión media era que no habría recortes de tipos el año que viene, con el riesgo de que subieran. Esto no concuerda con el mercado, que espera una relajación de la política monetaria a finales de 2023.
En cuanto a las previsiones económicas, la Fed espera una caída de la inflación similar a la del consenso, pero con menos debilidad en el crecimiento y el empleo. Más bien un aterrizaje suave.
La opinión de Schroders es que se necesita una mayor caída de la actividad para reducir la inflación. Esto sigue siendo probable y seguimos pronosticando una recesión en EE.UU. el año que viene, lo que crearía un entorno en el que sería difícil para la Fed no relajarse su política monetaria.