De momento, todavía no hay consenso sobre que la economía vaya a sufrir una recesión global. Aunque, por desgracia, no hace falta que la economía entre en recesión para que los beneficios disminuyan.
¿Por qué? La respuesta está en la idea de apalancamiento operativo. Las ventas pueden ser volátiles, pero los costes dominados por los salarios son fijos y se ajustan mucho más lentamente. Si el crecimiento de las ventas es mayor que el de los costes, el apalancamiento en el crecimiento de los beneficios es considerable Es la magia del apalancamiento operativo. Sin embargo, si sucede lo contrario, la magia se torna en pesadilla. El apalancamiento operativo se revierte y los beneficios se desploman. Por ello, actualmente recomendamos limitar la ponderación de las empresas más cíclicas, excepto las empresas de servicios, que se beneficiarán en gran medida de la reapertura económica tras la ola de ómicron.
Europa ya está estancada y bordeará la recesión en los próximos trimestres. El aumento de los costes de producción y las probables subidas salariales demuestran que la reducción de los márgenes ya está en marcha. Por ahora, las empresas exportadoras, muy presentes en los índices, se han beneficiado de un efecto cambiario favorable que ha limitado el impacto y ha provocado pocos comentarios negativos de los directivos. Pero son los árboles que no dejan ver el bosque y es posible que el euro se revalorice si los tipos monetarios vuelven a ser positivos. En ese sentido, la señal de «valoración» no permite por sí sola un reposicionamiento significativo en los mercados de renta variable europeos Si volvemos a nuestros tres criterios de activación, al menos dos de ellos no se cumplen.
Por otro lado, en la gestora habían recomendado un reposicionamiento en la renta variable china. Un poco pronto, desde luego, pero insistimos en esta decisión. En un mes, el MSCI CHINA subió un 6.85%. A 10. 4% veces el beneficio, el mercado chino rara vez ha ofrecido un descuento semejante con respecto a los mercados desarrollados y debería beneficiarse de la reapertura económica en las próximas semanas. Por tanto, se dan los tres criterios, ya que la política del banco central chino respalda a las empresas, especialmente al sector inmobiliario, que se ha comportado especialmente mal en el último año.
En cuanto a la renta fija, vemos una pausa en la subida de los tipos de interés (como se esperaba), lo que debería aprovecharse para vender los activos menos líquidos. El high yield sigue sin ofrecer una relación atractiva de riesgo y remuneración. Solo si se entra en recesión tendremos que comprar, pero todavía no estamos en ese escenario.
¿Y si no hay recesión? ¿Y si los bancos centrales logran un «aterrizaje suave»? Entonces sí, tendremos una fuerte señal de compra, especialmente en la renta variable. Mientras tanto, seguimos algo infraponderados preocupados por la autocomplacencia de los analistas sobre el impacto de la desaceleración de la economía en los beneficios y seguros de que los bancos centrales no se desviarán en su deseo de «romper» la inflación.
Lamentablemente, el endurecimiento de las condiciones financieras y la gran retirada de la liquidez en el mercado siguen siendo los principales criterios que determinan la asignación de la gestora.
Pero, tras las caídas de este arranque de año, están reapareciendo ciertas oportunidades de inversión. En nuestro último editorial mencionamos algunos valores tecnológicos estadounidenses, y los valores chinos completan ahora nuestros componentes de diversificación Todavía queda mucho año por delante.