Los últimos datos económicos muestran que la economía china sigue ralentizándose y el creciente riesgo de desinflación subraya la necesidad de un apoyo inmediato por parte de las políticas monetaria y fiscal. Por lo tanto, esperamos que el gobierno chino adopte medidas de estímulo económico en los próximos meses.
En cuanto a la política monetaria, esperamos que el Banco Popular de China (PBOC) recorte de nuevo 25 puntos básicos el coeficiente de reservas obligatorias (RRR) este trimestre y que el crecimiento de la financiación social total (TSF) repunte hasta el 9,8% interanual a finales de año. El PBOC ya recortó el tipo de la facilidad de préstamo a medio plazo (MLF) en 10 puntos básicos en junio, y es posible que se produzcan uno o dos recortes más en el segundo semestre de 2023. Aunque el tipo de interés nominal parece reducido, el tipo de interés real de China no lo es, en medio del actual entorno desinflacionista.
Además de la flexibilización de la política monetaria, la situación actual requiere fuertes medidas de política fiscal para estimular la demanda agregada e impulsar la confianza de empresas y consumidores. El estímulo fiscal del gobierno central financiado mediante un aumento de la deuda podría ser una forma más adecuada de contrarrestar las presiones económicas a la baja, ya que las fuentes de financiación de los gobiernos locales se utilizaron para apoyar al sector inmobiliario y desde entonces se han visto limitadas por una estricta regulación de los préstamos.
Esperamos un paquete de estímulo fiscal moderado durante el tercer trimestre de este año, aunque es poco probable que se trate de una política de estímulo masivo similar a un bazooka. Las medidas fiscales serían favorables para las instituciones financieras, las principales empresas estatales, los vehículos de financiación de los gobiernos locales y los sectores que favorecen la inversión, como la construcción y los materiales.
Unos datos económicos más débiles de lo esperado sugieren que la economía ha perdido parte del impulso de crecimiento tras la reapertura. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la economía china se enfrenta a retos tanto cíclicos como estructurales. Aunque creemos que la tasa de crecimiento del PIB superior al 5% es alcanzable para 2023, existen fuertes vientos en contra para un crecimiento sostenible en los próximos años, especialmente teniendo en cuenta tendencias seculares como la caída de las tasas de natalidad, el envejecimiento demográfico y las nuevas tendencias desinflacionistas.
La inflación medida por el IPC se redujo aún más, hasta situarse en junio en un 0,0% interanual, frente al 0,2% de mayo. En consonancia con el fuerte descenso de los precios de las materias primas, la inflación medida por el IPP (Índice de Precios de los Producción) bajó todavía más hasta el -5,4% desde el -4,6%. Mientras tanto, el PMI manufacturero oficial se situó en 49,0, por debajo del nivel expansivo de 50,0.
Oportunidades en un amplio universo de inversión
La inflación en los mercados desarrollados alcanzó el año pasado cotas no vistas en cuatro décadas. Las subidas de tipos de los principales bancos centrales provocaron un endurecimiento de las condiciones financieras tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Los países emergentes, que se enfrentan a retos similares y son más susceptibles a la volatilidad de los precios de los alimentos y la energía, comenzaron a subir los tipos antes y, en la mayoría de los casos, más rápido. Sin embargo, el impacto de algunas de las perturbaciones negativas de la oferta de 2022 se ha ido desvaneciendo desde hace algún tiempo.
La mayoría de los países han superado el pico de inflación, y los bancos centrales se preparan ahora para relajar sus políticas monetarias, o han comenzado a hacerlo de inmediato.
Se espera que este cambio positivo, unido a una emisión de bonos relativamente baja, impulse a la baja los rendimientos en los mercados emergentes. Cabe señalar que los bancos centrales de los mercados emergentes disponen de un margen de maniobra adicional a la baja, dado que sus medidas fueron más agresivas al alza.
Y, aunque es posible que ni la Reserva Federal de Estados Unidos ni el Banco Central Europeo hayan terminado aún de subir los tipos, las sorpresas hawkish son mucho menos probables de cara al futuro, dados los crecientes indicios de desinflación, ralentización del crecimiento económico y endurecimiento de las condiciones financieras por diferentes motivos que la política monetaria. En consecuencia, la probabilidad de que se produzcan situaciones de risk-off como las de los últimos meses es ahora mucho menor.
Además, las principales economías emergentes han reducido su vulnerabilidad en los últimos años gracias a unas cuentas corrientes mucho más saneadas gracias a la mejora de la relación de intercambio y a una menor dependencia de la financiación exterior en comparación con la década anterior.
Y, por último, las expectativas apuntan casi por unanimidad a un aumento del diferencial de crecimiento entre los países emergentes y los desarrollados en los próximos años. Con la ralentización de las economías estadounidense y europea mientras las economías emergentes cobran impulso, se espera que el diferencial de crecimiento aumente para un número mucho mayor de grandes mercados emergentes que en el pasado.
Aunque el sentimiento hacia la economía china se ha vuelto más pesimista en el último mes, no hay razón para abandonar la deuda de los mercados emergentes. El universo de inversión es lo suficientemente amplio y existen múltiples oportunidades de inversión. En algunos bonos soberanos de divisas fuertes, consideramos que todavía existe un buen valor de baja calificación, especialmente en los bonos del África subsahariana denominados en euros que no están en crisis. También encontramos oportunidades atractivas en bonos cuasi-soberanos de Asia Central y Europa del Este, la mayoría con grado de inversión. Los bonos de deuda externa de Bahamas, en un contexto de plena recuperación del turismo y de políticas fiscales responsables, también ofrecen oportunidades interesantes.
En moneda local, las estrategias de larga duración en América Latina y Europa del Este parecen atractivas dado el actual proceso de desinflación. Consideramos que los bancos centrales de los mercados emergentes de estas regiones podrán recortar los tipos antes de que lo haga la Reserva Federal estadounidense en los próximos meses, lo que debería impulsar los precios de los bonos en moneda local. En bonos corporativos, hay oportunidades atractivas en América Latina y Europa del Este.