Este impacto perjudicó la rentabilidad de las empresas industriales y ejerció una presión considerable sobre los presupuestos tanto de los consumidores como de las autoridades locales.
Como consecuencia indirecta, el euro también cayó por debajo de la paridad frente al dólar en septiembre de 2022. Dado que las materias primas suelen negociarse en dólares en los mercados mundiales, el colapso del euro elevó el coste de las importaciones de combustibles fósiles para la región, lo que añadió más turbulencias a los actores económicos locales. Sin embargo, este fenómeno parece estar revirtiéndose en 2025. Desde principios de año, el euro se ha apreciado casi un 10 % frente al dólar y el petróleo ha bajado un 15 %.
Hay varias razones que explican la caída de los precios del petróleo. En primer lugar, las perspectivas de demanda han empeorado debido a las previsiones de una desaceleración económica mundial este año, potencialmente agravada por los efectos de la guerra comercial. En segundo lugar, por el lado de la oferta, algunos países de la OPEP están tentados de superar las cuotas para recuperar cuota de mercado y mejorar sus finanzas, mientras que el crecimiento de la oferta de los países no pertenecientes a la OPEP sigue siendo positivo. También se observan los efectos de menor «intensidad petrolera» del PIB mundial (eficiencia energética y abandono de los combustibles fósiles).
Para Europa, la caída de los precios del petróleo es una buena noticia. Podría ayudar a reducir la inflación en la zona euro entre el tercer y cuarto trimestre de 2025 y dar más flexibilidad al BCE. Al aumentar el poder adquisitivo, también podría proporcionar un apoyo significativo al crecimiento en un momento en que las tensiones comerciales están creando incertidumbre.