Con la volatilidad actual de los mercados y la incertidumbre económica global, ¿qué estrategias recomienda para los inversores que buscan preservar su patrimonio sin renunciar a la rentabilidad?

En este caso creemos que puede ser un año interesante para fondos de inversión de retorno absoluto, market neutral o long-short de renta variable por dos razones. 

Primero, porque aquellos inversores muy conservadores o defensivos que han estado durante 2023 y 2024, época de tipos de interés más altos invertidos en fondos monetarios, van a ver cómo las rentabilidades van a seguir siendo positivas, pero claramente decrecientes a largo del año, porque el BCE irá recortando tipos de interés. Y en segundo lugar, porque por aranceles, volatilidad del mercado reciente, lo que estamos viendo es un comportamiento bastante dispar entre diferentes sectores y este tipo de fondos pueden aprovechar esta dispersión entre rentabilidad de diferentes sectores como para generar rentabilidad, manteniendo una volatilidad muy baja y con una beta neutral de mercado, beta prácticamente cero, conseguir algo de alfa que debería superar los retornos decrecientes de los fondos monetarios. 

¿Cree que es posible ofrecer a los inversores rentabilidades garantizadas por encima del 5% en estos momentos?

Yo diría que no y siento ser portador de malas noticias, pero creo que es mejor ser sincero en esa idea de realidad a los inversores. 

No obstante, el 5% no debe ser un objetivo que se pueda garantizar, pero en torno del 4%, tendiendo al 5% debe ser un objetivo un poco voluntarista al que tender por una razón. Y es que, nosotros creemos que vamos a vivir una etapa de inflación estructural algo más alta, con lo cual pensar en un 4% de rentabilidad para inversores conservadores debe ser un objetivo al que tender, una meta a conseguir con el objetivo de conseguir rentabilidades reales positivas que después del efecto de la inflación no erosionen, por supuesto, el poder adquisitivo de los patrimonios. 

Y en este sentido, creemos que la deuda y singularmente el crédito europeo puede desempeñar un papel relevante, porque ahora mismo el crédito europeo puede ofrecer yields a vencimiento en el entorno entre el 3% o más cerca del 3,5%. En una cartera se puede incorporar algún fondo que pueda tener alguna posición muy selectiva en high yield europeo, pues nos podemos ir a yields medios en el entorno del 3,5% o cerca de nos al 4%, que con algún recorte ético por parte del BCE, como el que podemos tener, podríamos irnos a un 4% o cerca de un 4% de retorno anual, que como digo es una rentabilidad nominal superior a la inflación y por lo tanto rentabilidad real positiva. 

Por lo tanto, en resumen, garantizado el 5%, no lo diríamos garantizado, pero sí estar en el entorno de un 4% con bastante fiabilidad, un nivel de volatilidad reducido, porque los balances de las compañías están bastante saneados y las tasas de impago son prácticamente 0.

El sector tecnológico ha sido uno de los motores de crecimiento en los últimos años, pero también ha mostrado cierta corrección recientemente. ¿Cree que sigue siendo una apuesta atractiva o es momento de diversificar hacia otros sectores?

Yo diría que además de atractivo es absolutamente esencial. Primero, porque nos encontramos en una fase de gran transformación tecnológica, como es la inteligencia artificial que va a transformar y va a cambiar el modo en el que vivimos, el modo en el que trabajamos y va a mejorar la eficiencia de numerosas industrias. Y en segundo lugar, porque no olvidemos que las compañías tecnológicas siguen siendo aquellas que generan mayor crecimiento de beneficios, mayor generación de caja, balances más saneados y de una posición competitiva envidiable. Con lo cual estas compañías, desde luego, que hay que seguir teniéndolas en cartera.

¿Hay que diversificar? Por supuesto que sí. Más que nunca, quizá, en este año 2025 y en una doble vertiente. En primer lugar, incluso dentro del sector tecnológico hay que comenzar a diversificar porque la inteligencia artificial tendrá, digamos, varias olas tecnológicas y hay que ir cambiando desde una primera oleada más centrada en los famosos hyperscalers y compañías, digamos, fabricantes de semiconductores hacia las compañías que desarrollan los lenguajes de aprendizaje, compañías de software que desarrollan la inteligencia artificial y otras compañías ya en sectores financieros, industriales y demás que puedan beneficiarse de la inteligencia artificial. 

Y, por supuesto, aparte de esta diversificación dentro del sector tecnológico, ampliar también el espectro hacia otros sectores. No olvidemos que las 7 magníficas, las compañías tecnológicas han generado prácticamente la mitad de los retornos durante los últimos dos años, de un índice como el SP 500 americano. Y, bueno, pues ahora mismo las valoraciones están en niveles altos y las expectativas del mercado son tan exigentes que esto ha llevado a que compañías que han dado crecimientos en negocios relacionados con cloud computing e inteligencia artificial, cercanos al 30%, han sido considerados casi insuficientes, y ha habido alguna reacción negativa de resultados. Y, por el contrario, pues vemos sectores tipo salud, financieras, industriales que cotizan a PERs incluso inferiores a 18 o 19 veces y desde luego que comenzamos a ver oportunidades esos sectores, porque la velocidad de crecimiento de los beneficios va a ir convergiendo aunque siga siendo muy elevada en tecnología.

Los bancos centrales parecen estar moderando su política monetaria tras años de subidas de tipos. ¿Cómo cree que esto impactará a los mercados financieros y a la estrategia de inversión de los clientes de banca patrimonial?

De forma general, creemos que es positivo porque los bancos centrales comenzaron a bajar tipos de interés, este año el ritmo de bajadas se moderará, pero continuará. Y de manera general, independientemente del número de veces que los bancos centrales puedan bajar tipos, hay que recordar que tradicionalmente cuando los bancos centrales han podido bajar tipos sin que se haya entrado en un entorno recesivo, y recordemos que la economía, tanto la americana como la europea, siguen creciendo, aunque a tasas diferentes, en general un entorno de bajada de tipos sin entrar en recesión suele ser positivo para activos tanto de renta fija como de renta variable. 

Dicho esto, yo creo que es importante destacar que hay una incertidumbre notable derivada de los aranceles del efecto inflacionista que puedan tener y esto pues quizá deja un margen de maniobra más reducido a la Reserva Federal para bajar tipos que probablemente pues no pueda bajar hasta el verano. Con ello los inversores en deuda americana tendrán que tener en cuenta que quizá lo que puedan capturar es un yield o una tir a de vencimiento interesante, pero quizá no deben tener la expectativa de beneficiarse de numerosas bajadas de tipos de interés; mientras que en Europa pues sí tendremos una política monetaria digamos menos restrictiva, con alguna bajada más de tipos de interés por parte del BCE por el hecho de que la inflación es un poco más baja y el crecimiento es un poco más débil y vulnerable ante los aranceles. 

Por lo tanto, desde luego que tendremos una captura de yields interesantes, algún beneficio, digamos, alguna revalorización adicional por bajar de tipos más en Europa que en Estados Unidos y en la medida en que los tipos de interés puedan bajar también restará algo de presión sobre la valoración de las compañías en la medida en que los tipos de interés sin riesgo usados en las valoraciones se sitúen en niveles o en rangos un poquito más cómodos pues esto sí que debería dar cierto soporte a las bolsas.

En el contexto actual, ¿qué papel juegan los activos refugio, como el oro o la renta fija, dentro de una cartera bien equilibrada? ¿Siguen siendo opciones atractivas o han perdido peso frente a otras alternativas? ¿Qué peso habría que tener de estos en cartera?

Siguen siendo relevantes sin duda porque siempre hay que tener activos en una cartera que generen cierta descorrelación y que ayuden a equilibrar la cartera, especialmente, después de dos años muy buenos para la renta variable. Creemos que el 2025 sigue ofreciendo oportunidades por crecimiento económico y por expansión de los resultados empresariales, pero desde luego las valoraciones sí que limitan un poco más el potencial de la revalorización de lo que teníamos en 2023 y 2024. Por lo tanto, los activos refugios siguen siendo necesarios. 

El oro por supuesto y creemos que sigue siendo interesante por dos razones. En primer lugar, por su capacidad o su potencial como activo refugio. Y en segundo lugar, porque el principal activo refugio competidor como es la renta fija soberana pues está experimentando mayor volatilidad en los últimos años por dos razones: primero por presiones inflacionistas, sobre todo en Estados Unidos; y en segundo lugar porque no hay una senda clara de consolidación fiscal por parte de los estados. 

Desde la selección de Trump sí que vimos como la rentabilidad de los bonos del tesoro subía ante una proyección de mayor déficit, sobre todo si entran en vigor todos los estímulos fiscales. Y por la parte europea sí que estamos viendo una subida notable de tires de la deuda soberana, sobre todo si Europa tiene que hacer frente a un mayor esfuerzo inversor y un incremento del gasto público para financiar esos esfuerzos para fortalecer la defensa europea. 

Con lo cual, la renta fija soberana ha perdido un poquito de capacidad de descorrelación con respecto a la renta variable, pero aún así hay que tenerla en cartera por esa condición un poco de activo refugio. Y desde luego el oro teniendo en cuenta esa creciente incertidumbre geopolítica, especialmente en Europa, sí que sigue siendo un activo relevante en nuestra opinión y que desde luego pues debe tener un peso no despreciable a la hora de equilibrar las carteras, especialmente aquellos inversores que inviertan en la típica cartera multiactivos, un 40-60 o 60-40. Con lo cual, un oro, renta fija o renta fija soberana que sumados estén en el entorno entre 5% y 10%, desde luego que nos parece interesante.