“Nuestra previsión de 5.000 puntos para el S&P 500, está sólo un 9% por encima de los niveles actuales y, de alcanzarse, sería una excepción. En los últimos 20 años, solo se ha registrado una rentabilidad positiva de un dígito en cuatro ocasiones”, explica Stephen Auth. Pese a que moderadas perspectivas de subida para el índice estadounidense, subrayan que “la verdadera acción en el mercado probablemente se produzca bajo la superficie, impulsada por valores más pequeños y medianos que realmente no han participado hasta hace poco en el gran repunte de este año”. En este sentido, Geir Lode recuerda que “los valores de pequeña capitalización medidos por el índice Russell 2000 han caído casi un tercio desde su máximo en noviembre de 2001”, una caída que típicamente está asociada a una recesión. Pero las perspectivas son positivas pues considera que “los inversores podrían ver otro máximo histórico para las acciones de pequeña capitalización en 2024”.
Por otra parte, Mohammed Elmi se centra en los mercados emergentes y explica que “en 2024, los responsables políticos tendrán que abordar el mercado inmobiliario y su deuda asociada en forma de préstamos de promotores e hipotecas para que el crecimiento se recupere de forma significativa”. Además, estas regiones estarán muy pendientes de las elecciones de EE UU, “ya que cualquier cambio en las relaciones bilaterales entre EE UU y los distintos países o bloques de los mercados emergentes puede repercutir en los diferenciales”. De hecho, destaca que “uno de los riesgos geopolíticos más significativos en este contexto es una escalada de las tensiones comerciales con China”. Con todo ello en mente, Elmi señala que, en su opinión, “el espacio de renta fija chino en 2024 sigue siendo desafiante y poco atractivo sobre la base de las valoraciones”, por lo que “no se puede subestimar la importancia de mirar más allá de China, como ha puesto de relieve recientemente la rentabilidad superior de países como México, Brasil, Perú y Turquía”.
Stephen Auth, CFA, Chief Investment Officer for Equities at Federated Hermes
La eterna esperanza de todo inversor es una subida lenta y constante del mercado a niveles cada vez más altos, a medida que los fundamentos positivos se traducen gradualmente en un sólido crecimiento de los beneficios y unas valoraciones estables.
Lamentablemente, en el mundo actual de ciclos de noticias de 24 horas, geopolítica, ciclos microeconómicos y macroeconómicos asíncronos, guerras comerciales mundiales y una fuerte intervención en la economía privada por parte de las autoridades monetarias, reguladoras y fiscales, los mercados tienen una forma de zigzaguear arriba y abajo de maneras que a veces oscurecen la tendencia subyacente. Y aunque 2024 seguramente dará al mercado mucho que asimilar a diario, a estas alturas del año que viene, al menos, puede que resulte ser el año más "normal" para la renta variable desde la era pre-Covid. Nuestra previsión, aunque se encuentra entre las más elevadas de Wall Street, de 5.000 puntos para el S&P 500, está sólo un 9% por encima de los niveles actuales y, de alcanzarse, sería una excepción. En los últimos 20 años, solo se ha registrado una rentabilidad positiva de un dígito en cuatro ocasiones.
Y después de la carrera desenfrenada de los últimos cuatro años, el 9% sería bienvenido en nuestros libros. Y lo que es más importante para los amantes de la selección de valores, como nuestro equipo de Federated Hermes, la verdadera acción en el mercado probablemente se produzca bajo la superficie, impulsada por valores más pequeños y medianos que realmente no han participado hasta hace poco en el gran repunte de este año. Este tema de un mercado que es más un trabajo de picar piedra que un fogonazo deslumbrante liderado por estos valores poco apreciados, y no por los "Siete Magníficos", es algo de lo que venimos hablando en estas páginas desde el verano.
Geir Lode, Head of Global Equities at Federated Hermes Limited
Los valores de pequeña capitalización medidos por el índice Russell 2000 han caído casi un tercio desde su máximo en noviembre de 2001. Se trata de una caída típicamente asociada a una recesión. Con un tiempo de recuperación medio de un año, los inversores podrían ver otro máximo histórico para las acciones de pequeña capitalización en 2024. Los rendimientos positivos del mercado en 2023 pueden explicarse en su totalidad por los valores estadounidenses de crecimiento de gran capitalización.
Con menos señales de recesión en el horizonte, los indicadores económicos se han vuelto alcistas para los mercados de renta variable. La inflación tiende a la baja y las cifras del mercado laboral por fin se están suavizando, lo que indica que los niveles de los tipos de interés han tocado techo. Los indicadores de confianza del mercado se han vuelto alcistas, con el VIX cerca de su mínimo histórico y los rendimientos de los bonos del Tesoro retrocediendo desde sus máximos recientes. Históricamente, los valores de pequeña capitalización han sido los más beneficiados en entornos macroeconómicos similares.
Aunque no escasean los ánimos festivos que inducen al rally, existe el riesgo de que la inflación y los tipos de interés se mantengan altos durante más tiempo. En general, los valores de pequeña capitalización tienen mayores niveles de endeudamiento y vencimientos más cortos de su deuda. Unos tipos de interés más altos suponen una costosa carga de refinanciación que podría castigar a las empresas muy apalancadas y la recuperación de los valores de pequeña capitalización. Las pequeñas capitalizaciones se benefician de un entorno más tranquilo, pero estamos prestando mucha atención a la carga de la deuda y a los plazos de refinanciación.
Mohammed Elmi Lead Portfolio Manager – Emerging Markets Debt at Federated Hermes
Aunque algunos de los datos económicos de alta frecuencia se han vuelto ligeramente más positivos (lo que quizá indique un rebote cíclico), los problemas a medio y largo plazo persisten. En 2024, los responsables políticos tendrán que abordar el mercado inmobiliario y su deuda asociada en forma de préstamos de promotores e hipotecas para que el crecimiento se recupere de forma significativa. Al contribuir directa e indirectamente a alrededor del 25% del PIB, una solución a la recesión inmobiliaria sería bienvenida y podría resultar significativa.
Las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 también pueden afectar profundamente al riesgo de los mercados emergentes, ya que cualquier cambio en las relaciones bilaterales entre EE UU y los distintos países o bloques de los mercados emergentes puede repercutir en los diferenciales. Uno de los riesgos geopolíticos más significativos en este contexto es una escalada de las tensiones comerciales con China. Si gana Biden, las relaciones podrían seguir suavizándose, como se vio en sus últimas conversaciones en California. Una victoria de Trump podría suponer el regreso de una política exterior transaccional en la que las sanciones se utilicen para lograr objetivos políticos clave, pero también es realista anticipar que cualquier cambio en la Casa Blanca podría desencadenar de nuevo una escalada.
En nuestra opinión, el espacio de renta fija chino en 2024 sigue siendo desafiante y poco atractivo sobre la base de las valoraciones. Por lo tanto, no se puede subestimar la importancia de mirar más allá de China, como ha puesto de relieve recientemente la rentabilidad superior de países como México, Brasil, Perú y Turquía.