Los bonos high yield europeos han demostrado su fortaleza en lo que llevamos de año. ¿Seguirá siendo así en 2024? Explicamos por qué pensamos que sí.

Tras un buen comienzo de año, los bonos europeos de alto rendimiento experimentaron un periodo de volatilidad provocado por la crisis de la banca regional en Estados Unidos y la desaparición de Credit Suisse. Como respuesta, los diferenciales de los bonos de alto rendimiento se ampliaron de forma significativa, pero desde entonces se han reducido considerablemente a medida que los inversores recuperaban el aplomo. La atención se ha vuelto a centrar en los posibles problemas relacionados con el impacto de la subida de tipos, el aumento de la inflación y la debilidad de las perspectivas económicas. A pesar de estos vientos en contra, seguimos siendo globalmente positivos con respecto a los bonos europeos de alto rendimiento. Y vamos a explicar a continuación los motivos principales para ello:

El rendimiento compensa con creces el riesgo

A finales de agosto de 2023, el mercado europeo de alto rendimiento ofrecía una rentabilidad a vencimiento del 7,45%, lo que consideramos que recompensa a los inversores por el riesgo que asumen. Aproximadamente el 40% del rendimiento se deriva de la curva de tipos de la deuda pública europea subyacente. Por lo tanto, una proporción significativa de la exposición en su totalidad es a los seguros bonos gubernamentales europeos. El otro 60% del rendimiento está compuesto por el diferencial de crédito, que es el rendimiento adicional que buscan los inversores que prestan su capital a las empresas como compensación por el riesgo de que incumplan su deuda.

Actualmente, este diferencial se sitúa en torno al 4,56% y muy por encima de la media a 10 años del 4,05%. En nuestra opinión, la rentabilidad adicional compensa con creces las actuales perspectivas de impago, según las previsiones de Moody's. A fecha de finales de junio, la tasa de impago prevista a 12 meses es del 3,80%, ligeramente inferior a la media a largo plazo de alrededor del 4,0%. Creemos que Moody's está siendo algo pesimista. Prevemos que la morosidad real será más benigna. Los inversores también deberían tener en cuenta la tasa de recuperación en caso de impago de una empresa, que históricamente se ha situado en torno al 50%. Esto reduce el impacto sobre la rentabilidad a cerca del 2%, en caso de que las previsiones de Moody's resulten correctas.

Luego está la situación económica. Si la economía cae en una recesión leve, los bancos centrales probablemente reducirían los tipos de interés y los rendimientos de la deuda pública bajarían. Esto impulsará los rendimientos de los inversores debido las ganancias que proporciona la sensibilidad a la duración subyacente. Teniendo en cuenta estos factores, confiamos en que los bonos high yield europeos proporcionen rentabilidades positivas a medio plazo.

Perfil de la deuda con un vencimiento ampliado

Las empresas aprovecharon el coste de financiación relativamente atractivo justo antes y durante la pandemia para ampliar su perfil de vencimientos. Durante 2019-2021, las compañías refinanciaron deuda por un valor total de aproximadamente el 80% de todo el mercado, asegurando bajos tipos de cupón por debajo del 4%. Esto significa que no hay un "muro de vencimientos" inminente en el que una gran proporción de la emisión de bonos en el mercado está a punto de vencer y los emisores afectados se ven obligados a refinanciar a tipos de interés vigentes posiblemente mucho más elevados. De hecho, menos del 20% del mercado llegará a su vencimiento a finales de 2024, y la mayor parte se producirán en 2026.

Esto proporciona un respiro, permitiendo a las empresas aguardar a que los bancos centrales hayan completado su ciclo de subidas y a que el coste de la financiación sea potencialmente inferior a los elevados niveles actuales.

Los fundamentales de las empresas son buenos en general, aunque se impone la cautela

Las compañías europeas se encuentran en una situación relativamente sólida. La economía parece resistente, el desempleo es bajo y el consumidor sigue gastando, lo que ha mantenido la rentabilidad empresarial. Sus balances no están excesivamente al límite, y los indicadores más vigilados, como el apalancamiento y la cobertura de intereses, se sitúan en niveles manejables.

Sin embargo, hay indicios de que las subidas de tipos y la elevada inflación están provocando tensiones en ciertos sectores del mercado. Las empresas sin poder de fijación de precios para repercutir el aumento de los costes o las industrias que sólo han logrado sobrevivir gracias a una financiación barata pueden tener dificultades. El mercado distinguirá entre los más fuertes y los más débiles. Por lo tanto, será importante que los inversores comprendan a la perfección a las empresas a las que presta capital. Por ello, consideramos que un enfoque de gestión activa puede añadir un valor significativo en este entorno.

Los bonos high yield europeos se comparan favorablemente con los estadounidenses

El mercado europeo de alto rendimiento tiene un perfil de riesgo más bajo que su equivalente estadounidense. Por lo tanto, podría ser la mejor opción si nos dirigimos hacia algunas perturbaciones económicas. Por término medio, la calidad crediticia del mercado europeo es un escalón superior (BB-), frente a la calificación estadounidense (B+). Según Moody's, a finales de junio, el mercado europeo también tiene una tasa de impago prevista a 12 meses más favorable, del 3,8%, frente al 5,6% de Estados Unidos.

Es de esperar que el perfil de riesgo más elevado se refleje en los precios; sin embargo, el diferencial de crédito estadounidense es bastante más estrecho. El mercado estadounidense "sólo" ofrece a los inversores un diferencial de crédito del 3,85%, frente al 4,50% de Europa. Este desequilibrio se refleja en toda la gama de calificaciones, desde BB hasta CCC. En su defensa, el mercado estadounidense tiene un mayor rendimiento a vencimiento, del 8,5%, aunque esto se debe principalmente al mayor rendimiento disponible de los bonos subyacentes del Gobierno estadounidense.

Conclusiones

El entorno de inversión se ha mostrado resistente en lo que va de 2023. Algunos inversores predicen una marcada desaceleración económica debido al endurecimiento de las condiciones monetarias. Otros consideran que los bancos centrales pueden lograr un aterrizaje suave y evitar la recesión. Sea cual sea el escenario que prevalezca, los bonos high yield europeos, con su equilibrio entre riesgo de crédito y sensibilidad a la duración, podría ofrecer resultados positivos a los inversores a medio plazo.