Se está produciendo un proceso de desapalancamiento en la industria de activos digitales. Los acontecimientos de los últimos meses demuestran cómo los activos digitales (o “criptoactivos”), para bien o para mal, se están fusionando, el mundo financiero tradicional. La disolución de Three Arrows Capital (3AC), junto con las pérdidas cada vez mayores de los prestamistas, han puesto de relieve el incipiente sector de los criptopréstamos.
Asimismo, estos sucesos también han demostrado los puntos fuertes de las aplicaciones de finanzas descentralizadas (DeFi), que aún funcionan sin problemas y proporcionan una transparencia y auditabilidad que no suelen estar presentes en el sistema financiero tradicional.
DeFi vs. CeFi
Para empezar, es importante establecer qué son y qué no son las “finanzas descentralizadas” (DeFi). La siguiente es una definición breve: “las finanzas descentralizadas (DeFi) ofrecen instrumentos financieros sin depender de intermediarios financieros como corredores de bolsa, mercados o bancos mediante el uso de contratos inteligentes en una cadena de bloques”.
Según la Taxonomía de Activos Digitales de WisdomTree, el segmento DeFi del ecosistema de activos digitales representa menos del 1% de la capitalización de mercado general. El segmento engloba un conjunto de aplicaciones descentralizadas (dApps) que operan en una o varias redes de contratos inteligentes de la primera capa (por ejemplo, Ethereum, Polygon, etc.). Estas dApps brindan servicios o instrumentos financieros, como trading, préstamos o derivados. Algunos ejemplos son Aave, Compound y SushiSwap.
El elemento clave de la definición de DeFi se encuentra al final. La idea de la “utilización de contratos inteligentes en una cadena de bloques”, es que se pueden auditar las participaciones en cualquier momento, gracias a la transparencia de los libros de contabilidad distribuidos (“cadenas de bloques”) y al código de contrato inteligente de fuente abierta. Las reglas del acuerdo son muy claras. Los usuarios de las aplicaciones DeFi disponen de sus propias claves públicas y privadas. De este modo, son ellos mismos quienes gestionan sus activos y pueden decidir cuándo y cómo utilizarlos..
DeFi contrasta con lo que algunos denominan Finanzas Centralizadas (CeFi) o Finanzas Tradicionales (TradFi). Históricamente, estos dos dominios estaban separados. Pero en los últimos años estas líneas se han ido difuminando.
La aparición de la industria centralizada de criptopréstamos es un ejemplo de ello. En términos generales, este sector puede dividirse en empresas de préstamos de criptomonedas (por ejemplo, BlockFi, Celsius, Babel Finance), intermediarios que conectan a los prestamistas con los prestatarios (por ejemplo, Genesis) y los propios prestatarios. Dichos prestatarios solían representar a los fondos de cobertura que, en algunos casos, adoptaban posiciones apalancadas en varios activos digitales. Three Arrows Capital (3AC) es uno de estos fondos de cobertura.
En caso de no tomar posiciones de apalancamiento a largo plazo en activos digitales, los prestatarios también podían invertir sus participaciones en aplicaciones DeFi para aprovechar el alto beneficio que suelen generar . Gran parte de esta actividad de préstamos involucró tokens vinculados al dólar estadounidense (“stablecoins”), lo cual es otro ejemplo de la confusión de los rieles financieros tradicionales y criptográficos. Teniendo en cuenta estos conceptos, se puede comprender mejor lo que está ocurriendo actualmente.
Que comience el desapalancamiento
Para comprender los eventos actuales, hay que partir del colapso del UST/LUNA de Terraform Lab. A principios de abril de 2022, la criptodivisa LUNA tenía un valor equivalente a unos 41 mil millones de dólares. Sin embargo, a mediados de mayo, su valor no alcanzaba los 300 millones de dólares. La cantidad máxima de USTs en circulación superó los 18 mil millones de dólares el 7 de mayo de 2022. Al 1 de julio de 2022, 1 UST cotizaba a 4 céntimos por dólar.
Hay que entender el colapso de UST/LUNA como una carga de profundidad: aquellos que estuvieron expuestos a la explosión ahora están flotando en la superficie del agua.
El primero en mostrar signos evidentes de inestabilidad fue el criptoprestamista Celsius cuando suspendió la retirada de fondos alegando “condiciones extremas del mercado”. El siguiente fue el criptoprestamista BlockFi, que comenzó a recortar personal antes de revelar que era una de las compañías involucradas en la liquidación de posiciones pertenecientes al fondo de cobertura 3AC. Es en este punto cuando se hace evidente la interconexión de los diversos criptoprestamistas con 3AC (y entre sí).
Por el momento, se cree que 3AC tenía más de 200 millones de dólares en juego con LUNA, y esto solo es el comienzo. El bróker cripto Voyager Digital ha revelado en declaraciones públicas que 3AC no pudo cumplir con los pagos de un préstamo de 15.250 BTC, por un valor aproximado de 305 millones de dólares, y 350 millones de dólares en USD Coin (USDC). Se cree que el market-maker y prestamista, Genesis, tiene cientos de millones de dólares comprometidos con 3AC.
Hasta la fecha, se han iniciado varios intentos de adquisición y rescate, pero no han llegado a cerrarse. Crypto Exchange, FTX, es una de las principales partes. Otra de ellas es la firma de criptoinversión, Morgan Creek Digital. El tiempo dirá cómo se desarrollará todo esto.
Esta historia puede resultar familiar porque se asemeja a lo sucedido con Long Term Capital Management (LTCM), pero sin los economistas del Premio Nobel (o el rescate del gobierno). Estos resultados son el fruto de adoptar posiciones apalancadas a largo plazo en mercados tan volátiles como los activos digitales. Vale la pena señalar que la falta de transparencia en torno a las posiciones apalancadas de los fondos de cobertura, como 3AC, y el nivel de colateralización de las posiciones de los prestamistas como BlockFi o Celsius, contrastan con la transparencia y la auditabilidad según la definición de DeFi explicada en al principio de este artículo.
En los próximos meses, se espera que los precios de los activos digitales sigan siendo moderados. La liquidación forzosa de las posiciones de activos digitales pone una oferta adicional en estos mercados, caracterizados por tener un sentimiento de aversión al riesgo desde enero de 2022. Incluso es probable que las redes o dApps, que no tienen nada que ver con las posiciones liquidadas y las insolvencias, y continúan operando sin problemas (por ejemplo, Aave y Compound), terminen con daños colaterales. También se espera que surjan más entidades insolventes, especialmente a medida que el volumen de operaciones disminuya en las criptobolsas pequeñas.
El camino hacia las DeFi responsables
La buena noticia es que la liquidación y quiebra de estas entidades aún no ha contagiado al sistema financiero tradicional. Sin embargo, a medida que las líneas entre los sistemas financieros de criptomonedas y tradicionales se van difuminando, seguramente los reguladores comenzarán a observar aún más de cerca las actividades en el ecosistema de los activos digitales y sus alrededores. Es probable que surja una “DeFi más responsable”, impulsada por reglamento y una supervisión más estrictos en las economías industrializadas. Esta tendencia se puso de manifiesto con la Orden Ejecutiva sobre la Garantía del Desarrollo Responsable de Activos Digitales en EE. UU. y la de los Mercados de Criptoactivos (MiCA) que pronto se aprobará en la UE. Esta nueva línea seguirá ganando terreno en un futuro próximo.