Los inversores en fondos soberanos están adaptando sus carteras al nuevo entorno macroeconómico, caracterizado por una inflación rígida y un aumento del riesgo geopolítico y climático, según el undécimo “Invesco Global Sovereign Asset Management Study”.

La rápida subida de los tipos de interés y la brusca corrección de los precios de los activos cotizados llevaron a la mayoría de los fondos soberanos a registrar rendimientos negativos en 2022, y la gran mayoría de los inversores en fondos soberanos (86%) prevé que la inflación será mayor en la década actual que lo fue en la década anterior.

En respuesta a este nuevo escenario inflacionario, muchos se están replanteando fundamentalmente su estrategia de inversión en renta fija y activos privados, junto con un renovado interés por los mercados emergentes.

El estudio de Invesco, que se ha convertido en el principal barómetro de la actividad de los inversores en fondos soberanos, se basa en las opiniones de 142 directores de inversiones, responsables de clases de activos y gestores senior de cartera de 85 fondos soberanos y 57 bancos centrales, que en conjunto gestionan 21 billones USD en activos.

Replanteándose la renta fija

La renta fija es el tipo de activo con más opciones de aumentar en su asignación estratégica en el próximo año por parte de los fondos soberanos, con una intención de asignación neta del 28%, superando las infraestructuras (25%), el capital riesgo (21%), la renta variable cotizada (15%) y el sector inmobiliario (9%).

Sin embargo, la incapacidad de la renta fija para proteger las carteras de la corrección de precios de los activos de 2022 ha cambiado la forma en la que los inversores en fondos soberanos perciben esta clase de activos.

En lugar de una posición “set and forget” con fines de diversificación, ahora favorecen un enfoque más activo y táctico, creando valor mediante el reequilibrio activo a través de diferentes segmentos de renta fija y utilizando una amplia gama de estrategias, similares a las acciones cotizadas. Por lo tanto, los segmentos alternativos de la renta fija pueden desempeñar un papel más importante con el crédito privado, el alto rendimiento y la deuda de infraestructuras como las opciones más atractivas.

Históricamente clasificado como capital privado por muchos inversores en fondos soberanos, el crédito privado ha madurado hasta convertirse en una clase de activo distinta, a menudo respaldada por equipos de inversión especializados. Los inversores se han visto atraídos por perfiles más favorables de rentabilidad y riesgo de los fondos y sus altos niveles de liquidez, así como por la transparencia de las participaciones y los buenos niveles de diversificación dentro de los fondos, ya que la mayoría son de gran escala e invierten en una amplia gama de emisores.

“Aunque los rendimientos medios en 2022 fueron negativos, hubo una variación significativa dentro de los resultados”, asegura Rod Ringrow, Head of Official Institutions en Invesco. “Los que obtuvieron mejores resultados fueron los que reconocieron los riesgos planteados por los inflados precios de los activos y estuvieron dispuestos a realizar cambios sustanciales en sus carteras. La lección clave de 2022 fue que los fondos soberanos debieron estar preparados para demostrar una mayor flexibilidad y capacidad de respuesta en las condiciones del mercado”.

Mayor interés por los mercados emergentes

La subida de los tipos de interés ha renovado el interés por los mercados emergentes.

En los últimos años, a medida que los precios de los activos de los mercados desarrollados se disparaban en un contexto de tipos reales negativos, muchos fondos no encontraban la necesidad de asumir la investigación y riesgos adicionales asociados a las grandes asignaciones a mercados emergentes.

En cambio, la normalización de unos tipos más altos parece que va a cambiar esta situación, y muchos inversores en fondos soberanos comentaron el aumento de la resistencia, la fortaleza institucional y la estabilidad en los principales mercados emergentes. El 71% de los fondos soberanos espera que los mercados emergentes igualen o superen los resultados de los mercados desarrollados en los próximos tres años.

Casi un tercio (29%) de los inversores tiene intención de aumentar sus asignaciones a Emerging Asia-Pacífico en 2023, lo que la convierte en la región más popular junto con Norteamérica, y muy por delante de los países más desarrollados de Asia-Pacífico (15%), los más desarrollados de Europa (14%) y Oriente Medio (8%). Con un 22%, América Latina fue la segunda región más popular.

India sigue considerándose un mercado líder: el 76% de los inversores la consideran una atractiva oportunidad para la deuda de mercados emergentes en 2023, muy por delante de su competidor más cercano, Corea del Sur, con un 56%. México (51%), Brasil (49%), Indonesia (44%) y Sudáfrica (41%) han experimentado aumentos interanuales significativos en atractivo percibido.

Un enfoque más selectivo de los activos privados

Los inversores en fondos soberanos siguen interesados en los activos privados. Las infraestructuras se consideran la clase de activos más atractiva para los próximos cinco años, por delante de la renta fija, la renta variable privada y la renta variable cotizada.

Dentro de las infraestructuras, existe un interés considerable por la generación de energía renovable: el 81% de los soberanos la consideran un área atractiva, seguida en segundo lugar por la transmisión y el suministro de energía (65%). Esto se debió en parte a la guerra en Ucrania y la crisis energética que la siguió, que desencadenaron un aumento mundial de la demanda de infraestructuras renovables.

La corrección de las valoraciones en 2022 reveló inconsistencias de rendimiento entre los activos privados, lo que ha dado lugar a un enfoque más selectivo. Los inversores se muestran ahora más cautelosos con las operaciones de alto apalancamiento, y casi la mitad de los fondos soberanos afirman haberse visto disuadidos de realizar operaciones inmobiliarias (48%), de capital riesgo (49%) y de infraestructuras (43%) debido a estructuras de deuda poco atractivas.

En la actualidad, el sector inmobiliario se percibe como el segmento de activos privados menos atractivo, debido principalmente a los retos que afrontan los sectores de oficinas y minorista. Muchos fondos soberanos muy expuestos a estos sectores han buscado diversificarse en áreas como la industrial, la sanitaria y los centros de datos, que han ganado popularidad debido al crecimiento de las tecnologías digitales y el trabajo a distancia.

La corrección de los precios ha tenido escasa repercusión en el atractivo percibido de la renta variable, ya que sólo el 13% de los inversores en fondos soberanos considera que el binomio rentabilidad-riesgo es menos atractivo que antes. Más de un tercio (34%) lo ve más atractivo, y la mayoría (53%) no observa ningún impacto.

"A pesar de los retos, para muchos países soberanos la economía mundial sigue siendo fundamentalmente resistente y los rendimientos esperados en todas las clases de activos son más altos que en los últimos años", ha asegurado Ringrow.

Los datos de este año, sin embargo, revelan un desajuste entre los fondos soberanos y los bancos centrales en cuanto a las expectativas de tipos de interés para los próximos dos años.

Es mucho más probable que los fondos soberanos esperen que los tipos de interés reales tiendan a disminuir, aunque sigan siendo más altos que en la última década, mientras que los bancos centrales son más propensos a esperar que tiendan a aumentar. Esto refuerza la importancia de un enfoque vigilante y flexible.

Una nueva generación de fondos soberanos

En la última década se ha producido un auge de nuevos fondos soberanos: desde 2012 se han creado 27 nuevos fondos, la mayoría de ellos en África (11) y Asia-Pacífico (7).

La mayoría son fondos de desarrollo, establecidos para impulsar el crecimiento económico y la diversificación. Muchos fondos también se centran en la transición energética y, para algunos, éste se ha convertido en el principal objetivo de desarrollo. En total, el 65% de los fondos con objetivos de desarrollo tienen como fin facilitar la transición energética, lo que lo convierte en el objetivo más común, por delante del empleo (59%), el crecimiento del PIB (57%) y los objetivos sociales, como la sanidad y la educación (57%).

El reto para los nuevos fondos es ganarse la credibilidad de sus homólogos más consolidados. Demostrar unos niveles sólidos de gobernanza será clave, junto con asociaciones de investigación con otros fondos y gestores de activos experimentados para ayudar a desarrollar sus capacidades y conocimientos.

Liderando la transición energética

Los inversores en fondos soberanos están más decididos que nunca a financiar la transición energética. Los encuestados afirmaron que las ramificaciones del cambio climático (66% de las citas) y el coste financiero de la transición energética (53% de las citas) son dos de los tres riesgos más importantes para el crecimiento mundial en la próxima década, solo por debajo del creciente riesgo geopolítico.

Entre el 2017 y el 2023, el número de fondos soberanos con políticas ESG creció del 46% al 79%, y del 11% al 59% en el caso de los bancos centrales. La creciente importancia de la ESG se debió en un principio a los riesgos a largo plazo para la renta derivados del clima: en 2020, "mejorar la rentabilidad" y "reducir el riesgo" eran las principales motivaciones para adoptar políticas de ESG. La invasión rusa de Ucrania en cambio, destacó la importancia de la seguridad energética y provocó una urgencia aún mayor, ya que este año se registró la tasa más rápida de adopción de ESG tanto entre los fondos soberanos como entre los bancos centrales.

"Con la transición energética como prioridad, vemos que los inversores en fondos soberanos se concentran más en las infraestructuras y los bonos verdes", afirmó Ringrow. "Aquellos soberanos con amplios horizontes de inversión están considerando cada vez más las inversiones directas en infraestructuras verdes como medio de maximizar el impacto. En particular, los fondos soberanos de inversión, de pasivo y de desarrollo consideran que la "inversión directa en infraestructuras verdes" es el método más crucial para financiar la transición energética".