"Europa está luchando por crecer mientras supera la crisis energética y la subida de los tipos de interés. En un contexto de crecimiento cíclico limitado, observamos que los inversores vuelven a centrarse en el potencial de beneficios estructurales a largo plazo de las empresas que controlan. Hemos asistido a un repunte extraordinariamente pronunciado de los beneficios corporativos tras la pandemia -no muy lejos de duplicarse en 2021-2022 desde el mínimo de 2020, y a medida que esto se desvanece, 2023 parece estar por debajo de un solo dígito en Europa-, los inversores buscarán tanto lo estructural como lo idiosincrásico.
Recordemos que entre 2011 y 2020 apenas hubo crecimiento de los beneficios en el mercado, por lo que será clave encontrar empresas que tengan la capacidad de ofrecer resultados en lo que puede ser tanto un periodo de bajo crecimiento como de volatilidad. Para nosotros, eso significa centrarnos en lo resistente y lo estructural, con alguna que otra idea idiosincrásica.
Seguimos muy centrados en encontrar áreas en las que Europa tenga ventajas competitivas y potencial para alcanzar niveles atractivos de crecimiento estructural a largo plazo, independientemente del ciclo económico. La transición energética abre grandes oportunidades (así como riesgos significativos) y vemos potencial residiendo allí tanto en servicios públicos como en industriales. El cambio tecnológico sigue siendo una constante y Europa cuenta con varias empresas líderes mundiales en el sector tecnológico, financiero y de medios de comunicación que pueden beneficiarse de la demanda de hardware, software y datos semiconductores.
La demografía también sigue siendo un motor clave, sobre todo en un mundo de menor crecimiento, que ofrece oportunidades en productos básicos, lujo, sanidad y servicios financieros. Las marcas de consumo potentes serán un activo valioso, al igual que la exposición a países con una demografía atractiva, ya sea por el envejecimiento o por el rápido crecimiento de la clase media. En nuestra opinión, es probable que el mercado francés siga ampliando sus sólidos resultados de los últimos tiempos. Dicho esto, hay oportunidades en todos los mercados para quienes estén dispuestos a buscarlas.
Un sector que se ha devaluado considerablemente en los últimos tiempos ha sido el de las especialidades químicas y los ingredientes. Se trata de negocios de alto rendimiento con buenos motores de crecimiento estructural a largo plazo. La reducción de existencias por parte de sus clientes y la superación del exceso de pedidos de la época de la pandemia han provocado un descenso de los volúmenes y han dificultado la recuperación de los costes fijos. A largo plazo, sin embargo, estas empresas tienen posiciones muy fuertes en la cadena de valor de la producción, son fundamentales para la innovación y el desarrollo de productos para sus clientes de bienes de consumo, productos químicos y ciencias de la vida.
Normalmente, la demanda en estos sectores es menos sensible a las pautas del ciclo económico y tiene un potencial de crecimiento muy superior al del PIB. No vemos razón alguna para que estas empresas no recuperen con el tiempo sus niveles históricos de crecimiento orgánico de los ingresos y, con las valoraciones actuales, vemos surgir algunas oportunidades interesantes para el inversor a largo plazo que pueda permitirse capear cierta incertidumbre a corto plazo."