Todavía queda mucho camino por recorrer antes de que el motor de combustión interna, que ha impulsado las economías desde la era del vapor, deje paso a los vehículos impulsados por electricidad o hidrógeno, pero el cambio ha comenzado. 

La industria del automóvil, que durante mucho tiempo ha sido un negocio intensivo en capital, cíclico y de bajos márgenes, está empezando a mostrar signos de transición. Aunque a las empresas automovilísticas todavía no les resulta rentable fabricar vehículos eléctricos, ni estos tienen un precio apropiado para el mercado de masas, el entorno normativo es positivo y se está invirtiendo capital. Todas las empresas del sector se han comprometido a ser neutras en cuanto a emisiones de carbono para 2050 y el Acuerdo Europeo ha establecido el proyecto de cambio transformacional.  

De aquí a 2030, las emisiones de los coches deberán reducirse en un 55% y las de las furgonetas en un 50% respecto a los niveles de 1990. A partir de 2026, el transporte por carretera estará sujeto al comercio de derechos de emisión, lo que pondrá precio a la contaminación, estimulará los combustibles más limpios y reinvertirá en tecnologías limpias.

El paso de los vehículos que utilizan combustibles fósiles a los eléctricos y al hidrógeno no será consecuencia de una fórmula mágica que permita que la industria se vuelva ecológica. El sector del automóvil es responsable del 13% de las emisiones mundiales de CO2, y las emisiones del tubo de escape de los vehículos representan casi el 80% de esta huella. Con los vehículos eléctricos, la cuestión de las emisiones sigue vigente, sólo que se traslada del tubo de escape a la fuente de energía.

Como inversores responsables, desde abrdn quieren destacar otras preocupaciones de importancia crucial para la sostenibilidad, como por ejemplo: ¿cómo se abastecerá la industria de todas las materias primas necesarias para los vehículos eléctricos de la forma más responsable posible? ¿Cómo se preparará la mano de obra de la industria para la transición a los vehículos eléctricos, que puede suponer una importante reducción de plantilla? 

Cuando se analizan las empresas automovilísticas por sus credenciales medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG), estos son factores que ahora debemos tener en cuenta. El reciente análisis en profundidad de la gestora de la industria del automóvil les llevó a la conclusión de que las empresas del sector están haciendo más por el futuro sostenible y responsable de su industria de lo que se les puede atribuir.

Cuando evaluamos la reacción de un fabricante de automóviles ante el tránsito a los vehículos eléctricos, tiene sentido examinar de cerca su gobernanza. ¿Dispone el consejo de administración de las competencias necesarias para supervisar la transición a los vehículos eléctricos y vincula la remuneración a la reducción global de las emisiones? También queremos que los consejos de administración sean diversos e independientes, que velen por los intereses de todas las partes interesadas, y que la diversidad se refleje en la plantilla. 

También se está estudiando detenidamente cómo la industria automovilística está gestionando el cambio a la producción de vehículos eléctricos. Estos vehículos implican materiales industriales como el cobalto, el estaño y el aluminio que deben obtenerse con el debido cuidado y atención a toda la cadena de suministro. Hasta ahora, todas las empresas con las que hemos hablado podían dar detalles sobre su importante reducción en el uso de materias primas, pero tenían pocos o ningún detalle sobre los efectos anteriores del abastecimiento de materiales. Por tanto, se trata de un área en la que hay que centrarse mucho más.

El reciclaje de las baterías también necesita mejores actuaciones. En la actualidad, debido a la peligrosidad de los materiales, sólo se recicla el 5% de las baterías. A largo plazo, es seguro que habrá un aumento de las tasas de reciclaje, por lo que existe la oportunidad de que las empresas de automóviles se asocien o creen sus propios métodos de reciclaje, impulsando iniciativas de economía circular.  

La fabricación de vehículos eléctricos conllevará una reducción de la mano de obra, por lo que queremos asegurarnos de que las empresas automovilísticas se ocupan de sus trabajadores ahora y en el futuro.

Es necesario que haya planes de reciclaje, vías de jubilación anticipada y un compromiso total con los sindicatos para evitar huelgas y malas relaciones con los empleados. Las empresas automovilísticas también deben tener en cuenta a los trabajadores que participan en las cadenas de suministro más amplias. ¿Se obtienen las materias primas sin que se violen los derechos humanos? Nos tranquilizó comprobar que los fabricantes son cada vez más conscientes de estos riesgos. 

A raíz del amplio compromiso de abrdn con siete grandes empresas automovilísticas, estamos aumentando la calificación de riesgo en torno a los derechos humanos en la cadena de suministro, con el fin de destacarlo aún más ante la industria. También queremos incluir la protección de datos y la seguridad como un riesgo en todo el sector, ya que los coches son cada vez más tecnológicos y capaces de recopilar datos.

En la actualidad, la mayoría de las empresas automovilísticas tienen una puntuación baja en materia de ESG, pero abrdn quiere sugerir un aumento general de las puntuaciones para el sector, ya que la concienciación de las empresas automovilísticas sobre los riesgos ESG a los que se enfrentan es mayor de lo que los inversores pueden creer.