Todavía no está claro si la economía estadounidense logrará evitar un «aterrizaje forzoso». Consideramos que la probabilidad de que se produzca una recesión ha aumentado con creces, lo que refleja las preocupaciones relativas a la amenaza de que la Reserva Federal estadounidense lleve a cabo un endurecimiento excesivo de la política monetaria.
Tal y como muestra el gráfico 1, las previsiones apuntan a que la curva de los futuros sobre los fondos federales superará el tipo neutral estimado por un margen significativo. A la hora de valorar el doble mandato de la Fed, su presidente, Jerome Powell, ha dejado claro que está poniendo mucho más el foco en contener la inflación que en salvaguardar el crecimiento económico. En consecuencia, la Fed ha indicado que está dispuesta a orquestar una recesión —que constituiría un riesgo colateral— en el marco de su lucha incondicional contra la inflación en caso de ser necesario.
Si se produce un «aterrizaje forzoso» de la economía, la Fed probablemente efectuaría un cambio de marchas y volvería a optar por una relajación de la política monetaria, aunque únicamente si las dinámicas inflacionarias vuelven a estar bajo control. En general, la economía de EE. UU. se enfrenta a un periodo de incertidumbre y volatilidad considerables, y existe una amplia gama de posibles desenlaces.
Todavía existe una vía para lograr que la economía del país protagonice un «aterrizaje suave», pero esta se estrecha por momentos. Si Estados Unidos consigue evitar una recesión, será principalmente gracias a la resiliencia de los consumidores del país y a un cierto alivio en el plano de las limitaciones en la oferta. El reto será encontrar el equilibrio adecuado: un gasto de consumo sólido y persistente seguramente llevaría a la Fed a continuar subiendo los tipos, lo que se traduciría en una recesión.
Sin embargo, las crecientes presiones inflacionistas han provocado que la confianza de los consumidores marque mínimos históricos y, de cara al futuro, existe el riesgo de que el gasto de consumo experimente una ralentización notable y deje de constituir el principal motor del crecimiento económico. El factor clave a la hora de determinar si la economía estadounidense puede lograr un «aterrizaje suave» será la dinámica de la inflación a corto plazo. Hasta la fecha, hemos visto escasos indicios de que la inflación esté a punto de revertir su trayectoria.
Por ende, la Fed tendrá que observar una clara tendencia a la baja en la inflación subyacente antes de volver a adoptar un sesgo más neutral en su política monetaria. Además, el marcado repunte de las previsiones de inflación a largo plazo suscita preocupaciones en el seno del banco central. Sin embargo, este parámetro podría pasar a presentar una trayectoria más favorable en caso de que se normalicen las limitaciones en la oferta (es decir, a raíz de una perturbación positiva en el plano de la oferta) y de que se modere una demanda que se encuentra sobrecalentada.
¿Cuáles con las consecuencias para los mercados de renta fija?
Teniendo en cuenta que las probabilidades de que se produzca una recesión son cada vez mayores, el argumento a favor de adoptar un posicionamiento drásticamente corto en duración resulta más débil. Somos de la opinión de que existen menos probabilidades de que los tipos a largo plazo suban mucho más desde los niveles que presentan en la actualidad.
Sin embargo, los tipos en el tramo corto de la curva podrían continuar siendo susceptibles a la persistencia de una inflación en cotas elevadas, a un mercado laboral que reviste solidez y a una Fed que adopta una postura restrictiva en materia de política monetaria, con lo que se mantiene el riesgo de que los tipos a corto plazo registren subidas adicionales.
En caso de que los fundamentales macroeconómicos sigan deteriorándose y se materialice una recesión, prevemos que tendrá lugar una ampliación de los diferenciales de crédito, lo que exigirá efectuar los análisis y la selección de valores de forma meticulosa para contribuir a gestionar las exposiciones crediticias.