La institucionalización de Bitcoin: logros en 2024 y perspectivas para 2025
El año 2024 marcó un momento crucial para bitcoin, con un crecimiento significativo tanto en adopción como en institucionalización. Este impulso comenzó con la admisión regulatoria de productos cotizados en bolsa (ETPs) de bitcoin en EE.UU., que culminó con el precio de bitcoin alcanzando su máximo histórico de más de 100.000 dólares en diciembre.
A finales de año, la capitalización bursátil mundial de los activos cotizados se situaba alrededor de los 216 billones de dólares. Las criptomonedas, con una capitalización de mercado conjunta superior a los 3 billones de dólares, representaron aproximadamente el 1,5% de la cartera del mercado mundial. De este modo, las criptomonedas, como clase de activo, se situaron junto a categorías ya establecidas como bonos de alto rendimiento, bonos ligados a la inflación y renta variable de pequeña capitalización de mercados emergentes.
Los inversores institucionales adoptaron cada vez más los ETPs de bitcoin, reconociendo su potencial como activo volátil, pero no correlacionado, para mejorar los perfiles de riesgo-rentabilidad de sus carteras multiactivos. Las entradas netas en ETPs de bitcoin con respaldo físico superaron los 34.000 millones de dólares a nivel mundial en el año 2024, lo que refleja la creciente confianza en esta clase de activos. Además, muchos inversores institucionales empezaron a reconocer que optar por no asignar fondos a bitcoin era una decisión activa de infraponderación, algo que requiere una sólida tesis de inversión para poder justificarse.
Se prevé que las tendencias surgidas en el año 2024 se aceleren y evolucionen a lo largo de 2025. Es probable que la institucionalización se profundice a medida que el bitcoin gane mayor aceptación entre los gestores de carteras tradicionales. Se prevé que los inversores institucionales mejoren sus estrategias multiactivos para incorporar bitcoin a sus carteras de manera más eficiente. Además, se espera que la asignación neutra de aproximadamente el 1,5% de una cartera a bitcoin se convierta en una norma ampliamente aceptada, y que la infraponderación o exclusión de bitcoin se perciba cada vez más como una opción potencialmente menos óptima.
Es probable que la resiliencia y el valor de bitcoin como inversión alternativa no correlacionada atraigan un mayor reconocimiento, consolidando aún más su papel en las carteras mundiales. Además, el mercado puede ser testigo del aumento del número de productos financieros innovadores basados en Bitcoin, ofreciendo a los inversores cierto control sobre las caídas máximas y/o la volatilidad.
Los acontecimientos del año 2024 sentaron unas bases sólidas para la evolución de bitcoin hacia un activo de uso generalizado. A medida que avance el año 2025, bitcoin está bien posicionado para consolidar su estatus, atrayendo a una base de inversores aún más amplia. La adopción continuada y unos entornos normativos potencialmente más favorables deberían permitir a Bitcoin mantener o incluso aumentar su cuota de cartera en el mercado global.
Creando valor en Japón
La renta variable japonesa se disparó en el año 2024, con el índice Nikkei 225 registrando su mejor año desde 1989, a pesar de cierta volatilidad del mercado. Incluso tras las ganancias registradas por segundo año consecutivo, la valoración de la renta variable japonesa, el ratio precio-beneficio (PER), se sitúa por debajo de la media de los últimos cinco años. La recuperación de Japón ha sido generalizada, en consonancia con la sólida tendencia de los beneficios de las empresas japonesas. Además, el curso de la reforma estructural de Japón continuó en el año 2024, con las empresas centrándose cada vez más en la rentabilidad del capital.
El primer ministro, Shigeru Ishiba, se enfrentó a algunas turbulencias tras asumir el cargo en octubre de 2024, pero consiguió ganar una segunda vuelta a mediados de noviembre que le permitió mantenerse en el poder. Sin embargo, dado el frágil gobierno en minoría de Ishiba, tendrá que buscar el apoyo de los partidos de la oposición, incluido el Partido Democrático para el Pueblo (PDP), para llevar a cabo recortes fiscales y en subvenciones que ayuden a aumentar la renta disponible.
El cambio a una economía inflacionista
El crecimiento de la renta real pasó a ser positivo en el año 2024 gracias al continuo aumento de los salarios. Hay razones de peso para creer que el crecimiento de los salarios reales podría reactivar el crecimiento del consumo. Rengo, la mayor federación sindical de Japón, anunció su objetivo de subida salarial de más del 5 % para el año 2025. Esto respalda la continuación de un crecimiento saludable de los salarios en Japón, ya que casi el 70% de la población activa del país trabaja para pequeñas y medianas empresas (PYMEs).
Un efecto secundario de la inflación es que estimula las reformas empresariales. El entorno inflacionista está empujando a las empresas a canalizar el exceso de efectivo a través de retribuciones a los accionistas o gastos de capital para crear valor. El posible efecto dominó de los cambios en Seven & I Holdings y las conversaciones sobre una fusión entre Honda y Nissan indican una coyuntura crítica para las empresas japonesas.
Catalizadores para el año 2025
Es probable que los aranceles de Trump cobren protagonismo en el año 2025. Desde la pandemia, las empresas japonesas dependen más de Estados Unidos y menos de China. Sin embargo, Japón podría no ocupar un lugar demasiado destacado en la agenda comercial de Trump, dada la importancia que Estados Unidos concede a Japón como uno de sus aliados más importantes. Teniendo en cuenta que el impacto de los aranceles podría notarse más en China, Japón podría beneficiarse ganando más cuota de mercado a costa de China. Además, los fabricantes japoneses pueden encontrar cierto alivio, ya que muchos se dedican a la producción dentro de los propios EE.UU., que han sido importantes fuentes de empleo.
La posibilidad de una fortaleza sostenida del dólar estadounidense (debilidad del yen) bajo la agenda de Trump se traduce en una mayor responsabilidad del Banco de Japón (BOJ) para garantizar que las expectativas de inflación se estabilicen en el objetivo de estabilidad de precios del 2 %. Este entorno favorece la inclinación hacia las acciones japonesas orientadas al valor, que se benefician de unos tipos de interés más altos en EE.UU., la debilidad del yen y las recompras de acciones a gran escala por parte de empresas con un valor contable bajo (medido a través del ratio P/B o Price-to-Book).
Una baza para las small caps de los mercados emergentes
En los últimos 24 años, el valor de las small caps de mercados emergentes ha superado al de aquellas de gran capitalización en un 143%. A lo largo del año, el ciclo de relajación monetaria de la Reserva Federal, los estímulos fiscales y monetarios coordinados de China y una oleada de subidas de las calificaciones de la deuda soberana de los mercados emergentes dieron alas a los mercados de renta variable de estas regiones. Aunque la reelección de Trump (y la perspectiva de mayores aranceles y un fortalecimiento del dólar estadounidense) interrumpió parte de este impulso, la renta variable de pequeña capitalización de mercados emergentes destaca por su mayor enfoque doméstico y su resiliencia frente a perturbaciones externas, como las tensiones comerciales y las fluctuaciones de las divisas.
Hay tres razones por las que la renta variable de pequeña capitalización de los mercados emergentes destaca en el panorama actual:
1. Resiliencia a las guerras arancelarias
Durante el primer mandato del presidente Trump (2017-2021), la renta variable de pequeña capitalización de mercados emergentes ganó un 54%, superando la subida del 42% de la renta variable de gran capitalización de mercados emergentes. Un factor clave de este mejor rendimiento fue su dependencia de los ingresos nacionales más que del comercio internacional. Esto redujo su exposición directa a los aranceles y a las alteraciones relacionadas con el comercio, en particular las que afectan a las mercancías transfronterizas.
2. Aislamiento frente a la fortaleza del dólar
Las valoraciones de small caps de mercados emergentes son menos sensibles a los movimientos del dólar estadounidense que las de large caps. A lo largo de la última década, la correlación entre la variación a 12 meses del dólar estadounidense y el dato adelantado de crecimiento del BPA fue de -0,27 para las small caps de los mercados emergentes, significativamente inferior a la correlación de -0,63 observada en large caps.
Ya que se espera que las políticas de Trump den soporte al dólar estadounidense en el año 2025, las acciones de pequeña capitalización de los mercados emergentes ofrecen un mayor aislamiento a la divisa, lo que permite a los inversores capear la volatilidad relacionada con las divisas con mayor eficacia.
3. Las small caps prosperan gracias al crecimiento doméstico
La renta variable de pequeña capitalización de los mercados emergentes suele tener un rendimiento excepcionalmente bueno en periodos de fuerte recuperación económica en el ámbito doméstico, como la que están experimentando actualmente muchas economías emergentes. Su enfoque localizado les permite capitalizar los factores internos de crecimiento, lo que las convierte en una opción atractiva de diversificación y resiliencia en el incierto entorno mundial actual.
Para los inversores que buscan crecimiento, ingresos y diversificación, las small caps de mercados emergentes parecen representar una oportunidad para el año 2025 y en adelante.